Capítulo 8

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Como cada tranquila mañana, se levantó a la misma hora de siempre.

Tomó un baño, bebió una taza de café y preparo un desayuno ligero. Alistó sus cosas y se arregló para salir de su edificio y dirigirse a la universidad.

AL momento de abrir la puerta, como cada día en sus años de universidad, una alta silueta lo esperaba, vestido con jeans ajustados azules y camisa celeste. Cargando una mochila negra mientras se apoyaba sobre el marco de la puerta. Esas últimas semanas el nuevo semestre había comenzado y con eso, las palabras una vez dichas fueron nuevamente olvidadas.

Jiang Cheng volvió al silencio constante, ignorando completamente el tema en el momento que volvía a su cabeza. Aunque siendo realistas, había ciertas cosas que no había logrado evitar...

— No tienes por qué hacer esto — dijo por costumbre. El mayor guardó su teléfono y levantó la mirada.

— Mn — soltó y ambos comenzaron a caminar juntos — Hoy vamos temprano.

Jiang Cheng se aclaró la garganta, como si no entendiera a que se refiere — Si es así, entonces solo camina más lento.

La universidad no se encontraba vacía, algunos jóvenes desayunaban en la cafetería, otros descansaban en las escaleras, paseaban en el pateo o terminaban trabajos en las bancas. El silencio rodeaba la mayor parte de lugares, dejando que la sensación de la madrugada y falta de sol inunde.

El segundo piso de la facultad de medicina no tendría clases en toda la mañana, el lugar debería estar desolado hasta el mediodía, sin embargo, varios sonidos extraños provinieron del baño, siendo el más fuerte, un golpe sobre la puerta que podría espantar a quien se le ocurriera pasar cerca.

— Detente, no deberías hacer... — intentó alejarlo, pero sus labios fueron capturados antes de que pudiera seguir hablando. Fue empujado con fuerza contra la pared una vez que la puerta estuvo cerrada. Después de un intenso juego entre sus lenguas, se separó levemente, lo suficiente como para poder verse a los ojos.

— Si quieres que me detenga, solo dilo — sus alientos se combinaron y Lan Wangji se negó a acercarse sin antes una respuesta. Su mirada intensa no dejó los ojos dudosos hasta que este se rindió y desvió la mirada.

— Borra esa estúpida sonrisa de tu rostro — renegó — Si no harás más, me iré ahora.

Se soltó del agarre y dio media vuelta en dirección a la salida. Tomó la manija y como lo esperaba, fue tirado una vez más hacia atrás, siendo capturado por grandes manos que lo sostuvieron con firmeza antes de ser besado de nuevo.

Los labios poco a poco se movieron de su boca, avanzando con cuidado, dejando húmedos y minúsculos besos como un camino hacia su cuello. Los largos dedos se escabulleron a través de la camisa purpura, y acariciaron su piel con suavidad.

Sujetó el largo y fino cabello negro mientras la lengua contraria recorría su clavícula y como un juego con los dientes, tentó a la piel con suaves mordidas, ocasionando un leve gemido de los labios de Jiang Cheng — No... dejes marca...

Con un tono de burla, Lan Wangji no dudo en contestar — Nunca lo hago.

...

Las clases transcurrieron con normalidad. Una vez que ambos salieron, se encontraron fuera del edificio principal, a punto de volver a casa. Afuera, esperando por ellos, se hallaba Lan Xichen, quien sonrió con alegría al verlos.

— Hermano, ¿Qué haces aquí? — preguntó una vez que estuvieron frente a frente.

— Wangji, A-Cheng, hoy cancelaron mi última reunión antes del almuerzo y como tenía tiempo libre, pensé que podríamos visitar a Mingjue juntos.

Primer Verdadero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora