Capítulo 13

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Una envolvente sensación lo mantenía recostado sobre el escritorio, nacía en su cuello como un agradable cosquilleo y moría en la planta de sus pies

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Una envolvente sensación lo mantenía recostado sobre el escritorio, nacía en su cuello como un agradable cosquilleo y moría en la planta de sus pies. La calidez que su marca del alma le otorgaba lo hacía querer permanecer dormido, pero sabía que tenía que despertar, aún restaba trabajo por hacer. Mientras meditaba las razones para levantarse, un molesto hormigueo le picaba la nariz con insistencia; Kalani se talló el rostro con las manos intentando alejar lo que sea que quisiera hacerlo estornudar, al hacerlo, lo único que logró fue mancharse con algún líquido pegajoso.

Estaba cubierto de acrílico azul, por un breve instante creyó que había metido por accidente las manos en los tarros de pintura al estar dormido, cambió de idea al escuchar la estridente risa proveniente de la chica delante suyo. Lo comprendió bien al ver que esta sostenía una pluma de paloma, era otra de sus infantiles bromas.

—Buenos días, pitufina —saludó Elizabeth, sin dejar de sonreír burlesca. El nuevo apodo que le designó al chico iría directo a su lista de mil maneras de hacer enojar a tu pareja—, hoy te ves pitufi-fantástica.

—Ja ja, muy graciosa —dijo Kalani, siempre le irritaron las travesuras de Elizabeth, de alguna manera tenía la fórmula perfecta para sacarlo de sus casillas a diario—. Eres insoportable.

—Oww, yo también te amo, aunque seas un emo amargado —concluyó sentándose ante el birrete donde estaba colocada su actual obra de arte. Tomó un pincel de punta fina y lo zambulló en el bote de pintura negra, aún quedaban detalles por pulir del cuadro.

~ Que bueno hubiera sido esto si no fuera un sueño ~

Consciente de lo que pasaba, Kalani se dedicó a seguir con la mirada las pinceladas que Elizabeth daba con precisión sobre el cuadro, sin querer, la nostalgia se instaló en su pecho. Apreció con sumo detalle las finas facciones de su difunta novia, lucían tan vividas gracias a los rayos de luz que se filtraban entre las persianas; el cabello azabache con ligeras ondulaciones hacía resaltar su cintura y combinaba a la perfección con el tono bronceado de su piel, las recurrentes caminatas por la playa quedaban en evidencia. Sin duda alguna, esos ojos color café que reflejaban un brillo único eran su característica física favorita, podía apreciarlos por horas sin aburrirse.

La insistente mirada de Kalani fue descubierta por Elizabeth, quien no tardó en idear una manera para molestarlo.
—Como se me antoja acabarme un six contigo —dijo expectante de lo que su pareja le diría.

—Pero tú no bebes.

—Hablaba de condones.
Tal como se lo esperaba, Kalani enrojeció de pies a cabeza, lo que no esperaba, era terminar con un brochazo de pintura azul en la cara como consecuencia.

—¡Eres una maldita pervertida!

—Pero si es tu culpa —se excusó mientras intentaba limpiarse la boca con las mangas de su blusa—, desde que te vi por primera vez me tienes con unas ganas.

Orquídea (Ninjago)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora