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—Nembre, es que si tienes unos ojitos bien bonitos

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—Nembre, es que si tienes unos ojitos bien bonitos. —Dijo Chifuyu mirándome mientras apartaba un poco mi flequillo.

Hacía varias semanas, que mis padres aceptaron a Chifuyu. Más de fuerza que de ganas pero ya lo habían aceptado.

Incluso ahora lo dejaban entrar a  mi habitación, obvio con la puerta abierta y siempre venían a revisar.

—¿En serio crees eso? —Sonreí embobada.

—Pues la verdad si te vengo pidiendo descendencia para que salgan así de bonitos como tú.

Me reí dándole un abrazo para después esconder mi cara en su pecho.

—Hueles bonito. —Murmuré olfateando su cuello.

—Ots, stateeee. —Dijo removiendose. —Es mi loción Forever Wisconsin, para el hombre sin reservas, tiene feromonas de ocelote macho. Un sólo chisguete despierta lo inesperado.

Lo miré divertida, y luego él se rió.

—Es broma, me bañé con jabón zote. —Dijo sonriente.

—Fuyu. —Me quejé aún abrazándolo.

—¡Nana! ¡No hagas tus impurezas en la casa! —Exclamó Wakasa.

—¡Lárgate!

—Eish, yo nada más pasaba a decirte que tus amiguis llegaron. —Dijo bufando.

—¿Eh? Pero dijeron que vendrían hasta el lunes. —Dije asustada, me separé de Chifuyu y miré todo algo desesperada.

—¡Ya llegué! —Exclamó Ran empujando a Wakasa. —Hola Nanita, ¿me extra....? ¿Y ese mugroso qué? Chacho, si ya acabaste tu limpieza, ve a limpiar otra habitación.

—Ay, esta gentuza de hoy en día. —Bufó Koko. —Nene, ya ushcale, ya llegó la realeza, y como simple campesino que eres, ya vete.

—¿Esos alzados qué? —Me susurró Chifuyu.

—¡A ver, agarrame a mi caniche, Nana! —Habló Rindo pasándome a su perro. —¿Qué no entendiste, o maybe tengo que pasarte unas manzanitas?

—¿Creen que soy estúpido, o de verdad están pendejos? —Volvió a susurrar Chifuyu.

—A ver, estúpido, ya vete.

—Fijate que no me voy a ir, porque yo ando con mi morra, quienes deberían irse son ustedes, ¿Quiubo?

—¿Este naco qué?

—Naco tu puta madre. —Bramó Chifuyu y Koko abrió su boca con indignación.

—A ver, ya se me calman todos. —Dije poniéndome en medio de todos. —Ran, Rindo, Koko, Inui... Él es Chifuyu, mi.... mi casi algo.

—Ay Nana, creí que tenías gustitos mejores, digo... con eso de que dijiste que podías tener malos ratos pero no malos gustos. —Rindo me arrebató a su perro. —Pero bueno, ¿Quienes somos para juzgar?

—¿Y ahora qué? O vas a estar con nosotros, ¿O vas a estar con tu... chacal? —Ran miró con asco a Chifuyu y yo comencé a molestarme.

—Vuelves a ver a Fuyu de esa forma y le diré a Nahoya que ya no te hable. —Gruñí.

—Tampoco, tampoco, mi amado chiquilaquil no te va a hacer caso. —Se cruzó de brazos.

Chifuyu soltó una carcajada, y miró divertido al de trenzas.

—¿Neta llamaste al Nahoya chilaquil? No mames, me tengo que burlar de él en el feis.

—Oigan ya, yo venía en buen plan a hablar de mi chacal. —Se quejó Inui haciendo un puchero.

Como estábamos en mi habitación, Inui corrió a mi cama para acostarse, tomando la caja de pañuelos en mi mesita de noche para después ponerlo sobre su estómago.

—Es que... Todos los chacales son iguales. —Lloriqueó. —¿Por qué Kazu no me quiere comprar un Audi último modelo? A todas mis amistades sus chacales ya les regalaron uno.

—Ay Inupi, a tu chacal no le alcanza ni para llevarte al Estarbaks y tú quieres un Audi. —Koko viró los ojos. —¿Y él que te dijo?

—Pues me dijo que yo ni siquiera le he dado nada cuando él ya me dio unos Ferrero Rocher. —Hizo una mueca. —Ni me los comí, me salen granos y no me gusta, después Akane me está regañando. Además de enojó muy feo conmigo, y no me quiere responder en el tuister.

—¿Por qué no le regalas algo? Sería lo justo. —Dijo Chifuyu mientras nosotros íbamos a sentarnos a mi sillón, me senté a su lado y él me abrazó.

—¿Qué le puedo regalar? ¿Una navaja para que se defienda en su barrio de mala muerte?

—Mhm, no sería mala idea. —Dijo y todos lo miraron mal.

—Oh, puedes regalarle algo de marca, a todos nos gusta lo de marca. —Sonrió Rindo acariciando a su perro.

—No creo, Kazutora no es mucho de cosas de marca. —Opinó Chifuyu. —¿Por qué no le regalas una carta? Sería algo sencillo y le gustará porque lo hiciste con tus manitas.

—¿Y de qué marca la carta? ¿Hay Gucci? ¿O debería ser Dior?

Chifuyu y yo nos golpeamos la cara con nuestras palmas.

—No neni, sólo toma una hoja normal, y escribe algo bonito. —Murmuré. —Y ya si quieres agregar algo más, compra dulces o papas que le gusten.

—¿Y qué dulces? Ni siquiera sé que le gusta.

—¿Cuándo salen no hablan o qué? —Pregunté confundida.

—Obvio hablamos, duh.

—¿Y de qué hablan? —Preguntó ahora Chifuyu.

—Pues de mi, obvio, soy increíble, tiene que saber que está saliendo con alguien hiper super mega genial. —Rió egocéntrico mientras echaba su cabello hacia atrás.

—Vale verga, va pa' largo, ¿Vea? —Me miró Chifuyu y yo asentí con cansancio.

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you right [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora