Capítulo 17

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Mirar por la ventana de la sala se estaba volviendo una costumbre para Cole, era de las pocas cosas que traía quietud a sus pensamientos

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Mirar por la ventana de la sala se estaba volviendo una costumbre para Cole, era de las pocas cosas que traía quietud a sus pensamientos. Desde ahí, el bounty parecía el barquito de juguete que un niño extravió al olvidar que lo llevaba consigo.

Recordaba el instante en que se atrevió a salir de su habitación, gracias a eso ahora le era más sencillo pasearse por la casa cuando sus amigos iban de visita. El único problema era que, habiendo pasado casi un mes desde aquel logro, seguía sin ser capaz de poner un pie afuera.

Cada día, sin excepción, Jay y Zane se presentaban para hacerle compañía en el almuerzo, de vez en cuando también asistían el resto de sus amigos, pero las charlas eran efímeras. Le costaba seguir un tema de conversación en específico, perdía el hilo por distraerse pensando en otras cosas; no lograba concentrarse y eso lo frustraba.

Pasito a pasito, no hay razón para apresurarse, ve a tu propio ritmo —eso fue lo que dijo Jay, en una de sus visitas diarias. En su momento, aquellas comprensivas palabras fueron sorpresivas para Cole, pues su mejor amigo solía hacer todo con prisa, sin pizca de paciencia.
Rió con sutileza ante la loca posibilidad de que el ninja azul hubiera caído víctima del hechizo de una bruja, ¿cuál otro motivo habría para que su hiperactiva personalidad se viera reducida?

—Echaba de menos verte sonreír así —dijo Nya, recargada en la entrada de la sala. Esperó que Cole le diera autorización para acercarse, cosa que no tardó en pasar. El chico se hizo a un lado dejándola sentarse junto a él en el sofá. Era un buen avance, las últimas veces lo vio dar todo de sí mismo para mantenerse en contacto con ellos—. ¿Cómo has estado?

—Bien, eso creo —respondió Cole, esforzándose por verla a los ojos sin avergonzarse o salir huyendo.

—Mejoraste tu alimentación, me alegro.

—Jay es muy insistente con eso, no se va hasta que el plato queda limpio.

La melodiosa risa de Nya era agradable al oído, hacía que Cole se sintiera cómodo con su presencia.
—Jay nunca cambia —decía, mientras su risa menguaba poco a poco—, aunque últimamente parece ser más sensato. —Miró a su compañero de batalla para analizar sus expresiones, notando como esa temerosa sonrisa renacía en sus labios—. Se preocupa mucho por ti, en realidad, todos lo hacemos, nos haces falta.

~ No sé por qué eres siempre tan inseguro ~

El semblante de Cole decayó, aquella bonita curvatura en sus labios desapareció tan de repente que Nya creyó haber dicho algo que no debía. Tenía la intención de disculparse por su supuesto error, pero se abstuvo de hacerlo al escuchar la siguiente confesión:
—Yo igual los extraño, pero estarán bien sin mí. —Se detuvo unos segundos para medir el peso de sus palabras, dándoles menos importancia de la que debía—. En esta condición no soy útil de todas formas.

Orquídea (Ninjago)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora