Wet Dreamz - Hossier

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— ¿Ustedes han notado lo malhumorado que ha estado el capi estos días?

— ¿Más de lo normal?

— ¿Acaso ese no es su estado natural?

— Ya tío, pero, más amargado ¿sabes?

— ¿Cómo si tuviese un clavo en el culo?

— ¡Sí tío!

— ¡Que va!

— ¡Hombre! Ahora que lo mencionas, tienes razón...

— Debe ser la falta de sexo.

— ¡El que tiene la radio prendida considérese a un pie de irse a la puta calle!.

— S-Señor...

— Estaré en mi oficina. A menos que sea de vida o muerte, no quiero que nadie me interrumpa.

Bossier escuchó el "sí, señor" correspondiente por radio y soltando un suspiro apagó el aparato donde por accidente había escuchado la charla de sus subordinados.

El horario nocturno era pesado pero necesario. Si bien los incendios más recurrentes en Los Santos se daban en el día, nunca se descartaba la posibilidad de que alguien requiera de la ayuda de los bomberos a lo largo de la noche.

Para él, el tiempo lo era todo, y si bien otorgaba a sus chicos libre albedrío para que hicieran lo que quisiesen, eso no justificaba el hecho de que pasaran sus horas muertas cuchicheando sobre su vida personal, su humor de mierda o infiriendo que llevaba una buena temporada sin sexo. Sobre todo lo último, era totalmente falso.

O bueno, tal vez no.

Debido a su actual puesto y compromiso por su oficio, pasaba muchas horas de su vida en la oficina. El papeleo era una actividad que se robaba gran parte de sus horas diarias y sumado a la actividad en campo, le dejaban horas justas para realizar una que otra actividad extra.

Menos salir a conocer gente.

Y no conocer gente significa no follar.

Tampoco es que le diera mucha importancia a aquello, no estaba entre sus prioridades. Actualmente su principal objetivo era saber la verdad sobre el hombre que había puesto patas arriba su estación.  Puso su lista de reproducción musical favorita y entre reportes de incendios, resultados de pruebas y quejas hacia el cuerpo de bomberos, las horas fueron pasando, había dejado concienzudamente para el final la carpeta que más le importaba.

Michael Hope era un hombre peculiar. Carismático, talentoso y devoto a su trabajo, de pantallas para afuera no levantaba sospechas pero había llamado su atención ciertos sucesos en los que había estado implicado. A pesar de eso no podía juzgarlo antes de tener pruebas fehacientes de sus sospechas, sólo le quedaba observar desde su posición cómo se desplazaba por la estación luciendo tan... bello, muy bello... aunque probablemente estos no eran los términos que aparecían en su mente cada que se topaba con él en las duchas. Ese cuerpo bien trabajado... las horas muertas internado en el gimnasio daban sus frutos, incluso él se había animado más de una vez en acudir a ejercitarse en ese lugar.

Para ejercitarse, claro. No para casualmente compartir la caminadora con Hope y su increíble trasero.

Pero joder que sí lo hacía.

Sabía que era algo incorrecto, desear a tu subordinado sólo traía problemas, sobre todo si se trataba de uno el cual había despertado infinidad de dudas en él respecto a su vida antes de incorporarse al cuerpo de bomberos. Pero no podía evitarlo, Michael despertaba muchas cosas en él.

Un toque en su puerta lo puso en alerta.

— ¿Qué es lo que quieres Hope? — Cuestionó con su usual tono de voz, reacomodándose en su silla, ocultando su rostro tras la carpeta entre sus manos como si cada vello de su cuerpo no se hubiese erizado ante la presencia del moreno.

BABY, COME WITH ME - SPAINRP/INFAMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora