Capítulo 73. Imparable

336 86 19
                                    

Zunú ya está en un lugar seguro, mi imagen de indignado ha tenido un éxito rotundo, y ahora solo falta mover una ficha más para que mi papel ante Orkias sea el del niño desprotegido que busca sus consejos.

Solo necesito un tiempo más, aguantar un poco más, conseguir ese libro y al fin podré terminar el ritual para vencer a mis enemigos. Claro que luego me quedará pagar mis crímenes ante la Justicia de La Colmena, pero estoy dispuesto a hacerlo, siempre y cuando el asesino de mi madre haya sufrido lo suficiente y su alma quede atrapada en el añakua por siempre.

Aprieto la pluma con la que me estoy haciendo un nuevo tatuaje contra la piel de mi muñeca, y el dolor me carcome la tristeza, por lo que me siento aliviado.

La grafía nueva queda perfecta con las líneas. Admiro mi obra, y comprendo que he logrado alcanzar muchos conocimientos a lo largo de este tiempo.

Miro el pequeño portal que cree y pegué en la puerta. Una de las cosas más valiosas que aprendí a usar es a los poras, si los tienes en el lugar acertado escuchan y transmiten todo lo que oyen  en definitiva mi mejor acierto.

Escucho a los del primero caminar por los senderos del bosque, probablemente vayan a entrenamiento con Gustavo y Cenit. Eso me da más tiempo, o al menos es lo que creo.

Junto ambas manos, cruzo mis dedos y con destreza llamo a mi protectora.

—Araresá —susurro

Ella aparece como si fuera un holograma ante mí, la veo sudando y con el cabello en una coleta.

—Cario —saluda

—¿Está todo bien? —pregunto preocupado por ella.

—Sí, tranquilo, estamos entrenando con Zunú, vine a visitarlo en su escondite ¿Qué sucede?

—Me alegra que le hagas compañía, ya me estaba preocupando que se aburra.

—¿Aburrirme? —se burla Zunú —. Estoy en primera plana de todas las páginas de búsqueda de La Colmena. No hay tiempo de aburrirse... el plan fue un éxito.

—Así es —le aseguro—. El plan ha resultado ser un éxito. Ahora la atención está en ti y en descubrir quién es el Informante, lo triste es que causamos un quiebre entre nuestros adeptos.

—Nada que lamentar —habla Araresá —. Quienes son leales  son los que deben quedar, el resto que decante.

Tiene razón, ahora mismo debemos fortalecer a quienes deciden creer en la causa, a pesar de que debo empezar a actuar que estoy en contra. Solo espero que sean muchos los que crean en la causa del justiciero y sigan apoyándonos.

—¿Lo harás hoy? —pregunta Araresá.

Respiro profundo, me siento algo ansioso y preocupado, a decir verdad también con miedo, pero la verdad es que si no hago esto nada será creíble.

—Sí, lo haré.

—Déjame volver a advertirte—Habla Araresá—, que estás usando a tu novia y la vas a manipular para esto, no quiero escuchar arrepentimientos luego, cuando todo nos salte a la cara.

—Lo sé... —digo—. Y a pesar de que amo con locura a Iracema... mi venganza pesa más, el amor no me va a devolver a mis muertos.

—En eso tienes razón, pero es mi deber decirte —Araresá se suelta el cabello y me mira con fiereza —. Que cuando tu vendetta acabe, es probable que no te quede nada.

—Quedará mi victoria, Araresá, y eso nadie me lo va a quitar.

—Igualdad y respeto.

—En cuerpo y alma —digo y el holograma se cierra.

El silencio se hace, tanto en la cabaña como en el bosque, quedó observando una esquina y me pregunto cuánto tiempo seré capaz de resistir, cuánto tiempo voy a aguantar mi mentira y saber que voy a romper en mil pedazos en corazón de la chica a la que amo.

Cuando me descubra, va a odiarme tanto que estoy seguro que ni a los calabozos irá a verme.

Me duele tanto no saber cómo va a acabar esto  pero a la vez, me emociona saber que lo que estamos haciendo cada vez tiene mejor forma.

Debo hacer que todos me vean como un detractor de el Justiciero, debo fingir que mi prioridad es mi novia, hacer  creer que estoy tan enojado con la situación que soy capaz de enfrentarme hasta con el propio Zunú.

—¿Estás seguro? —escucho una voz que proviene de mi portal, alguien está en el bosque, y a juzgar por el sonido de interferencia que acompaña la voz parece que está hablando por celular —. Esta es una información muy valiosa, es más que importante publicarla en el Informante.

La voz de la chica suena emocionada y nerviosa ¿Quién es?

—¿Pero estas seguro que la orden de arresto es contra Orkias?

Mi corazón se detiene, esto no puede ser, este simple hecho podría arruinar todos mis planes.

—¿En carácter de qué? ¿Testigo? Pero si él estaba con sus hijos cuando mataron a Solei...

>>Claro que entiendo que la justicia en este país es una mierda... si, sí  ya lo sé. Voy a hablar con el grupo y haremos viral la noticia... con eso podríamos impedirlo.

>>¿Sabes quién hizo que se mueva la causa? ... un anónimo, claro, debe ser algún traidor de mierda.

La voz de la mujer suena enojada, y vaya que la entiendo, ¿Quién mierda hace que arresten a la cabeza del internado si no es nada más y nada menos que algún traidor?

—Sí, lo vamos a evitar, aquí nadie se va a llevar a nuestro rector —dice la chica, y estoy más que desacuerdo. Mi show va a tener que esperar, porque primero debo cuidar al padre de mis hermanos de una posible intervención.

Saco mi celular y envío un audio a Juanjo.

Luriel 11:45
Perro, haz que corra la voz, que los aliados de afuera apliquen alguna chicana, al parecer quieren arrestar a Orkias y alejarlo del internado, los enemigos traen algo entre manos.

Envío el audio, de inmediato me tilda de azul, al segundo estoy recibiendo una respuesta.

Juanjo 11:45
Listo, aquí nadie va a tocar al papastro, el plan corre.

Ni bien escucho el audio, oculto mis tatuajes y me dispongo a actuar y cuidar mis intereses, que difícil se está haciendo esta mierdilla.

De sentirme imparable, me siento arrebatado por tantos lios, pero hay que actuar  y defender lo que tengamos que defender.

El justiciero del Panal [Libro 3] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora