Capítulo 14

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Me arrodillé con un poco de dificultad y dejé caer mi peso sobre mis piernas. Mi mano temblaba al limpiar el hilo de sangre que goteaba por mi nariz, mi cuerpo entero dolía y ya podía ver algunos moretones formarse en mi piel.

Mi pecho se contrajo al sentir una mano en mi espalda. Instintivamente agaché la cabeza y mi respiración se agitó, pero un suave toque en mi mentón logro hacerme mirar a través de aquellos ojos cálidos que reflejaban la lástima que nunca quise encontrar en ellos.

-Ven aquí, cariño.- La voz de Zayn estaba casi por encima de un susurro y su tacto sobrepasaba la gentileza, tan cauteloso que apenas podía ser considerado tocar.

-No hagas eso.- Aclaré mi garganta, sosteniendo cómo podía las lágrimas que tan desesperadamente querían abrirse camino. Zayn arqueó las cejas.

-¿Hacer qué?- Preguntó con el mismo tono de voz.

-Tratarme cómo si fuera algo frágil.- Dije en un murmuró quebrado, apartandome de su tacto, incapaz de mirarlo a los ojos.

-No eres frágil, estás vulnerable y tienes permitirlo estarlo conmigo, Li.- Comenzó a acariciar mi cabello y dejó un tierno beso en mi frente.

Cuando tuve la fuerza suficiente para verlo yano se encontraba el adolescente tierno, sino el hombre que me proveía su pecho como almohada cada noche y cantaba hasta que me quedaba dormido. El hombre que amaba tanto y que nunca me dejó caer.

-Y nadie más que tú mismo siente pena por ti. Ni yo, ni Louis, ni Harry. Mierda, ni siquiera tu madre.

La puerta principal se abrió en ese momento. Me levante deprisa, creyendo que podría tratarse de Mike nuevamente, pero en su lugar encontré a mi madre, batallando para sacar las llaves de la cerradura. Cuando se percató de mi presencia su cara palidecio, pero desvío la mirada cuando mi papá regresó a la sala. Claramente ya estaba enterada de lo que había sucedido.

-¿Mamá?- La llamé esperando una respuesta. Ella agachó la cabeza y se apartó de la puerta cuando mi padre me tomó por el cuello y me arrastró hasta ahí. Traté de safarme, pero los dedos en mi piel solo se clavaron más. -¡Mamá, dí algo, por favor!

-No sé qué decir.- Me miró por unos en los que dejé de forcejear. Ella negó con la cabeza. -No lo sé, Liam. Jamás te pedimos nada más que ser un buen chico.

-¿Y acaso no lo he sido?- Exigí, pero no conseguía que hablara, solo esos ojos acusadores sobre mi y no podía soportar eso, no de ella. Sentía como la sangre de mi cuerpo se calentaba. -¡Esto es una mierda! ¡No hice nada malo y me están tratando como si hubiera cometido un crimen!

-¡Es lo que hiciste! ¡Nosotros no criamos a un maricon de mierda!- Contraatacó mi padre. Me jalé con fuerza hasta quedar libre y lo empujé lejos de mí.

-¡Ni siquiera me criaron, fueron buenos para revolcarse un día y desaparecer el resto de mi vida!

Sonreí cínicamente al ver sus expresiones atónitas, pues no era común que yo alzará la voz para decir algo con tal impacto y mucho menos a ellos. Dirigí la mirada únicamente a mi madre.

-¿No esperabas de verdad que un intercambio de palabras cada par de días y dinero para el colegio contaban como crianza o sí?- Después miré a mi padre. -¿O qué tal una bofetada por cada tropiezo y un insulto disfrazado de humor?- Bufé divertido ante su pérdida de voz, pero era solo un señuelo de lo molesto que estaba.

-Prefiero mil veces ser un maricon de mierda a seguir parado aquí y pretender que esto no es un intento mediocre de familia.

El aire se cortó y el sonido de piel chocando resonó en el lugar. La tersa palma de mi madre se había estrellado contra mi mejilla y los anillos que adornaban sus dedos lograron abrir mi piel. Eso era de esperarse del hombre a mi lado, no de la mujer de la que aún esperaba comprensión y cariño, pero no importaba que tan arraigada a la genuinidad se proclamaba a sí misma, ahora podía ver que era simple hipocresía.

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