Capítulo 24

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El zoo estaba lleno de gente. Louis volvió a comprobar su teléfono, comparando cuándo había dejado Harry el buzón de voz con la ahora: sólo treinta minutos. Aún así, había tiempo de sobra para salir corriendo a cualquier sitio. Pero podía sentir a Harry. Sabía que Harry seguía allí, aunque no sabía exactamente dónde. Volvió a meter el teléfono en el bolsillo y cerró los ojos, respirando hondo y tratando de concentrarse.

Había seguido el sentido de su vínculo hasta Edimburgo en primer lugar, pero una vez allí no había sabido exactamente a dónde ir. Louis sabía que si su vínculo hubiera sido mayor, un vínculo verdadero y no sólo un vínculo previo, habría sido capaz de sentir exactamente dónde estaba Harry, pero sólo tenía el vínculo previo para trabajar.

La llamada telefónica había sido una bendición, aunque la había perdido. Había mantenido el teléfono en silencio durante toda su estancia en la mansión, así que aún no lo había apagado. Pero en lugar de devolverle la llamada a Harry, se había dirigido inmediatamente al zoológico.

Por supuesto, allí era donde Harry iba a despejarse. Por algo era veterinario. Le encantaban los animales. Para Louis tenía todo el sentido del mundo, una vez que se le ocurrió la idea, y se enfadó consigo mismo por no haberlo pensado antes.

Ahora estaba allí y trataba de encontrar a Harry. ¿Dónde podría estar Harry? Habían ido juntos al zoo de Londres docenas de veces, y Harry siempre le mostraba sus exposiciones favoritas allí, pero no había forma de saber si el aviario seguiría llamando su atención, o los rinocerontes, o si sería algo diferente. El mapa que le habían entregado a la entrada le decía que había pandas rojos, e hipopótamos pigmeos, y koalas, y ciervos, y realmente Harry podía estar en cualquier parte.

Su vista se fijó en la parte delantera del folleto, donde se enumeraban los desfiles diarias.

2:15 Desfile de pingüinos.

Miró a su alrededor en busca de un reloj que le indicara la hora antes de volver a buscar su teléfono.

2:00.

Salió corriendo en dirección a la exposición de pingüinos, esperando no equivocarse. A medida que se acercaba, la multitud se hacía más densa, y él recibía miradas mientras se movía entre la gente. No importaba. Estaba atento a Harry, tratando de divisarlo entre la multitud de gente que se alineaba en el pasillo.

El lazo le retumbaba en el cuerpo, y Louis no sabía si estaba loco o no, pero lo sentía más fuerte. Harry seguía triste, pero intentaba superar la tristeza. Lo único que Louis quería hacer era abrazarlo y decirle que estaría bien.

Allí.

Vio a Harry sentado en un banco, compartiéndolo con otras dos personas.

Louis dejó escapar un suspiro de alivio mientras se abría paso, poniéndose justo detrás de Harry.

No pudo evitarlo. Antes de que se diera cuenta, tenía sus brazos rodeando el cuello y los hombros de Harry, abrazándolo con fuerza. Harry se congeló por un momento bajo su contacto, pero luego debió darse cuenta de quién lo abrazaba.

Su mano se acercó y tocó los antebrazos de Louis y exhaló su nombre.

— Lou.

Louis lo apretó.

— Hola, amor. Siento haber tardado tanto en encontrarte.

— ¿Qué? — Harry se liberó y se dio la vuelta, chocando con la persona que estaba a su lado. — ¿Qué estás haciendo aquí?

Louis pudo sentir la conmoción que atravesaba el vínculo y que reflejaba la expresión de la cara de Harry. No pudo evitar alargar la mano y acariciar la mejilla de Harry. Quería besarlo desesperadamente.

I Just Want You To Stay (traducción) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora