FATAL. #2

𝔓𝔯𝔬́𝔩𝔬𝔤𝔬

Prólogo

Mis manos se enredan con fuerza en el cuello de su camisa, mis labios se pegan a los suyos y mis ojos se cierran por inercia.

Su lengua recorre mi boca, explorando el lugar como si de la primera vez se tratara. Sus manos están sobre mi cintura, acariciando la zona de manera delicada, mandando una corriente eléctrica a través de mi cuerpo.

La piel se me pone de gallina en cuanto sus besos bajan por mi mentón, luego a mi cuello y por último al principio del valle de mis senos.

Dios bendito.

De mi boca sale un gemido claro y agudo cuando sube mis manos por encima de mi cabeza y las sujeta ahí con fuerza. Una de sus manos la deja libre y con esa misma se abre paso entre mi largo vestido, subiendo sus dedos por mis piernas hasta encontrar mis bragas, las cuales hace a un lado para luego comenzar a frotar suavemente mi clítoris en movimientos circulares.

Vuelvo a gemir y el calla mis sonidos con un beso, suave pero a la vez salvaje.

Las piernas me flaquean, la mente se me nubla y lo único que puedo hacer es sumergirme en esa sensación placentera que me consume entera.

—¿Quieres sentirme dentro? —inquiere, con voz ronca y que me resulta en exceso, excitante.

—Nos van a ver —hablo jadeante, aun cegada por la sensación cosquilleante que hay en mi entrepierna.

Su cuerpo se pega más al mio, restregandome el bulto creciente que yace en su caro pantalón.

—¿Y que importa? así se darán cuenta de lo aburrida y patética que es su vida.

No respondí, pero dejé que el siguiera haciendo conmigo lo que el quisiera.

Estar bajo sus ordenes me parece tan odioso y a la vez tan excitante. Siempre me ha gustado su tono autoritario, su semblante frío y duro, y su manera tan sucia de dirigirse a mi en ocasiones.

Me gusta como me hace sentir desde que lo conocí. Siempre tan impulsivo y relajado ante los momentos sexuales que tenemos, siempre sacándome de mi zona de confort.

Eso me gusta inigualablemente.

Y lamentablemente también me asusta, así que lo mejor será apagar mis sentimientos, apagar lo que siento por el porque no se si valga la pena tener que quemarme de nuevo.