XVI. [Luis Moreno Pt. 1]

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Volvimos nuevamente con la misma escena en donde todo este mundo empezó.

Las hojas secas crujían y el impasable bosque estaba siendo invadido nuevamente.

¿Por quién?

El viento era poco fuerte, quizás el bosque fuera un lugar lindo para hospedarse.

Las personas quienes atravesaban este bosque no parecían darle seguridad a este; pues sus frondosos árboles lo demostraban.

El viento estaba algo frío, provocando ciertos escalofríos en la gente quien atravesaba el bosque.

- ¿Estás seguro de que este lugar es en el que ella está? - habló una de las voces quienes atravesaban el lugar con cierto miedo.

Ya, pero ¿de quién se trataba todo esto?

Un grupo de aproximadamente cuatro hombres caminaban sobre el crujiente suelo, en busca de algo en específico; o alguien en específico.

- ¿Crees que está seguro? Solo míralo, parece que va a perder la cordura en cualquier momento. - Respondió otra voz, esta se trataba de un joven que aparentaba los treinta y cinco años [y los tenía] su cabello era castaño y su piel con ciertos tonos trigueños, físicamente un galán.

- No hables así de él, Sebastián. - Volvió a hablar la voz que inició esta conversación.

Sebastián era un chico de treinta y cinco años, alto, físicamente muy hermoso y con una personalidad llamativa. Seguro, amable, romántico y en pocas palabras el chico perfecto.

¿Un Camilo Madrigal dos?

- ¿Dije algo malo? No seas aguafiestas David. - Respondió Sebastián en defensa.

David simplemente rodó los ojos y se cruzó de brazos, este se trataba de un chico de treinta y tres años. Quizás el más pequeño del grupo. Su piel trigueña y su cabello negro rizado era sumamente llamativo, sus lentes y su actitud preocupadamente despreocupada era un enigma que demasiada gente deseaba responder.

- Dejen de pelear, por favor. Parecen niños. - Habló la tercera voz del grupo llamando la atención de los dos primeros.

- Sigue mirando mariposas, Daniel. Es lo que siempre haces - David tenía un tono serio mientras miraba al mayor, este simplemente apartó la mirada y siguió mirando el bosque, quizas analizando los detalles que este contenía.

- ¿Podrías dejar de ser tan idiota?

- ¿Podrías tú callarte, Sebas?

- ¡Callense los dos! - espetó finalmente la cuarta voz, Luis.

- Alguien está de mal humor en este momento, ¿no crees Sebas? - El menor habló con cierta naturalidad, cosa que era normal caracterizarle.

- David, ya no más, ¿no lo has visto? Está molesto. - Habló Daniel, su cabello lacio rozaba suavemente su rostro y su piel trigueña estaba llena de picaduras de insectos.

- ¿Cómo no va a estar molesto? - espetó nuevamente el menor llamando la atención de los otros tres hombres. - Quién sabe cuánto tiempo haya estado sin tener sexo, con la fastidiosa de su esposa no me imagino.

Sebastián le dió un codazo con cierta fuerza al menor haciendo que este se molestase. David era el más impulsivo de los cuatro y el más airado, pero en ese momento alguien más sentía mayor ira que él.

- ¿Qué fue lo que dijiste sobre mi esposa? - La voz de Luis sonaba tensa y algo molesta, era obvio que aquel comentario lo sacó de sus casillas.

- Vamos hombre, sabes que es molestando. - El menor seguía tratando de excusarse pero era difícil.

Más allá de las altas montañas || ENCANTO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora