Capítulo 4

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Todo estaba nublado y hacia mucho frío, de repente la sensación de calidez de haber entrado a un edificio abrazo mi cuerpo. La niebla poco a poco comenzó a disiparse y tan pronto como se fue, me encontré frente a un mostrador con un chico de ojos azules y cabello un tanto largo, rubio y rizado.

-Bienvenido a Amnesia. Me llamo Luke, ¿puedo ayudarlo en algo?- Se las arregló para prestarme la debida atención mientras atendía una llamada entrante y anotaba fechas en su agenda.

-Hola, quería ver al doctor, uhm.- Me sonrió y termino la frase por mi.

-Irwin, claro.- Asentí. Colgó el teléfono y revisó su agenda, señaló algo con su dedo índice y leyó en voz alta. -¿David Ridloff?

-¿Perdón?- Pregunté con una ceja alzada.

-Usted es David Ridloff, ¿no?- Me miró y ladeó la cabeza expectante. Negué con la cabeza y le dije mi nombre. Él miró su agenda un poco apenado por la equivocación. -Oh, lo lamento. Han venido muchas personas esta semana, ¿podría recordarme la hora de su cita?

-No tengo una cita.- Aclaré mi garganta. -Esperaba poder hablar con él solo un momento.- Frunció el ceño al momento de darle la tarjeta que me trajo aquí, alzó la vista hacia mí y miré al suelo apenado.

-Bueno, si no le molesta esperar un rato, podría pasar unos minutos.- Contestó con amabilidad, lo miré y sonreí agradecido.

Me dirigí a la sala de espera y me senté en el lugar más alejado de las personas. No podría decir cuántos minutos pase mirando como las manecillas del reloj giraban una vez... Dos veces... Tres veces... Cuatro veces...

-¿Sr. Payne?- Luke me llamó desde la entrada al pasillo de los consultorios. Wow, de pie se veía enorme. Me levante y lo seguí.

Todos los cuartos tenían la puerta cerrada excepto uno en donde se encontraba un castaño de ojos azules un poco más bajo que yo, recargado en el marco de la puerta comiendo de una bolsa de papas. Pasamos por él y no perdí el guiño que le lanzó a Luke y como este rió y negó con la cabeza.

Llegamos a la última puerta, Luke tocó 3 veces antes de escuchar una invitación para entrar y me adentrara a la habitación. Giré hacia Luke cuando estaba por cerrar la puerta y me dió una última sonrisa. Me acerqué al escritorio y me senté en la silla frente a este. Había varias carpetas, papeles, una lámpara y todo tipo de cosas de escritorio y en medio había un letrero con "Ashton F. Irwin" escrito en tinta roja.

-Me apena que haya visto esto.- El hombre detrás del escritorio rompió el silencio. Tenía el cabello teñido de negro y ojos verde avellana, parecía bastante joven, probablemente alrededor de sus treintas. Aunque sus maneras desprendían todo el profesionalismo y experiencia que portaba. -Si usted estuviera destinado a verlo, le habríamos mandado una personal.

-¿Cómo funciona eso para ustedes?- Pregunté sin mirarlo. Mi pierna comenzó a moverse de arriba a abajo. Estaba nervioso por la situación y más que nervioso, confundido, porque no sabía que era posible olvidarte de toda una experiencia compartida con alguien y seguir viviendo sin preguntarte por qué hay tantos huecos en tu vida. -Borran a alguien de la memoria de una persona y esperan que ese alguien no vuelva a aparecer exigiendo explicaciones del por qué esa persona actúa como si nunca hubiera existido.

No quería ser irrespetuoso, no quería ser grosero o maleducado, pero ¡mierda! Estaba jodidamente herido y simplemente ya no podía fingir que podía guardarme todo como alguna especie de santo y regalar sonrisas falsas para no mostrar lo horrible que todo se sentía. Estaba tocando fondo de la peor manera, pero a pesar de eso, él solo me escucho pacientemente y me respondió con amabilidad.

-¿Está bien si le hablo de tú? Jamás he sido fan de las formalidades.- Asentí y él volvió a hablar. -Bien, siendo sincero contigo, no tengo una respuesta que no me haga sonar como un idiota. Sin embargo, la cantidad de personas que exigen aquella explicación se reduce a los dedos de mis manos. A la mayoría no le interesa volver a ver a esa persona y es esa persona a la que se le dificulta seguir adelante y por eso piden nuestra ayuda. Entenderás que existe un código de confidencialidad que no se puede quebrantar, así que lo que me queda por decir es que Zayn no era feliz...

Red Dreams With Yellow Hints Donde viven las historias. Descúbrelo ahora