- Espera, no tienes que irte, Emma - la voz de la castaña sonó detrás de la pelinegra, la estaba llamando, ella y Antonio Madrigal eran los únicos decentes.
La joven volteó para mirar a la castaña de gafas verdes y suspiró resignada al ver al chico de rulos aún frente a ella con esa sonrisa burlona y esa seguridad.
- Que te he dicho sobre tu humor barato, Camilo. - dijo Mirabel Madrigal mirando a su primo, estos dos tenían un aspecto físico sospechosamente parecido.
- ¡Oye! - el chico miró a su prima con fingida inocencia y le sonrió - mi humor no es nada barato mi querida Beli.
- ¿Beli? - preguntó Emma confundida, tenía entendido que el nombre de la chica era Mirabel, ¿qué tanta confianza se tenían para llamarse así? Sin darse cuenta había dicho la pregunta en voz alta, maldiciendo muchas veces mentalmente por tal estupidez.
- Es un apodo que me tiene Camilo - explicó Mirabel - suele llamarme así de cariño, y yo suelo decirle a Camaleón, pero a el no le gusta. - La castaña dijo esto último reprimiendo una risa y consiguiendo una mirada asesina del mayor con cabello rizado.
- Si quieres también cuéntale nuestra vida, Beli. - soltó el trigueño mirando a su adorada prima y resaltando el sarcasmo en su tono.
- Camaleón - dijo la castaña mirando a su primo algo incrédula, pero a ésta no le salía el gesto, la amabilidad corría por las venas de la chica. - Solo estoy siendo amable, cosa que tú no has hecho.
El chico de los rulos tomó la forma de su prima haciendo gestos extremadamente exagerados diciendo que la estaba imitando, Emma no entendía nada de lo que pasaba, solo tenía que mostrarse serena ya que todas las cosas dichas por su tía eran verdad.
- ¡Emma! - llamó Mirabel a la pelinegra de un grito - te estaba hablando, ¿pasa algo? - La pelinegra la miró desconcertada, ¿cuánto tiempo llevaba ensimismada?
- ¿Eh? - fue lo único que precedió a salir de la chica, los otros Madrigales no estaban y el trigueño de ojos profundos había tomado su forma original.
- Camaleón y yo te decíamos que si querías una arepa - repitió la castaña mirando las piernas y los brazos de la chica los cuales estaban heridos.
- Yo nunca dije nada. - Dijo Camilo interviniendo en la conversación.
Mirabel suspiró resignada, ¿había remedio con su primo?
- En fin, ¿quieres una arepa o no? podrá curar tus heridas.
- ¿Por qué una arepa va a curarme? - soltó la pelinegra sin pensar ganándose una mirada desconcertada de los 2 chicos que tenía frente a ella.
Emma no comprendió el porqué las miradas extrañas de esos 2 primos Madrigal, ¿había dicho algo malo? El pueblo era bastante tranquilo y el clima era bastante bello; Al menos hace unos segundos cuando momentáneamente una fuerte lluvia empezó a gobernar el ambiente del pueblo.
- Tal vez lo olvidaste pero mi madre, Julieta ¡puede curar cualquier mal con comida! - respondió Mirabel alegre, era una chica optimista y bastante extrovertida.
La pobre Emma no entendía nada, ¿era eso posible? bien, la verdadera pregunta era, ¿en este pueblo había algo imposible? La joven pelinegra se quedó en silencio unos segundos causando cierta incomodidad en la castaña; Mirabel era muy amable pero cosa que le disgustaba era que la dejaran hablando sola. Y ni hablar de Camilo Madrigal, Emma volteó la mirada al chico quien estaba dedicándole una sonrisa coqueta a un grupo de chicas que pasaba por el lugar, Emma suspiró resignada, tal vez el chico solo estaba comportándose como Camilo Madrigal un chico seguro, coqueto y definitivamente idiota.
- Disculpa, tuve una noche pesada y se me olvidó. - dijo la pelinegra excusándose de la primera manera que se le ocurrió, ¿realmente era tan mala mintiendo?
- Eso veo - respondió Mirabel en cambio, las vibras que desprendía la chica eran alegres, ¿cuál era el don de la chica? La felicidad y el optimismo de ella parecía sobre natural.
