3-Hyunjin

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Paso lo que nunca creí que pasaría, rezaba porque no terminaran las clases nunca y así evitar ver la cara de Lee, claramente eso no pasó y sonó el timbre indicando que las clases terminaban y mi castigo iniciaba.

—Llévame contigo Lixie

—Lo siento Hyunjin, pero no quiero que tengas problemas

Félix se fue a su casa y me dejó ahí sin ayudarme, ¿acaso podía considerarlo mi amigo después de que me dejó en la boca del lobo? La respuesta es si porque es Felix y es un amor.

Me dirigí con pasos lentos y pesados hacia mi triste destino, tratando de retrasar mi castigo y tener un poco más de tiempo de paz antes de pasar dos horas con el insoportable de Lee.

—Señor Hwang, va a llegar tarde a su castigo, vamos—Era la perfecta, me guió con pasos rápidos al aula de arte.

Literalmente iba a pasar las peores horas de mi vida y lo hacía peor que fuera en compañía del imbecil ese.

El ya se encontraba en el salón cuando la perfecta y yo entramos.

—Bien, tienen que limpiar el piso, acomodar los caballetes y las sillas, su castigo termina a las 5 de la tarde

Y se fue, sin más.

Trate de no mirarlo ni dirigirle la palabra mientras comenzaba a acomodar las sillas, el tampoco me habló, pero podía sentir su mirada clavada en mi espalda.

—Deja de verme Lee

—No te estaba viendo a ti, estaba viendo a la araña en tu espalda

Me moví rápidamente tratando de que el insecto se cayera, pero al escuchar las risas de Minho entendí que no había dicho animal.

—Puedes ser más imbecil?

—Insulto o reto?

—Eres un idiota—Trate de seguir acomodando, hasta que vi como se sentaba en una silla a ver su celular muy cómodamente.

—Empieza a barrer Lee, no haré yo solo todo

—Tienes razón, yo te ayudaré dirigiéndote y diciéndote donde sigue sucio, mira justo ahí hay una mancha de pintura

Me enoje tanto que sin pensarlo tome una pintura azul y se la lance a la cara.

—¡Qué mierda te pasa Hwang?!

Comencé a soltar carcajadas demasiado fuertes, pero deje de hacerlo cuando me di cuenta que tenía una pintura en la mano y amenazaba con aventármela.

Cuando lanzó la pintura hacia mi, alcance a evitar que me cayera en la cara, pero mancho toda mi ropa.

—Comenzaste la guerra Lee

Cada quien tomaba la pintura que encontraba y la lanzaba al contrario, perdí la cuenta de cuantos botes de pintura había agarrado, solo sé que los dos parecíamos como si un arcoíris nos hubiera vomitado, bueno a mí que me había vomitado y a él lo había cagado.

—Que es todo ese ruido?—El director entró de golpe y ninguno de los dos se dio cuenta, hasta que vimos que también le había caído pintura al meterse en nuestra pelea. —¡ALTO!

Ambos paramos y nos miramos sin poder aguantar las risas al verlo a él también lleno de pintura.

Claramente esto no le pareció gracioso a el.

—A mi oficina !ahora! Y quiero que me den el número de sus padres—Lo seguimos hacia su oficina, ninguno dijo nada pero se escuchaba como luchábamos por aguantarnos las risas.

Cuando estuvimos sentados enfrente de su escritorio la preocupación comenzó a aparecer, claro que no le pensaba dar el número de mi madre, ella estaba ocupada trabajando y me mataría si supiera lo que hice.

Mi gran idea fue darle un número falso, bueno más bien era de un celular viejo.

Después de varios intentos no pudo contactar a ninguno de los padres. El director se resignó y nos dejó ir.

Lee y yo salimos de la escuela llenos de pintura y con más días de castigo, pero sin llamar a nuestros padres.

—Por que tú mamá no contestó? No te quiere?

—Muy gracioso Lee, pero no, era un número falso

—Yo igual

Chócanos los cinco, era extraño no estar peleando con Minho.

Caminamos juntos a casa, sin hablar, pero uno a lado del otro.

Me cae mejor cuando esta guardando silencio.

Toda la gente se nos quedaba viendo y era de esperarse, teníamos pintura de todos los colores por todos lados, hasta en el cabello teníamos y el mío al ser rubio se notaban más las extrañas combinaciones de colores. El de Minho al ser castaño apenas y se notaba, pero lo que sí se veía era su mancha de pintura azul por todo el rostro, cortesía mía.

Llegamos en frente de los dos edificios, nos miramos ambos de arriba hacia abajo y comenzamos a reírnos, los dos parecíamos un desastre, pero la pelea había sido muy divertida.

Al parecer Lee no era del todo un odioso y aburrido.

—Y ahora que? Mejores amigos?

Me reí ante su comentario claramente sarcástico.

—No te ilusiones Lee

Le dediqué una sonrisa coqueta y me alejé de él.

Fue divertido el castigo, pero eso no quería decir que ya no lo odiaba, mañana regresaría todo a la normalidad y seguiríamos peleando cada que nos viéramos.

Hoy solo fue una pequeña tregua por el calor de la situación, pero todo seguía igual, yo seguía odiando a Lee y él seguía odiándome a mi, así mantendríamos el equilibrio del universo.

Al llegar a mi departamento el silencio se hizo presente, otra vez a estar solo, mi madre trabajaba todo el día y a mi padre no lo veo desde que se divorciaron hace ya casi 5 años. Vivir en la soledad es agobiante, a veces es buena, pero a lo contrario de lo que se cree, esta es muy ruidosa.

Decidí tomar un baño antes de comer. Pensar en la soledad me había hecho ponerme un poco triste, pero tan pronto me vi en el espejo, una corta carcajada salió de mis labios al recordar la guerra de pintura junto a Minho.

¿Por que el imbecil no podía ser así siempre?

Enemies - Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora