Capítulo 14

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El escondite subterráneo era inmenso, daba la sensación de ser interminable, era un laberinto de acero

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El escondite subterráneo era inmenso, daba la sensación de ser interminable, era un laberinto de acero. Jay había perdido la cuenta de los giros y vueltas que dieron los últimos quince minutos. Su percepción de la realidad estaba alterada, en múltiples ocasiones tuvo que ser guiado por sus amigos para que no fuera por una ruta diferente y se extraviara, otras muchas para que no chocara con los muros por ir demasiado rápido.

El dolor en su marca del alma había menguado casi en su totalidad, y por alguna razón, no le daba buena espina. Se sentía vacío, como si hubiera dejado caer algo importante al recorrer los pasillos sin el mínimo cuidado.
Estaba exhausto y no era el único, si seguían corriendo sin rumbo fijo tendrían que detenerse a descansar, lo que significaba darle ventaja de sobra al enemigo.

Iba a suplicar de rodillas por tomarse un respiro, pero un estridente y agónico grito llegó a sus tímpanos, reconocería esa voz en donde sea, era Cole, quien evidentemente no estaba bien.
Apresuró el paso a tropezones tomando la delantera del equipo, estaban cerca, había sonado tan cercano. Un segundo grito, esta vez cargado de rabia y con un tono de voz desconocido para él (voz que asoció a Kalani), terminó de indicarle el camino correcto hacia una gran puerta de acero bien pulida.

Inspeccionó la entrada en busca de un cerrojo, un panel de código, algo que le diera acceso al interior. No encontró nada, pensó que quizás se abría desde dentro o con algún tipo de control remoto.

—Jay, a un lado, la derribaré —dijo Lloyd, preparándose para impactar su puño contra la puerta. Con algo de suerte, su fuerza bastaría para despejar el camino.

Al estar expectante de lo que ocurría, Jay ni se molestó en preocuparse por su propia salud; de la nada se le fue el aliento, el dolor de su marca del alma lo golpeó una última vez con tanta intensidad hasta el punto de hacerlo desplomarse. Kai y Nya apenas tuvieron tiempo de reaccionar para sujetarlo, evitando que se lastimara al caer.
Las voces de sus amigos se oían lejanas, el oxígeno volvía a llenar sus pulmones poco a poco, permitiéndole enderezarse justo cuando Lloyd consiguió derribar la puerta al tercer impacto; el estruendo que provocó al tocar el piso fue abrumador.

Sin dejar de mirar adelante, Jay terminó de levantarse con ayuda de sus amigos, la sangre en sus venas pareció congelarse por un segundo al ver a Cole recostado boca arriba en una camilla de metal con Kalani encima suyo. Se movió por instinto, la escena observada sacó a su cuerpo del transe que lo mantenía inmóvil. No supo cómo fue que se movió a tal velocidad, tampoco le importaba saberlo, todo lo que le interesó fue alejar a ese sujeto de su compañero.

El puñetazo directo en el rostro hizo caer a Kalani de la camilla, al levantar la vista se encontró con la enfurecida expresión de Jay, ante esto, un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Las azuladas iris del ninja emitían un resplandor eléctrico temible, creyó que volvería a golpearlo, no, estaba seguro de que eso habría hecho de no ser porque Kai le llamó la atención.

Orquídea (Ninjago)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora