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–¿A dónde te gustaría ir ahora?

–Déjame pensar... ¡ah, ya sé!

–¿Cuál sería ese lugar señorita?

–El mirador.

–Sus deseos son órdenes.

Ya Amity sabía las intenciones de Luz, y no era una mala idea, ir a un sitio reservado y pasar un buen rato juntas era una gran forma de matar el tiempo.

La pelipúrpura aparcó el auto, desde allí había una vista hermosa de la ciudad uniéndose con el cielo.

Luz dio un brinco al asiento de atrás, sacando a Amity de su burbuja, luego tocó el asiento llamándola a su lado, y ella obedeció.

Rápidamente, la castaña juntó sus labios con los de su novia, empezando un beso tierno, suave, que pronto cambió de intensidad.

De nuevo, la pelipúrpura estaba siendo besada como si fuera la última vez por Luz, quien se encontraba encima de ella con sus manos clavadas en su pelo, acariciándolo. Sentía el calor subir por su cuerpo, apoyando de una vez por todas sus manos de la cintura de la castaña, acercándola más. Poco a poco, sus manos pasaron a ser sus brazos, que la envolvían firmemente.

Por más que estuviera disfrutando esto, Amity no iba a dejar que pase a más. O sea, estaban en su auto, parecían adolescentes hormonales.

Ok, son adolescentes hormonales, pero los planes que ambas tenían no podían abandonarse así por así.

El teléfono de Amity volvió a sonar, por lo que dejó de besar a Luz para buscarlo, y mientras ella procedió a besarle el cuello, haciendo la tarea de leer el mensaje que le enviaron más difícil para la muchacha.

[Señora Noceda 👀]

Ya pueden venir
Las espero
❤️
4:51 p.m.

o k
4:52 p.m.

–Bien, – apartó a Luz suavemente de donde estaba – hora de volver a casa.

–¿Ah? – dijo confundida.

–Ya tenemos que irnos amor.

–Pero, ¿por qué? – puso una cara triste.

–No puedo decirte...– movió sus manos en señal de misterio – Eso sí, sé que te va a encantar.

La castaña se quitó de encima de Amity y volvió a su asiento, emocionada. Parecía un niño de camino a una heladería.

Luz amaba su cumpleaños, aunque no tenía muchos amigos ni hacía las fiestas más increíbles, pero disfrutaba mucho, y tenía siempre a su lado a las personas que más le importaban, como a Amity.

Ella conoció a su novia en séptimo grado, en la escuela de arte. ¿Que si Luz era buena? Para nada, ella solo estaba ahí para aprender y divertirse. Después estaba Amity, una chica súper talentosa y... ¿estricta? Luz nunca supo bien cómo describirla, solo sabía que le estaba haciendo la vida imposible.

Estaban en la misma clase por su edad, y la tierna Luz la consideró tan bonita que quería ser su amiga, y en serio lo intentaba.

–¿Qué se supone que es eso? – preguntó Amity desconcertada.

–Un unicornio arcoíris. – sonrió.

–Bueno, pues no parece, deberías de dejar de hacer tonterías y prestarle atención a la clase.

Los trabajos de Amity eran muy realistas y serios, mientras que los de su novia eran todo lo contrario.

Con el paso del tiempo, Amity fue de rechazarla a tratar de ayudarla, y después de eso empezaron a conocerse más. Se volvieron amigas, las mejores amigas, pero ya luego de un año y medio la pelipúrpura (que en eso momento era castaña con highlights verdes) comenzó a sentir algo diferente por ella, algo que la asustaba. Se distanció un poco, pensó que de esa manera se solucionaría, mas no fue así, y cuando vio a Luz triste, no pudo más y le confesó lo que estaba ocurriendo con ella en ese momento. Para su sorpresa, Luz se sentía igual. Tardaron un poco, pero a las dos semanas ya estaban saliendo.

Llegaron a la casa, al fin.

–¿No me puedes dar ni siquiera una pista de la sorpresa?

–Luz, – la mira seria – entonces no sería una sorpresa.

–Ok, ok.

A tu lado [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora