I. [Al otro lado de la montaña]

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Se escuchaban las hojas secas crujir bajo los pies de la chica, su respiración estaba cada vez más agitada y cada vez llegaba menos aire a sus pulmones sanos, ella simplemente corría sin detenerse, no le importaba nada además de correr.

Lo único que había a su rededor eran árboles y uno que otro animal pequeño atravesado por el lugar, algunas ramas del bosque salvaje rasgaban su ropa al igual que su piel blanquecina. 

"Creo que los he perdido de vista" pensó aquella chica con la respiración agitada y parando a tomarse un descanso después de llevar rato corriendo.

La chica cuya ropa estaba desgastada y rasgada después de correr como si su vida dependiera de ello por el gran bosque encontrado lo que mucha gente diría "la luz al final del túnel", ¿Qué encontró?

 A sus ojos se divisó un pequeño pueblo, de lejos no se veía su gente pero era un pueblo bastante colorido, lo más curioso de este era una gran casa que podía divisarse a la distancia de la chica, la cual estaba bajando cuidadosamente las altas y peligrosas montañas. Ésta casa mencionada era diferente a aquellas otras por sus decoraciones y su tamaño, la casa era bastante grande y lo más adornado del lugar eran flores, pero también otro tipo de vegetación maravillosa, ¿cómo han logrado decorar con tantas plantas?

El pueblo no era nada comparado con el mundo exterior, su gente se miraba amigable y las cosas eran más antiguas que al otro lado de la montaña; ahí no se conocían los carros o las cosas de tecnología avanzada, empezando con que el único medio de transporte eran las carretas.

La pelinegra luego de bajar las montañas ganándose uno que otro rasguño extra por su osadía al venir de tal manera al pequeño pueblo, decidió recorrerlo antes de llegar a su lugar destinado. 

De cerca el pueblo era más colorido, las decoraciones de flores abundaban el lugar "creo que todos son amantes de la vegetación" pensó la pelinegra aún admirando cada casa o establecimiento del lugar. Tenía ganas de acercarse a la gran casa que desde el principio llamó su atención, ¿qué tanta gente vivirá ahí?, ¿serán ellos los que manejan del pueblo? todas las preguntas disiparon de su cabeza al ver su lugar destinatario  ¿realmente tenía ganas de entrar allí? 

Miró a lo lejos una pequeña cafetería "supongo que comeré algo antes" se dijo a si misma para luego entrar al pequeño establecimiento, era acogedor y había gran variedad de pan y galletas, la pelinegra antes acercarse al vendedor revisó sus bolsillos, un billete de 50.000 pesos salió de este, tenía dinero para casos de emergencia, y ésta era una emergencia.

- Buenas tardes - dijo la chica tímidamente mientras se acercaba al vendedor, ella no era buena a la hora de hablar con personas adultas, pero si era extrovertida.

- Hola pequeña - dijo el hombre con una sonrisa que parecía de anuncio de crema dental, al hombre se le hacía extraño ver a esta chica ya que en el pueblo todos se conocían y el no recordaba a la pelinegra - ¿en qué puedo ayudarte? - ofreció el hombre con la misma amabilidad de antes.

- Me gustaría comprar una bolsa de pan - dijo la muchacha aún con cierta timidez en su tono pero mirando al amigable hombre, ¿por qué la gente no podía ser así del otro lado?

- Claro, tengo de diferentes tamaños tal cual gustes cariño - empezó a explicar el hombre - la bolsa pequeña contiene 5 panes de los que tu escojas con un valor de 2.000 pesos, la bolsa mediana contiene 10 panes del tipo que desees por 4.000 pesos, y la bolsa grande cuesta 8.000 pesos con un contenido de 20 panes del tipo que desees - terminó de explicar el señor - ¿Cuál deseas?

La chica le costó un poco entender la explicación del hombre ya que estaba concentrada mirando las delicias que había detrás de la gran vitrina. - La bolsa pequeña - dijo la chica segura de su decisión y pensando en que panes podría escoger para saciar su hambre.

- La bolsa pequeña será entonces - dijo el hombre igual de carismático como cuando llego la chica al pequeño lugar - ¿qué panes deseas corazón? 

La chica miró pensativa la vitrina por unos segundos para luego señalar un pan rústico de forma rectangular y plana, la corteza se miraba dura y lo que más resaltaba era la harina que este tenía encima. - Este se ve interesante.

- Pan Chapata, excelente elección - dijo el hombre empezando a empacar en una bolsa de papel Kraft el delicioso pan caliente, al salir de la vitrina un olor a calidez y harina llego a las fosas nasales de la chica la cual moría de hambre. - Son 2.000 pesos cariño.

La chica salió de sus pensamientos y  mirando al hombre le extendió el billete de 50.000 que llevaba en sus manos.

- Wow! ¿qué hace una jovencita como tú con un billete tan grande? - preguntó el hombre sorprendido.

- Supongo que tengo mis ahorros - dijo la chica con tranquilidad y mirando al suelo, solía hacerlo cuando estaba nerviosa y así evitar conversaciones.

- Que jovencita tan juiciosa - respondió el hombre en cambio a las palabras de la chica y recibiendo el billete le devolvió a la muchacha 48.000 - toma, ten un lindo día.

- Gracias e igual - dijo la chica antes de ir a sentarse en una de las mesas del lugar. 

El pan se sentía caliente a pesar de que el pan suele hacerse en la mañana y ya en la hora actual solía estar duro, la pelinegra abrió la bolsa hambrienta y se llevó un trozo de pan a la boca, la textura de este era crujiente y se podía sentir que en el interior de este mismo había queso derretido. "Si, definitivamente los Colombianos amamos el queso con cada comida" se dijo la joven mientras seguía comiendo. Su hambre era grande pero también el pan, lo cual se llenó con 3 panes. Guardó el resto de su comida en la bolsa de papel y salió del lugar. 

"Si traigo pan tal vez no me regañen" pensó la chica mirando al rededor del pueblo y dirigiéndose a su lugar destinatario, la gente seguía por las calles hablando y trabajando en lo que fuera que hiciesen; habían niños en el lugar jugando "las traes", "el zorro astuto" y cosas así, era normal ver tanta gente afuera y ver su amabilidad entre ellos, ¿no? de todos modos era un pueblo. 

Unas casas más y llegó a su destino, una casa color verde aguamarina pero que parecía café o incluso negro por el desgaste de la pintura, sus tejas eran color rojo, ¿estaban éstas recién pintadas? su color era nuevo y apasionado comparado con el resto de la casa, la chica tomó aire y se acercó a la puerta a tocar el timbre.

- Ya voy! - se escuchó una voz acercándose a la puerta - Señora Romelia, ya le dije que yo no tengo a su gato. - dijo la mujer inconscientemente mientras abría la puerta para luego quedar estupefacta al ver que no se trataba de la señora Romelia sino de una adolescente pelinegra y de ojos verdes que estaba parada frente a ella con un semblante serio. - ¿Emma? ¿Emma Moreno?

La chica asintió y le dedico una sonrisa tal vez maliciosa o amable - Hola tía.

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Primer Capítulo!! espero les haya gustado porque me esforcé mucho, me duelen los dedos xd, trataré de subir el capítulo 2 lo antes posible!! Los amo <3

Más allá de las altas montañas || ENCANTO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora