you right [Tokyo Revengers]

💋 0 9

Al final habíamos ido a su casa, debido a que su padre lo había llamado.

—Si, ahí mero. —Le decía su padre.

—¿Por qué demonios no lo hiciste tú con Takeomi? —Gruñó Sanzu mientras ayudaba a su hermano mayor a poner las repisas.

—Pues porque alguien tenía que guiarlos, ¿Siono, Inana? —El hombre me miró y yo asentí divertida.

—Eish, ya deja de moverte, cabrón. —Gruñó Takeomi tomando la herramienta esa para poner los tornillos.

—No mames, tú qué no te apuras, ya hasta me va a dar calambre y tú ahí de lelo. Ya chingale.

—Pues hazlo tu a ver si bien pistolita. —Ambos cambiaron de lugares, pero aún así seguían peleando.

—¿Puedo intentar? —Pregunté señalando la herramienta con forma de pistola.

—Bueno, pero agarrala bien, no se te vaya a ir o peor que nos dispares los tornillos. —Dijo burlón Takeomi.

Sujeté la herramienta con fuerza y comencé a poner los tornillos con facilidad.

—Listo, ¿Cuál más?

Los tres hombres me miraban sorprendidos y avergonzados.

Digamos que al final, el señor Akashi me puso a arreglar sus muebles a los que les faltaban tornillos y clavos, y bueno, insistió en pagarme.

—¿Y por qué a nosotros no nos ibas a pagar? —Se quejó Sanzu.

—Porque ustedes son mis hijos, no deben pedirme nada, ya están grandecitos.

—Eso no es justo.

—Ya puedes quedarte con ella, Haruchiyo, nosotros iremos a ver si ya puso la marrana. —Tanto el señor como Takeomi salieron de la sala.

—¿Por qué tú eres Sanzu y ellos Akashi si son familia? —Pregunté curiosa.

—Ah, porque... verás... ¡Senju! —Exclamó Sanzu.

—¿Qué chuchas te pasa? —Cuestionó ella.

—Nana, ella es Senju, mi hermana menor, tiene tu edad, Senju, ella es Inana. —Presentó él y nosotras nos saludamos con una reverencia.

—¿Si es tu hermana menor como es que tiene mi edad y tú vas en mi mismo grado?

—¿No te lo dijo? Sanzu tiene veintiuno, pero el imbécil reprobó.

—Yo también reprobé un año.

—Digamos que Sanzu es un imbécil y tú eres una lindura, ¿tons' qué? ¿A qué hora sales por el pan, chula?

—Inana es la chica que me gusta. —Gruñó Sanzu.

—Pues ya me gustó también a mí, ¿Cómo la béisbol? —Sonrió de forma traviesa mientras se acercaba a mi y se sentaba en mi regazo. —Si no te pones las pilas te la voy a quitar, y sabes que sí lo hago.

Sanzu gruñó con molestia.

—Muevete, Senju, deja de ser una chapulina.

—Eres poquito chile para tanto mole, ¿En verdad crees que puedas hacerla feliz? Sólo mírate, Sanzu, tú n...

—O-Oigan, ya debo irme. —Dije quitando a la chica de mi regazo para después salir de la casa sin siquiera voltear hacia atrás.

Eso había sido muy incómodo, y ya no quería estar ahí.

Estaba caminando de regreso a la escuela, porque en realidad no sabía por dónde ir hacia mi casa, así que bueno, era una forma para no perderme en el intento.

—Oye, se te cayó ésto. —Dijo alguien.

Me giré notando a una chica castaña, ella sostenía mi broche de mariposa. Me acerqué a ella y tomé el broche.

—Gracias. —Le dije haciendo una reverencia y luego me giré.

—Oye... ¿Eres de por aquí? —Preguntó.

—N-No.

—¿Y qué haces aquí? Pareces ser una fresita de las de la alta sociedad, no deberías estar en estos lugares y peor aún sola. —Dijo caminando hacia mi. —Te acompañaré hasta tu casa, eso es mejor que ir sola y expuesta a los peligros.

—P-Pero no te conozco.

—Sin Yolanda Maricarmen, soy alguien confiable. —Dijo pasando su brazo por debajo del mío, y así comenzamos a caminar. —Así que... ¿Cómo se llama tu nombre?

La miré con diversión. —¿En serio?

—¿Qué? Suena divertido. —Sonrió. —Yo soy Yuzuha Shiba.

—Inana Wakasa. —Murmuré con una media sonrisa.

—Bonito nombre, suena de la alta, ay que curioso, te ves de la alta. —Dijo y nos reímos.

—No te fijes en si tengo dinero o no, sólo... fíjate en quien soy y como soy. —Murmuré.

—Bien, entonces seamos amigas. —Dijo y yo asentí.