BABY, COME WITH ME - SPAINRP/INFAMES

Valentine's Day - Dexacio

— ¡A tomar por culo, cara huevo!

— ¡Corre más rápido Gustabo!

Los dos jóvenes corrieron en la misma dirección, uno al lado del otro como lo habían hecho durante años desde el inicio de su amistad. Horacio y Gustabo reían sin aliento al escuchar la voz de las pobres víctimas de su última fechoría, el segundo crepúsculo del día empezaba a hacerse presencia entre las espesas nubes que adornaban el claro cielo en el día de los enamorados. La calzada resonaba con el pesar de sus pasos reducidos en velocidad cuando llegaron a un callejón lejano de su punto inicial de partida, libres de delito y todas las consecuencias de sus ilícitos actos.

— Este sí que nos dió lucha ¿eh? — Dijo Horacio recuperando el aliento, alisó su camiseta morada con su mano libre y se liberó de las asas de su mochila con intenciones de meter el objeto que tenía en la otra mano. Ahí, yacía una caja negra del ancho de su mano, pero lo suficientemente alta como para abarcar el tamaño del objeto en su interior.

— Joder tío, ¡Durante un segundo creí que la novia de ese tipo me iba a rebanar el cuello!

— Tampoco exageres, sólo se alarmó un poco. — Ignoró las quejas de su hermano y se dispuso a revisar el contenido de la caja rezando mentalmente porque el objeto haya sobrevivido a cualquier daño causado en el arrebato.

— Claro, si entiendes alarmar por tomarme del cuello de la camiseta y casi acabar con mi vida. — Continuó Gustabo, mas sus planes de seguir con sus protestas murieron cuando Horacio abrió la caja y de ahí se expuso un grueso reloj de fino acabado en tonalidades grises. — A todo esto, ¿Para qué quieres ese reloj? No es muy de tu estilo, a ti te gustan las cosas más... exóticas.

Horacio al terminar de comprobar el estado del objeto se dispuso a guardarlo en su mochila y recolocarsela en la espalda. — P-Pues, creo que fue amor a primera vista. — Sonrió nervioso.

— Ya — Espetó el rubio en una mueca — ¿Sabes que no soy tonto verdad Horacio? ¿Cuándo me la vas a presentar?

— ¿A quién? — Fingió demencia.

— A mi abuela — Respondió Gustabo con sorna. — ¡Pues a tu novia, hombre! ¿Sino a quién más? Llevas meses desapareciendo los fines de semana, me imagino que ya tendrán algo formal ¿no?.

— P-Pues...

— No me jodas que eres de esos ¡Madre mía, mi niño haciendo la del fuckboy!

— No digas esas cosas Gustabo, sabes que yo no soy así...

— Me daría igual si lo fueras, no te voy a mentir — Agregó Gustabo mirando con desinterés sus uñas pintadas de negro. — Pero me da curiosidad, nunca te vi tan embobado, por eso intuí que era cosa seria. Pero si me dices que no...

— ¡Lo es! — Interrumpió Horacio — De hecho, me gusta muchísimo — agregó sonrojándose. — Ahora tengo que irme, pero te prometo que pronto te lo presentaré. ¡Nos vemos!

Gustabo se alarmó. — ¿Cómo? Espera- ¡Horacio!... — Su reacción fue tardía, cuando realizó su pregunta, su casi hermano ya se encontraba a una cuadra de él.— ¿Acaso dijo... «lo»?

La noche comenzaba a forrar el cielo diurno, el aleteo de los pájaros volviendo a su hogar entre las ramas se hacía presente a medida que Horacio caminaba por el espeso gras, buscando entre los alrededores a la persona que le robaba el aliento, aquel que iluminaba sus días y noches, Dexter no sólo era su primer gran amor, también era su actual pareja y el hombre de sus sueños.