Capítulo 4

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La carta de ingreso a la universidad fue rota antes de ser leída.

Su casa, que fue especialmente preparada para festejar su compromiso, estaba completamente destrozada, las decoraciones de bienvenida y los bocadillos preparados fueron triturados por sus propias manos. Nada dentro de esa sala quedó intacto, su madre estaría furiosa, pensaba constantemente, sin embargo, ahora no tenía una madre que pudiera venir y regañarle.

No recuerda cuando fue la última vez que comió, cuando durmió o en qué fecha se encontraba.

Su casa era un desastre y ahora tenía que prepararse para un funeral. El funeral de toda su familia.

Sus abuelos deberían llegar en cualquier momento. Se quedarían ahí, haciéndole compañía por unos días en la inmensa casa que ahora se encontraba vacía.

Estaba sentado en el sillón, el mismo lugar que había ocupado por años en medio de sus dos hermanos cuando se reunían en la sala. El viento que recorría el lugar le dio escalofríos. Raro, era verano.

Cuando la pareja de edad avanzada entró, no dijeron nada. Él tampoco lo hizo, en realidad no pudo escuchar si es que en algún momento llegaron a hablarle. Vio como su abuela recogía las cosas y quería detenerla. 'no es necesario' se acumuló en su garganta, junto a 'Lo volveré a destruir cuando te vayas'

La mujer abrió la ventana y ¡Oh! No había visto el sol en tanto tiempo que le quemaron los ojos. Ella prácticamente lo arrastró hacia su habitación, la cama intacta y sus cosas sin moverse desde hace semanas. Sus ojos se enfocaron en el costado morado, intentando no observar el rojo resplandeciente al otro lado. No ahora, no con personas viéndolo.

Un traje negro fue dejado en su cama. Se supone que debía ponérselo, así que lo hizo, lo que sea para que eso acabara lo más rápido posible.

Su cabello fue peinado y su cara mojada y secada, cuando volvió a tomar posesión de su cuerpo ya se encontraba dentro de un auto, camino al cementerio, supuso.

El funeral no fue planeado por él, en realidad, no tenía idea de quien lo había organizado. Pensar en eso lo asfixió, era tan inútil que ni siquiera eso podía preparar, su madre sí que estaría decepcionada.

Cuando bajaron, se encontraban fuera de una iglesia. Vio las numerosas flores que adornaban el exterior, color incorrecto, pensó, ¿Por qué querrían flores amarillas?

Entonces recordó que Jin Zixuan también estaba dentro de uno de esos ataúdes...

Su abuela le tomó la mano, queriendo arrastrarlo dentro como lo había hecho todo el camino, pero por primera vez se negó.

No entraría ahí, no escucharía gente hipócrita hablando y definitivamente no dejaría que ese tipo de personas lo vieran con lástima. Su abuela insistió, pero no se movió ni un centímetro.

La anciana, después de pelear un buen rato se rindió, soltándolo furiosa y entrando detrás de su esposo. Jiang Cheng quiso reír, ella en verdad se parecía a su hermana, amable y linda. Sus ojos volvieron a mojarse, intentó respirar para tranquilizarse y al no lograrlo solo pudo esconderse a un costado de la entrada.

Por un estrecho callejón que no llevaba a ningún lugar fue que se encontraron.

Con las piernas recogidas y el rostro escondido, no sabía si estaba llorando, pero le sorprendió. No quería ver a esta persona, lidiar con él era lo último que deseaba. Su corazón se agitó con furia.

Sin la fuerza suficiente para marcharse, simplemente cayó en su lugar, su cuerpo golpeo contra la pared y el suelo.

—¿Qué haces aquí? — Lan Wangji preguntó casi ausente.

Primer Verdadero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora