Una pequeña diablilla angelical [Lucifer Morningstar]

TEMP 3: SIETE

Después de aquel emotivo momento entre Samara y sus padres, los adultos siguieron trabajando.

— ¿puedo quedarme contigo hoy? — le preguntó la adolescente.

— tengo que trabajar, linda, Trixie se quedará con mi mamá.

— me enteré que Dan le disparó a papá y está planeando una venganza contra él, es de temerle.

— estaré en la sala viendo las carpetas, buscando pistas, así que... te puedes quedar en la habitación de Trixie. — sonrió mientras la rubia organizaba las carpetas.

— gracias, mamá. — Decker la abrazó y besó su cabeza. — iré a avisarle a mi papá.

— claro, te espero en el estacionamiento. — ambas se separaron, Chloe se dirigió a la salida mientras que la niña a su padre.

— me voy a quedar en casa de mi mamá Chloe.

— sí sí, diviértete.

— ¿me das dinero? — le dio cien dólares.

— espera, ¿para qué?

— por si acaso, te amo papá.

— yo también te amo, diablilla. — su hija sólo rió y se fue del lugar para encontrarse con su madre adoptiva e irse a su casa.

[...]

Todo estaba tranquilo, la detective haciendo su trabajo: leyendo carpetas con documentos, viendo fotos de la escena del crimen, buscando pistas que dieran con el asesino; mientras que la niña reposaba acostada en la cama de la pequeña Decker y platicaba con Jolene por medio de su celular.

Pero de pronto escuchó unos gritos y golpes.

— ¿qué fue eso?

— iré a ver.

— no creo que sea una buena idea, Sam.

— te hablo después.

— ¡Sam! — se escondió el celular y salió.

— ¡mamá! — notó que todo estaba fuera de lugar, hecho un desastre y Decker no se encontraba cerca. — ¿mamá? — volteó al escuchar unos pasos. — mierda...

[...]

Había amanecido, Morningstar había estado toda la noche y madrugada planeando la mejor venganza contra el detective Espinoza hasta que encontró la más ideal.

— sí, eso es, ¡así me vengaré de ti, Daniel! Esto merece un brindis. — pronunció sentándose, apagó la música y revisó su celular. — ¿buzón de voz? Ni siquiera lo oí sonar. — le dio reproducir al mensaje de voz y comenzó a servirse su trago.

— Lucifer, tenía razón, Klumpsy no mató a las primeras tres, hay otro asesino en serie y está suelto, tengo una pista.... mañana en el Distrito de las Artes... — de pronto se comenzaron a escuchar gritos provenientes de la detective y golpes, algo que preocupó a Lucifer.

— ¡mamá! — su corazón, de por sí estaba latiendo a mil por cada segundo que pasaba, al escuchar la voz de su hija, este se aceleró más si es eso posible. — ¿mamá? mierda... — escuchó un último golpe y el mensaje terminó.

En cuanto terminó, se fue volando, literalmente, a la casa de la rubia.

— ¡detective! ¡detective! — vio todo destrozado — ¡Bella! ¡Bella! ¡Samara! ¡Bella! ¡detective! — sus ojos se llenaron de lágrimas y su pecho con un sentimiento de impotencia, si no se hubiera quedado toda la noche planeando la venganza contra el ex marido de la detective, habría llegado a tiempo o habrían empezado la búsqueda desde antes.