Después de la noche de cine, había pasado el siguiente par de días con un insomnio terrible. Apenas tenía energía para levantarme de la cama y hacer de comer a Taehyung. Mi apetito también había mermado. De no ser por las risotadas de Tae mientras veía la televisión o jugaba en la arena, el silencio habría reinado por completo el lugar. No había rastro de Lalisa en la casa.
El tercer día empezaba a ser insoportable. Ya eran las ocho de la mañana y no había dormido un solo instante de la noche anterior, sin embargo no tenía sueño. Había escuchado el sonido de la puerta contra el marco un par de horas antes, mientras Lalisa salía para su carrera matutina, y un par de veces más cuando volvió para ducharse y hacer el desayuno, antes de irse finalmente al local. La situación era más que clara, se sentía incómoda con mi presencia en casa. Había pensado en volver a Auckland pero no entendía cómo podría lidiar con la situación en casa, con Kai y además ahora con todo esto entre nosotras. Partir así sería como huir sin arreglar nada, y no estaba dispuesta a perderla de esa manera. Decidí que aquella noche hablaría con ella acerca de lo que estaba ocurriendo, sería sincera y si recibía el rechazo más doloroso hasta entonces, de acuerdo. Pero no podía permitirme arruinar nuestra amistad así. Incluso con su negativa, esperaba rescatar los pedazos que quedaran de ambas tras aquel verano.
Era suficiente. Me levanté y serví el desayuno a Tae. Lalisa había preparado omelettes con espinacas, estaban dentro del microondas. La mañana transcurrió tranquila, Tae estaba muy interesado en pintar con acuarelas en la libreta que Kai le había obsequiado, por lo que prefirió quedarse en la habitación. Traté de ocupar mi mente preparando la comida del día: me decidí por ensalada de atún para nosotros dos, ya que Lalisa había pasado la última semana almorzando en el trabajo, y pensé que un poco de pasta alfredo con verduras sería una buena opción para cenar. Al menos un buen platillo aligeraría el ambiente por la noche mientras habláramos. Eso y una buena copa de vino rosado. Esperaba que no decidiera cenar fuera o llegar demasiado tarde. Seguramente estaría agotada.
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-¡Tía Lili!- escuché a Taehyung correr. Estaba saliendo de tomar una ducha, apenas eran las ocho. Eso significaba que Lalilsa había llegado temprano. Los nervios se apoderaron de mí en cuanto escuché su voz. Más temprano había resuelto hablar finalmente con ella, y aún con aquella certeza, no pude evitar sentir náuseas por lo que se avecinaba.
-¡Hola, campeón!- respondió, efusivamente. –Tienes las manos cubiertas de pintura, ¿me voy un día al trabajo y ya te hiciste todo un artista?- agregó, divertida.
-¡Sí! Mi papá me regaló las acuarelas y creo que quiero ser pintor para siempre- soltó una carcajada, seguramente Lalisa lo tendría en brazos haciéndole cosquillas. -¡Me rindo, me rindo!- gritó, riendo. No pude evitar la sonrisa que se formó en mi rostro. Aún sin presenciar la escena, podía sentir la ternura y el cariño que sentían hacia el otro. Siempre había sido mutuo, desde el primer momento en el que ella lo sostuvo en aquella habitación del hospital.
-Hice pasta para cenar. Alfredo con champiñones y tomate, no se me olvida- dije, tratando de sonar lo más casual posible, aunque sentí el temblor en mi voz y brazos. Me dirigí al horno para retirar la pasta. Sentí su mirada seguirme por toda la cocina.
-Gracias, Jennie- hizo una breve pausa, como dudando si aceptar la invitación. Apenas pude observarla de soslayo, pero estaba con el overol de siempre, aunque ya sin los restos de madera y polvo que usualmente lo cubrían. Probablemente estaría encargándose de la clasificación de los libros que llegaron durante la semana. –Me daré una ducha y me uno a ustedes.
-Perfecto. Mientras, pondré los panes al horno- sonreí.
-Genial. Huele delicioso- me regresó la sonrisa antes de darse la vuelta en dirección al baño.
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The seaside - JENLISA
FanfictionDespués de un matrimonio en crisis tras doce años juntos y un hijo en común de seis, Jennie Kim decide tomarse un descanso de su vida como madre y empleada en un banco para sanar heridas del pasado y del presente. Pero durante el verano en la costa...