- ¿Cuál es tu don? - dijo Emma con una mirada inocente, ella no sabía que esas 4 palabras hacían que las buenas vibras de la alegre Beli fueran malas vibras. Mirabel la miró con un semblante serio y Camilo quien seguía coqueteándole a las chicas miró a la pelinegra con una mirada capaz de asesinar a quien fuera.
Mirabel miró hacia otro lado avergonzada ante tal pregunta y su primo Camilo se acercó a ella para defenderla sea como sea.
- ¿Es una clase de broma? - soltó Camilo mostrándose serio; bien, podía ser un idiota pero defendía a su prima como fuera.
- No logro entender cual es el problema - dijo la pelinegra con la misma inocencia de unos segundos atrás - cómo dije antes, ayer no tuve un buen día y no recuerdo varias cosas del pueblo.
El trigueño de ojos profundos suspiró resignado y miró a su prima la cual lo apartó para ver a la pelinegra.
- No recibí un don especial, soy la única Madrigal sin un milagro, ¡pero no me molesta! Soy feliz con mi familia. - Respondió la castaña con una voz amable, se escuchaba más apagada pero la amabilidad abundaba en su tono de voz.
A lo lejos se escuchó el nombre de la castaña, sea donde sea que la necesitaran, era importante.
- Debo irme, los dejo solos, ¡adiós! - Dijo la adorable Mirabel mientras se alejada de los 2 adolescentes, que era obvio que no se llevaban del todo bien.
- Y bien Emma Moreno - empezó a hablar Camilo acercándose a la mencionada - ¿cómo es que no recuerdo tu nombre?
- Creí haber mencionado que no salgo mucho.
- ¿Estás diciéndome que en 15 años no has salido? Porque si fueras de aquí al menos alguien te reconocería. - Dijo el chico de rulos acercando su rostro al de la chica, haciendo que la menor se apartara instintivamente.
- ¿Qué insinúas Madrigal? - respondió Emma a la defensiva.
- Oh, no no no - dijo el chico con una sonrisa que no mostraba una emoción en específico. - ¿No habíamos acordado que me llamarías "Gran y poderoso Camilo Madrigal"? - soltó el chico burlón.
- No recuerdo ningún acuerdo contigo.
- Y yo no recuerdo haberte visto en el pueblo, dime Emma, ¿cómo una chica sale de la nada en este pueblo diciendo que es de aquí pero no conoce nada de este ni de su gente? - la voz del Madrigal sonaba desafiante.
La joven se quedó sin palabras y se obligó a apartar la mirada para no mirar la derrota ante sus ojos verdes.
- ¿No hay argumentos?
Emma no habló.
- Bien, con esto concluyo que eres un fraude Emma Moreno, y con terribles excusas - siguió el chico de piel trigueña - dime, ¿cómo llegaste aquí?, ¿Alguien te ha seguido?
- ¿Por qué asumes que vengo del exterior?, ¿me viste llegar? - respondió la pelinegra desafiante.
- No necesité verte llegar para asumir lo cierto.
La muchacha no podía con la ira, ¿por qué eran tan seguro de si mismo?, ¿acaso así eran todos los Madrigal? Ella no estaba segura para tal declaración, pero la voz del moreno la casó de sus pensamientos.
- ¿Sabes? Eres interesante Emma Moreno. - Dijo Camilo con cierto tono coqueto.
- Y tu eres.. - Emma estaba pensando tantas cosas por decirle pero fue interrumpida por el chico narcisista que tenía frente a ella.
- ¿Qué cosa?, se que soy seguro y coqueto cariño. - Dijo mirándola y dedicándole una de sus muchas sonrisas coquetas.
- Y definitivamente idiota. - soltó Emma entre dientes asegurándose de que el mayor no la escuchara.
- ¿Dijiste algo?
- No.
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- Nuevo capítulo! se que he escrito muy rápido los 3 primeros capítulos y les pido que no se acostumbren ya que a veces estaré ocupada o sin inspiración, también pedirles una disculpa si no se identifican con Emma o si Camilo Madrigal no está tan bien hecho, cualquier cosa pueden contarme. Los amo x2.
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Más allá de las altas montañas || ENCANTO AU
RomanceEmma Moreno es una chica que llega desde el gran conocido exterior, ¿alguien sabe como llegó?, ¿traerá peligro al pequeño pueblo?, Emma tendrá que superar varias pruebas y mentir, tal vez a aprender a ser una perfecta mentirosa. Camilo Madrigal es...