BABY, COME WITH ME - SPAINRP/INFAMES

Homecoming - Volkacio

— Vas a transportar las pirulas con Jose del piso franco hasta aquí — indicó Toni — Llévense el camión, nosotros estaremos en el almacén tratando unos asuntos importantes.

— да (si) — Respondió en un murmuro mientras metía las cajas vacías en la parte de atrás del coche. Después de la llamada, lo tuvieron guardando cosas y fajando billetes, ni siquiera se dignaron a disimularlo, esos hijos de puta se preparaban para escapar — ¿Anya no viene?.

— ¿Anya? Bueno... digamos que ella ahora está con Sergio — Rió el rubio, siendo secundado por  el moreno.

El ruso se mantuvo estoico, ignorando el escalofrío que sintió al recordar lo que le contaron que le hicieron a ese joven. Lo más probable era que parte de esa chica se la haya comido Igor, al menos el agente Vicente ya podía descansar en paz, era una lástima que Greco no tuviese los honores de encerrar a esa mujer.

Con su típico rostro imperturbable, hizo un sonido de desinterés para que constatara que le habían oído y, terminando con la última caja, aseguró las puertas traseras. Observó de reojo los interiores de la tienda, desde su aparición Carlo no había dejado de observarlo en silencio. El ruso sabía perfectamente que estaba en su mira y lo más probable era que sus horas estuvieran contadas.

— La familia — Inició su discurso saliendo por las puertas del "Que rule" — es lo más importante. Las tres leyes de los Gambino deben ser respetadas donde quiera que vayamos. — exclamó observando uno a uno, a los presentes.

Viktor lo observó expectante, el italiano se paseaba frente a ellos a paso sigiloso, como aquel depredador que estudia a su próxima presa. — Uno, nuestro círculo es pequeño. — Dijo intercambiando miradas con Jose — Dos, somos leales hasta el extremo — llegó frente a su hermano, apoyando una de sus manos en el hombro del rubio — Y tres... Nunca nos dejamos joder. — Susurró tétrico dando la vuelta para encarar al ruso que se mantuvo impasible ante la clara amenaza.

— Así es mi querido hermano, por la mamma.

— Por la mamma — Concedió. — Ahora vayan a trabajar, vamos a expandir el negocio — Informó regresando a su semblante habitual — vacíen el piso franco y avísennos cuando estén cerca.

La música resonaba a volumen moderado dentro del auto, el camino se estaba haciendo más largo de lo habitual, Jose había tomado una ruta demasiado larga con la excusa de cargar gasolina cuando evidentemente, ellos salieron de una. Miró la hora en su reloj, las ocho menos cuarto, apoyó su codo en la puerta dejando descansar su cabeza en su puño, el español se mantenía inusualmente callado, así que aprovechó el tiempo para pensar en el siguiente movimiento que haría para ganar tiempo.

— Jose, ya llevo buena cantidad de meses en Marbella —Murmuró luego de un rato sin despegar la vista de la carretera — ¿Ya me vas a decir la razón por la que me has traído por aquí?

El moreno soltó un suspiro, ignorando la pregunta y siguiendo su ruta hasta llegar a un punto en el que tomó un desvío y se estacionó en una zona apartada. Casi de inmediato, sacó el arma de su bolsillo y apuntó al ruso.

— Anda bájate del carro — Exclamó el hombre.

Bajaron a la par, el moreno no había dejado de apuntarle en todo el proceso hasta posicionarse frente a frente. El peligris miró rápidamente a sus alrededores, tenía que confiar, no le quedaba de otra, todo iba a salir bien.

— Jose, tu sabes que este no es el camino correcto — Trató de hacerle entrar en razón.

— Que cojones vas a saber tú, eres un traidor — Escupió con repudio, había llegado a considerar al mayor como un compañero y amigo. El enterarse de que era un agente y que todas esas horas compartidas habían sido una mentira lo llenaron de rencor. — Los Gambino me llevarán con ellos a Italia, no lo tomes personal Viktor, solo son negocios.