ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1

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OMEC.

𓏲      ˖        .     ˖ ࣪⭑      ˖ ٬    ุ๋

Angeline.

¿Que pasa cuando ya no tienes salida? ¿Que pasa cuando ya no estas segura en ningún lugar en el mundo? ¿La vida te concede un deseo y te hace vivir feliz por siempre?

Pues yo tengo una respuesta para cada una de esas preguntas, porque yo lo viví en carne propia.

Fui enviada a la OMEC —Organización Militar Especial contra Criminales— hace tres años. Desde entonces vivo bajo la identidad de Hayley Smith, una chica que hasta ahora ha construido una buena reputación en la instalación de Turquía.

Mi madre pasó su niñez y adolescencia metida en esta instalación, tuvo el puesto de teniente y siempre fue una de las mejores del lugar, claro, eso fue antes de que conociera a mi padre.

Aunque por lo menos ella tenia la certeza de que sería amada desde el primer día, pues mis abuelos y tías siempre fueron muy respetados en las instalaciones, muy importantes para el consejo y terriblemente poderosos.

En cambio yo, llegué a hacerme de las mías en varias ocasiones y aunque en un principio no me fue tan bien, pude salir adelante con la ayuda de Heinz, quien se convirtió en mi doctor y confidente, y también gracias a su prima, Camila, quien estuvo todas las noches junto a mi, dándome ánimos para salir de la cama.

—¡Buenos días! —saluda Heinz, acercándose a mi mesa con una sonrisa.

Se sienta a mi lado y pasa su brazo sobre mis hombros, como casi siempre lo hace.

—¿Y ese buen humor? —inquiero, mirándolo con diversión.

—Es la magia de los 23 años —mete la mano en mi bandeja y me roba una uva.

—Uy...ya vas para los treinta—bromeo y me mira mal.

A Heinz le aterra llegar a esa edad y a mi me encanta recordárselo. Descubrí que tengo el afán de querer molestarlo cada que puedo.

—Algún día tu también pasaras por lo mismo que yo —pongo los ojos en blanco—. Ahora tienes veintiuno, pero espero verte durante unos años y recordarte lo vieja que te estas haciendo —me encojo de hombros.

—Me lo recordaras cuando tengas treinta.

Quita su brazo de mis hombros en un gesto de hacerse el ofendido, y ambos volteamos a ver a la chica castaña que camina hacia nosotros.

—¿Sabes donde esta Harvey? —se sienta frente a mi—. No lo he visto desde ayer por la tarde.

Por la expresión que tiene deduzco que no esta nada contenta.

—Déjalo respirar un poco —dice Heinz—. Ese chico necesita tener su espacio al igual que tu.

Camila pone los ojos en blanco.

—¡Pero si se lo doy! —exclama—. Sé que tiene cosas que hacer pero se supone que nos veríamos en la noche para cenar juntos.

FATAL. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora