13-Hyunjin

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Mierda.

La había cagado en grande, mira que casi revelarle a Minho mis sentimientos era una mierda.

Corrí lo más rápido que pude y me logré esconder en un edificio, vi como el pasó de mi y siguió corriendo derecho sin notarme.

Después de unos cinco minutos de verlo pasar a un lado de mi, salí de mi escondite y me dirigí a pasos lentos a mi casa.

Me dirigí a ese departamento tan grande y tan vacío.

Mi madre podía costearme todos mis caprichos, pero todo era por el simple precio de estar siempre ausente.

Sin darme cuenta gotas comenzaron a caer del cielo, pero aún así se distinguían de las que salían por mis ojos.

¿Por qué siempre estaba solo?

¿A caso no merecía estar con nadie?

A nadie le importo.

Es más podía desaparecer hoy mismo y nadie se daría cuenta de mi ausencia.

Llegue a mi edificio y subí al elevador.

Estaba empapado.

Al llegar a mi piso alguien estaba sentado enfrente de mi puerta.

Era Minho.

—Qué haces aquí Lee?

—Te estaba esperando

En estos momentos agradecía que hubiera llovido, de lo contrario se daría cuenta que estuve llorando.

—Para que?—Le pregunte.

—Para poder hablar contigo

—Sobre que?

—Sobre...todo?

—Está bien, pasa

Abrí la puerta y lo dejé entrar.

Comenzó a recorrer con sus ojos cada centímetro del departamento.

—Es más grande que mi departamento—me dijo

Está lleno de soledad.

—Que quieres Lee?—solté—Créeme que ya tuve suficiente por hoy y estoy muy cansado

—Entonces no te dire nada, si quieres después podemos hablar de eso

Me sonrió.

Algo en mi interior se movió, las mariposas comenzaron a revolotear, pero se ahogaban en los mares de tristeza que guardaba en mi interior.

—Ya me voy, creo que es lo mejor

No sé si quiero que se vaya.

—Sí, tal vez es lo mejor

Camino hacia la puerta.

Se acercó a mi y me dedicó una de las sonrisas más sinceras que he recibido.

Y se alejó, se esfumó.

Tan pronto se fue me dirigí a mi habitación.

Ahí estaba mi cuadro pintado de rojo y las pinturas esparcidas por toda la recamara.

Cerré las cortinas y apagué la luz.

Solo necesitaba dormir.

Al tocar la cama las lágrimas comenzaron a salir solas.

Abrazo la almohada, era lo único que tenía cerca y en general era lo único que tenía.

Es triste que lo único que tengo en mis días más difíciles sea una almohada, una almohada que poco a poco se fue empapando en lágrimas.

Enemies - Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora