Fue mi culpa.

14 3 0
                                    

Moría de ganas por sus lágrimas limpiar y una sonrisa dibujar.

... ... ...

Lili:

Mi día había pasado de forma casi perfecta, creí que nada podía arruinarlo, hasta que una sensación me hizo colapsar por un instante haciendo que tirara al suelo un vaso de porcelana muy costoso.

Y esto... ¿Que fue?

Pude retomar la postura, y de inmediato limpié el daño hecho, pues detestaba ver mi hogar sucio.

Por alguna razón, siento que algo malo le sucedió a mi querido...

No podía sacarme ese pensamiento de la cabeza. Rondaba mi mente una y otra vez como sangre por mis venas. Pronto me desesperé y tomé mi móvil para llamarlo, pero para mí sorpresa, no respondió ni después de ocho llamadas.

— ¡Maldición! ¡Debe estar con su amada Diana! — Supuse con fastidio, pues era ella quien robaba su atención.

Quisiera haber logrado lo mismo, y no sólo una noche...

— ¡Lili! — Llamaron a la puerta, era Richard, de eso no me cabía duda. — ¡Abre, por favor!

— ¡No te voy a dar de comer, glotón! — Me negué por completo a abrirle, hasta que...

— ¡Es Joseph!

¿Que? Entonces, ¿Le pasó algo malo?

— Espero no sea una broma. — Me concentré un momento para sentir la presencia de ambos pecados y en efecto estaban tras la puerta. — ¿Que sucede? — Les abrí y rápidamente entró Richard con mi querido del hombro. — ¿Qué te sucedió? — Pregunté asustada al ver su mirada tan muerta como la de un cadáver. — ¿Estás bien, querido?

— No creo que te responda. — Dijo Richard dejándolo en un rincón en el suelo. — Créeme que lo que acaba de pasar, quebraría a cualquiera.

— Oye por cierto... — Observé que tenía múltiples golpes por todas partes. — ¿Quien te hizo eso? — Pregunté y solo me bajó la mirada. — ¡Basta de tanto silencio! ¡Hablen!

— Fue mi culpa. — Respondió mi querido sin expresión alguna pero con un río de lágrimas. — Fue mi culpa, Lili.

— ¿De qué hablas, querido? ¿Que fue tu culpa?

— Yo maté a Diana. — Susurró.

Sus palabras me causaron escalofríos, sin embargo me negaba creer en lo que había dicho, pues tenía la esperanza de haber escuchado mal.

— Querido, creo que no te oí bien, ¿Podrías repetirlo?

— ¡Yo maté a Diana! ¡Fuí yo! ¡Yo lo hice! ¡Su corazón se detuvo por mi maldita culpa! — Se puse de pie como si estuviera enfrentándome con palabras. No paraba de llorar, y sus ojos brillaban en rojo, lo que me decía que había despertado su pecado. — ¡Fue mi culpa, Lili!

— Joseph, cálmate. — Le pidió Richard. — Vamos amigo, respira, tranquilízate, por favor.

Esto tiene que ser una broma... ¿Cómo es posible?

Jamás había visto a mi querido así, siempre fue una persona sonriente, carismática y optimista. Esto me afectaba a tal punto que desee que Diana volviera con tal de que mi querido fuera feliz, sin importar que eso lo alejara de mi lado.

— Querido, escúchame. — Caminé hasta el, me agaché y lo abracé. — Lamento mucho lo que estás pasando, no mereces este dolor, pero quiero que sepas, que sin importar cuán herido estés, estaré apoyándote hasta que cierren todas tus heridas. — No pude evitar dejar caer un par de lágrimas al escuchar su llanto, y con un abrazo un poco brusco, se aferró a mí con todas sus fuerzas. — No te dejaré solo, confía en mí, querido.

7 Pecados de la muerte. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora