ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 11

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En la cocina.

𓏲 ˖ . ˖ ࣪⭑ ˖ ٬ ุ๋

Angeline.

Miro hacia ambos lados de la calle antes de cruzar.

La cafetería "Fiorentino" esta situada frente a mi, al entrar una pequeña campana sobre la puerta avisa mi llegada y mis ojos buscan a Heinz. Lo veo mirándome desde una esquina, alza la mano como si no lo hubiese visto ya y una sonrisa se le forma en la cara. Me acerco a él y se pone de pie para rodearme con sus brazos en cuanto estoy cerca.

—Te extrañé —cierro los ojos y dejo salir un suspiro.

—Yo a ti.

Nos alejamos y tomamos asiento, uno frente al otro.

—¿Dónde están Camila y Efraín? —pregunto.

Su mirada se clava en mi espalda, una sonrisa de oreja a oreja se le dibuja en ele rostro, automáticamente también sonrío cuando unas manos me cubren los ojos de manera juguetona.

—¿Quién soy? —reconozco la voz de Camila y me echo a reír.

—Dua Lipa no creo.

—Casi —me destapa los ojos y me pongo de pie en un movimiento rápido cuando mis ojos visualizan a Efraín.

Su calor me envuelve de inmediato en cuanto me estruja con fuerza contra él, los ojos se me empañan y no retengo el impulso de estrujarlo fuerte.

—Te extrañé muchísimo —lloro—. No sabes cuanto, Ef, te he echado de menos...

Su cercanía de alguna manera me hace sentir paz, pues lo que siento es un ambiente tan familiar que no quisiese separarme de él. Tres años sin verlo se sintieron como una eternidad, ambos éramos tan cercanos y de un momento a otro nos alejaron.

—Oh, Ann...—musita, su boca contra mi cabeza—. Yo también te he echado mucho de menos, mugrosa.

Se aleja de mi para mirarme a los ojos y caigo en cuenta de que tiene barba de apenas unos días. Sonrío y le acaricio la mejilla con los dedos.

—Mírate, ya creciste mucho —las lagrimas no dejan de salir, y supongo que la gente a nuestro alrededor nos está mirando, pero eso no tiene importancia para mi.

—¿Yo? —inquiere y me hace tomar asiento en el sillón que rodea la mesa—. Yo solo me dejé la barba, pero tú...creo que te encogiste porque te ves más enana.

Su mano me revuelve el cabello y me limpio las lagrimas con el dorso de la mano.

—Que maña la tuya de atacar mi altura —digo yo.

Camila se sienta frente a mi y Heinz a su lado, ambos me miran sonrientes.

También extrañaba verlos a ambos, las cosas que vivimos juntos no fueron cualquier cosa, sin duda alguna son de mis personas favoritas y me ha costado tener que llevar una nueva rutina sin ellos dos a mi lado. Son unos chicos muy buenos, me ayudaron bastante con todos mis problemas, es válido haberles tomado muchísimo cariño.

—Eres de las chicas más bajas que he conocido —admite—. No te lo tomes personal, te miras muy tierna.

—¿Tierna? ¿De donde se le mira lo tierna? —habla Heinz—. Es una fiera, parece una tigresa —ruedo los ojos.

FATAL. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora