XII. [Clima Frío]

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- No entiendo que le ves de extraño. - El trigueño seguía algo tenso en espera de la respuesta de la pelinegra.

- Disculpa que se me haga extraño que Camilo Madrigal me invite a una cita de la nada, como si estuviéramos enamorados. - Soltó Emma algo molesta y con cierto toque sarcástico en su tono.

- ¿Quién dice que no lo estamos, corazón? - El trigueño se acercó más a ella, haciendo que inevitablemente la respiración de ella se agitara y su pulso aumentara.

¿Estaban enamorados?

"Por Dios, claro que no." Emma decía para sus adentros, pero ella sabía cuan interesante podría ser una cita con Camilo Madrigal.

- Si la sigues agobiando te terminará rechazando. - Ésta vez quien habló fue una pequeña Mirabel algo molesta y cansada de las actitudes de su primo, ya que este mencionado siempre se salía con la suya para embarrarla.

Emma miró confundida a su amiga, ¿por qué ella apoyaba que su primo la invitara a salir? Aunque no era difícil culparla, la castaña poco sabía de ese pequeño odio que ella sentía hacia el trigueño.

Emma

No podía creer que esto estuviera pasando, Camilo Madrigal me estaba invitando a una cita y Beli seguía reforzandole los ánimos.

No lograba entender porqué Camilo quería verme, mis sospechas se retumbaban a la conversación que mantuve con Dolores cierto tiempo atrás.

Los recuerdos eran algo confusos, ya que había ingerido alcohol esa noche y mis sentidos no estaban realmente cuerdos que digamos.

Recordaba pocas cosas.

Mi casi beso con Camilo.

Dolores gritandome mentirosa.

Y la cabeza no paraba de darme vueltas, no comprendía lo que trataba de decirme Dolores, ¿pasos sobre los montes de encanto?

¿Siquiera era eso posible?

Dudaba que existiera ser humano desocupado que quisiera buscarme a mí, tal vez los pasos era de algún animal.

¿Cierto?

- ¡Emma! - la voz de Camilo me devolvió a la normalidad, la canasta que tenía en mis manos estaba puesta ordenadamente sobre la mesa, ¿en que momento paso eso? Camilo me miraba algo preocupado y sus manos estaban sobre mis hombros sacudiendome, Dios, que chico para ser tan molesto cuando quisiera.

- ¿Eh? - Fue lo único que logré articular, no entendía que pasaba, ¿acaso no podía detener el tiempo para estar con mis pensamientos como lo hacían las protagonistas de los libros?

- Dios, parece que además ser tonta, ahora estás sorda. - Soltó Camilo groseramente, Dios, ¿cuál era su problema conmigo?

- Repito, ¿viniste a invitarme a salir o a insultarme? Porque creeme que no comprendo tu manera de ligar.

- Es que eres muy tonta para entender mi manera de ligar. - Camilo hablaba con seguridad, cosa que con el tiempo de acostumbré así que simplemente rodé los ojos. - ¡Auch! - Mi querido chico de piel trigueña empezó a cambiar de forma repetidas veces debido a un golpe que le proporcionó Mirabel.

- ¡Te he dicho que dejes de espantarla! - Ésta vez quien exclamó fue una Mirabel molesta, la miré cómplice aunque ella no me notaba en ese momento, su rostro estaba rojo de la ira y su semblante era difícil de descifrar.

¿Acaso hoy era un día en donde todos estaban molestos?

- Solo estoy siendo yo, ¿no querías que hiciera eso? - Camilo miró intrigado a mi amiga, sin entender lo que pasaba decidí mirar la canasta nuevamente, los chocolates estaban derretidos en su totalidad, ¿por qué hacía tanto calor hoy? Las flores de Isabela estaban algo triste, el detalle en su totalidad había perdido su brillo y encanto, pero me parecía un gesto tierno.

Más allá de las altas montañas || ENCANTO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora