Capítulo 15. Plena y satisfactoria

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Thalia y yo ingresamos a la comisaría sin mayores dramas, ella se hizo pasar por una denunciante y yo por una periodista en busca de información, ambas conseguimos infiltrados como si nada.

A los 5 segundos de estar aquí pudimos identificar a los mata abejas, las viudas negras y a los que tenían algún tipo de manipulación usando masa de transmutación.

En esas últimas personas no sentí rastros de Carina. Así que llego a la conclusión que no es el poder de ella el que se está usando, si no que alguien más está tomando sus habilidades, eso la debe tener furiosa.

Me siento en un banco, esperando a que me asignen a algún oficial para entrevistar, se supone que vengo a investigar el caso del sábado y ahora un evento resiente. Al parecer encontraron descuartizados a otros miembros de los mata abejas. Ese justiciero no da treguas.

Thalia se sienta a lado mío, y finge estar escribiendo en su celular, mientras yo observo la oficina.

—En cuanto pueda me infiltro por los papeles —Murmura—. No tenemos mucho tiempo así que es probable que hechice a algunos.

—Entendido... ni bien tenga a alguien que me guíe voy por Harvey... —respondo.

—Listo.

Ella continúa en su celular, fingiendo una cara de angustia por su denuncia. Yo opto por mirar también mi teléfono, pero soy interrumpida por la voz de una oficial, la cuál me está echando ojo desde hace un buen tiempo.

—Señorita Martinez, la llevo junto a la agente Rosalia, ella podrá recibirla en su oficina.

—¿Rosalía? —pregunto mientras me levanto de la silla— ¿Es nueva?

—Sí, así es llegó hace unas semanas. Enviada del departamento de combate contra el terrorismo, viene de España.

—Genial... —digo siguiendo a la mujer.

Cuando entramos a los pasillos de accesos restringido me acerco a la oficial y con cautela susurro a su oído:

—Hoy es un buen día para servir al 7mo.

—Y a la Colmena —responde con los ojos apagados.

—Llévame junto a Harvey Ross.

Sin protestas me guía en el pasillo, observo las paredes mal pintadas y sucias y me pregunto cómo es posible que manejen tanto dinero y no sean capaces de mejorar el lugar en el que están todo el día. Es increíble que el hambre de llenar sus bolsillos pueda más que la comodidad y el buen gusto de estar en un lugar estético, o quizás solo estoy acostumbrada a demasiado lujo.

Finalmente llegamos a la oficina del agente Harvey, despido a mi acompañante quien regresa por donde vino. Me dispongo a tocar la puerta, pero el sonido de los murmullos dentro de la habitación me detienen de forma inmediata.

Acerco la oreja a la madera y las voces no se hacen claras pero sí entendibles, al fin y al cabo no necesito entender, porque el mensaje era claro, solo emitían gruñidos y gemidos, es decir del otro lado de ña pared hay un festín, al cuál no me invitaron y se oye genial.

Intento ocultar la sonrisa pícara que se me dibuja en la cara, pero es imposible, o sea, me imagino la adrenalina que deben estar sintiendo en este momento, creyendo que están solos al final de un largo y oscuro pasillo... y yo les voy a arruinar el momento.

Pongo mi dedo sobre la cerradura, y hago una invocación Mainó a aparece a mi lado y coloca su dedo sobre el mío, puedo sentir como el seguro se destraba y la puerta queda totalmente abierta.

—Igualdad y respeto —Saluda— ¿Quieres que me quede contigo?

—No, ve con Thalia y vienes junto a mi cuando tengas idea de si debo salir corriendo de aquí.

El justiciero del Panal [Libro 3] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora