Capítulo 5

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Había entendido desde siempre que era un cobarde.

Nunca se atrevió a apostar de más y mucho menos a saltar descuidadamente. Podía escapar perfectamente de una situación fingiendo molestia o furia, sin revelar sus verdaderas razones.

Por eso mismo, cuando Lan Xichen preguntó, su simple respuesta fue — Me molesta demasiado, no quiero hablar con él

Su novio sonrió ante el puchero molesto que hizo. Se sintió fatal cuando este lo besó y con una sonrisa le aseguró — Probablemente lo arreglaran

Tuvo que sonreír de vuelta. Ocultando la culpa que comenzaba a carcomer su corazón.

Desde aquel día, había ignorado a Lan Wangji por completo. Ni siquiera tenía el valor de toparse con él nuevamente. Quería olvidar, sacar de su cabeza esa noche tan nefasta. Fingir que nada pasó y poder seguir con su vida como lo estaba haciendo hasta ahora... pero no podía.

El psicólogo preguntó — ¿Hay algo que este perturbando tu mente últimamente?

Y el negó. ¡Lo negó!

Sabía que no debía, no si quería ayuda, no si deseaba superarlo. No lo comentó y el hombre cambió de tema con una sonrisa amable.

Una semana entera pasó, sin hablarse ni verse, con esa espina dentro de su pecho que poco a poco se clavaba más profundamente. Sin ninguna intención de salir o darle un respiro de tranquilidad.

Hasta que el día más importante del mes llegó.

El día de su visita. Día que podría ver al pequeño niño que crecía con pasos agigantados. El niño que su hermana había dejado y que ahora podría considerarse su única familia...

Había sido extremadamente difícil. Con todas las trabas que Jin Guangshan puso, fue demasiado difícil conseguir que la corte aceptara sus visitas. En primer lugar, porque había tenido un fuerte problema con el alcohol, había dejado sus estudios y vivía una vida desordenada.

Tuvo que hacer evidente el cambio, poner todo su esfuerzo en parecer alguien ejemplar y solo entonces, la familia Jin no encontró más excusas para impedir que se vieran.

'Jin Rulan' había sido el nombre que su hermana había elegido para él. Sin embargo, Jin Guangshan había decidido nombrarlo de otra manera. Había peleado por eso también, pero al final, sin importar el nombre con el que estuviera registrado, ese niño seguía siendo el sol al final de su túnel.

Cuando se vieron por primera vez, Jiang Cheng no pudo evitar llorar al ver la sonrisa, idéntica al de su hermana, en labios de esa pequeña criatura. Tuvo que ser fuerte para no asustar a la trabajadora social con un excesivo llanto.

En un inicio, sus visitas eran supervisadas. No podía salir de casa ni mucho menos tener al niño más de cinco horas cada día.

Ahora era diferente. Jiang Cheng recogía a Jin Ling cada 15 días y podía permanecer con él por 24 horas. Hacer lo que quisieran e ir a donde sea, siempre y cuando devolviera al niño en el tiempo establecido.

Cuando llegaba la fecha, no podía evitar soltar un rayo de luz a su alrededor que evidenciaba su felicidad. Lamentablemente, por más alegre que estuviera, no pudo hacer lo mismo esta vez.

Lan Xichen no había podido ir con él. Un problema en el trabajo y al ser día entre semana, había tenido que volver a la oficina. No es como si la falta de compañía de Lan Xichen hiciera que se divirtiera menos, sin embargo, ahora en verdad había esperado poder tenerlo a su lado.

— No tienes por qué estar aquí

— Lo sé — contestó sin interés.

— ¿Entonces porque no te vas? — preguntó llegando a su límite.

Primer Verdadero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora