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"Esto me duele más a mí que a ti, cariño". El Sr. Seo susurró en tu oído.
Tu excitación goteaba por la polla del Sr. Seo y sobre sus pantalones de vestir. "Papi, p-por favor~" intentaste suplicar. "No, no, no, cariño", bromeó. "No te voy a follar hasta que el Sr. Qian dé el visto bueno, ¿de acuerdo?"
Esto es lo que obtienes por tratar de coquetear con el mismo Sr. Qian Kun. En tu defensa, solo querías poner celoso al Sr. Seo.
Tomando su teléfono, el Sr. Seo llamó al Sr. Qian.
"Hola, John", lo escuchaste saludar a través del teléfono. "Oye, Kun, solo quería saber cuánto tiempo pasaría hasta que mi bebé pudiera follar". Cuestionó tan casualmente a pesar de la situación no tan casual. El Sr. Qian le dijo algo a su querido Sr. Seo que estaba demasiado confuso para entender, solo lo supo cuando colgó el teléfono.
Quitando un mechón de cabello de tu cara, el Sr. Seo te miró con una gran sonrisa en su rostro. "Fóllate en mi polla".
Parpadeaste un par de veces antes de comenzar a rebotar hacia arriba y hacia abajo en su longitud. Tus gemidos resonaron con fuerza en su habitación, pudiendo finalmente sentir al Sr. Seo en lo más profundo de tus entrañas. El silbido que el Sr. Seo dejó escapar entre sus dientes te hizo saltar más rápido, tu coño estaba brotando de excitación en este punto. "Papi ~" gemiste, estabas seguro de que la baba goteaba de una comisura de tu boca.
"Así, muñeca", elogió, dejando chupones en todas tus tetas mientras las sostenía en la palma de sus manos. "Por favor... p-por favor", suplicaste en voz baja, desabrochando el polo del Sr. Seo y levantándolo por encima de su cabeza.
Ver el pecho del Sr. Seo hizo que la necesidad de correrse creciera dentro de ti, el tan familiar nudo en tu estómago se estaba formando, amenazando con desanudarse en cualquier momento. "Señor... Señor..." parloteaste, tu cabeza se sentía confusa mientras tus manos estaban sobre su pecho. "Papi, me voy a correr en tu... polla~" te quejaste en voz alta, el Sr. Seo te había levantado de su pene.
Sonriendo, miró el pulso de tu pequeño coño húmedo alrededor de la nada. "Bebé sucia", se burló, y te dio una fuerte nalgada en el trasero, enrojeciendo la carne. Su anillo de bodas dejando cierta marca en tu trasero.
Sacándote de su estudio, te sentó en su cama e inmediatamente colocó su polla sobre tu barriga. Nunca te habías dado cuenta de lo lejos que el Sr. Seo podía llegar a ti. "¿Ves eso, muñeca? ¿Eh?"
"Mhm"
"Así de fuerte te va a follar papi, pero ¿te vas a correr?" se burló, esperando que respondieras. "No", dijiste, el calor corriendo por tu cara. "¿Y por qué no?" Preguntó el Sr. Seo, sabiendo perfectamente el motivo. "Porque yo... yo fui una..." te callaste, demasiado avergonzada para siquiera decir la palabra. "¿Eras una qué? Escúpelo antes de que te saque la maldita respuesta."
