Capítulo Quince

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A las once de la noche Natalia empañó el vidrio del coche y escribió su nombre con la punta de sus dedos. La música que pasaba Marta apestaba. Nunca se lo diría, pero sabía reconocerlo. Su amiga cantaba y bebía de la botella cristalina de cerveza. Se veía tan eufórica, que por ello Natalia prefirió guardar silencio, para no arruinar su momento. Echó unas risas por lo bajo, sabiendo que para el final de la noche sería ella quien las conduciría a casa. 

Pasó su mano por el cristal y borró su nombre. Las canciones seguían sonando, pero ahora Marta se había tomado un descanso. Natalia dio las gracias en su cabeza. No le gustaba cuando no se sentía de humor, pero había veces, como aquella, que simplemente no podía evitarlo. 

Marta estaba enterada, de todas formas. Natalia se lo había dicho, cuando fue a buscarla luego de cenar. Y Marta tendría que haberlo sabido, la verdad. Tendría que haber sabido que las tierras malas era un lugar que Natalia últimamente no querría visitar. Mucho menos de noche, e inevitablemente rodeada de toda la gente que no quería ver. 

'Será divertido, Nat…' 

'Paso, tía…'

Pero era viernes a la noche y Marta no quería ir de fiesta sin Natalia. 

'Solo un ratico. Un ratico y nos vamos…' 

Pero no había caso. Si Marta quería convecer a Natalia, tenía que intentar con más empeño. 

'Pol me debe diez euros. Vamos, lo busco, me paga y te invito una hamburguesa.' 

Esa vez sí consiguió que Natalia levantara una de sus cejas con curiosidad. Echada en su cama, observando cómo Marta daba vueltas en la silla giratoria de su escritorio, Natalia le hizo la pregunta: 

'¿Por qué Pol te debe diez euros?' 

Marta cantó victoria en su interior. Aquello significaba que Natalia había cedido. 

'Le gané una apuesta.' 

Natalia quitó su mirada del techo y se acomodó en su lugar. Intentando aparentar indiferencia, anduvo a gatas hasta la esquina de su cama y allí se sentó, de frente a Marta.

'¿Y qué apostasteis?' 

Marta se mantuvo en silencio, con una sonrisa. Haciendo un poco de fuerza con sus piernas, le dio un aventón a la silla y consiguió que se deslizara por el suelo, hasta alejarse lo suficiente del cesto de basura. En su mano llevaba una bolita de papel, hecha con un recibo de comida que tenía hacía semanas en su bolsillo. Lo arrojó al cesto y celebró al ver que había embocado. Para igualarla, se puso seria cuando notó la seriedad con la que Natalia la observaba. 

'Le aposté que Julia iba a perdonarlo… No sé ni cuánto tiempo llevaban ya peleados. Pero le dije que Julia iba a perdonarlo antes del sábado…' Contestó Marta, acercándose a Natalia. 'Se han reconciliado esta mañana. No sabes lo preocupado que estaba Pol…' 

'¿De veras? ¿Pol tiene sentimientos?' 

'Julia jura que Pol la ama, Natalia… Dice que se le nota en los ojos...'

'Ya…' Interrumpió Natalia. No quería pensar en Pol de aquella manera. No quería pensar en Pol en lo absoluto. Pero sí quería saber... '¿Y por qué estaban peleados?' 

'Julia cree que Pol no le presta suficiente atención. Yo le dije que Pol es un puto imbécil. Vamos, que lo sabe todo el mundo…' Sabía que Natalia le daba la razón. 'Y creía que esta vez era definitivo, ¿sabes? Creía que esta vez Julia lo iba a mandar a la mierda. Pero se ve que Pol se mostró arrepentido y pues bueno, decidió darle otra oportunidad….' 

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