Aclarar sentimientos.

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Salí del baño y Charly estaba sentado en una esquina de la cama, lo ignoré por completo. Me senté en la otra esquina y tomé mi celular que estaba en la mesita del al lado de la cama y llamé a Erick y me contestó.

—Hola ma, ¿Que tal? ¿Por qué no has venido? —Me dijo, ya eran las dos de la tarde y no había dado explicaciones de qué pasaba, por la borrachera me desperté a las 10:30 y lo otro ya se sabe.

—Ay amor, no amanecí bien, creo que tengo un virus, me duele todo el cuerpo —Sentí a Charly reír. Había dicho mentiras, pero la parte de qué me dolía el cuerpo era verdad.

—¿y eso? Bueno te voy a ver.

—No amor, al parecer es contagioso y no quiero que vos termines así.

—Bueno ma, está bien, mañana si voy a verte si no venís, que te mejores.

—Gracias amor, ya mañana voy a estar mejor.

—Ok ma, cuídate —Colgó él la llamada y yo dejé el celular donde mismo estaba

—Así que un virus ¿Ah? —Tenía una cara de pícaro que se veía a 4 leguas.

—¿Que querías que le dijera? ¿Que por estar cogiendo con vos casi no me puedo mover? —Le dije irónica.

—No lo tenés que traumar.

—Ay está bien, ¿Oye vos no tenés hambre? —Le pregunté.

—Un poquito.

—Bueno voy a preparar algo—Me fui a levantar pero me dolía todo, y no estoy exagerando lo digo en serio, además me dolía la cabeza del guayabo.

—Tranquila princesa que yo voy a preparar algo para los dos —se levantó y se dirigió a la cocina a preparar algo. Se veía tan lindo así, preocupándose por mi, ¿Quien diría que me jodió la vida una vez?  Bueno, una vez no, mejor dicho que me jodió la vida, pero estoy intentando dejar eso atrás.

Me tumbé en la cama a pensar mientras él preparaba algo para comer, entre pensamiento y pensamiento se me fue el rato y me decidí a bajar ya que demoraba mucho.

—Hey princesa, ¿Por qué bajaste?

—Demorás mucho.

—Ya está, toma —Puso encima de la encimera de la cocina dos platos con comida y dos vasos de jugo, uno para mí y otro para el. Tomé un poco con el tenedor y lo llevé a mí boca, no sabía dónde había aprendido a cocinar así, quizás en la cárcel, pero estaba delicioso.

—¿Y bien? ¿Que tal? —Dijo con una emoción en sus ojos que se notaba.

—Nada mal—Contesté secamente, no le iba a dar a Charly la satisfacción de decirle que no comía nada así desde la comida de mi abuela.

—Bueno, por algo se empieza—Dijo con resignación.

Los dos terminamos de comer sin decir ninguno de los dos una palabra, llevamos los trastes al fregadero, él los fregaba y yo los secaba. Estuvimos en silencio hasta que él se decidió a dar el primer paso.

—¿Yeimy?

—¿Mmm? —Respondí sin quitar la vista de lo que estaba haciendo.

—¿Yeimy qué…—se notaba que no sabía lo que iba a decir —…qué fue esto? —Lo terminó soltando de una sola vez.

—¿Esto qué? —Pregunté inocente, y sabía perfectamente a que se refería, solo estaba ganando tiempo porque no sabía que responder.

—Yeimy no te hagas la boba ¿Si? Me refiero a esto que acaba de pasar entre vos y yo, en la habitación y luego en el baño por si no recordás.

Me mantuve en silencio durante unos segundos, ya que no sabía que responder.

—Charly…esto…no fue nada. Es muy difícil para mí y vos lo Sabés. —Dije mientras me apoyaba mi espalda en la encimera y me cruzaba de brazos.

—¿Entonces eso soy para vos? ¿Nada? —Preguntó confundido, pero es que no siquiera yo sabía que sentía.

—No Charly, vos sí sos, demasiado para ser sincera y vos lo Sabés.

—Si, lo sé pero no por una buena causa Yeimy. —Se le humedecieron los ojos y a mí también

—Charly, precisamente por eso vos y yo no llegamos a nada ni podríamos algún día. O sea, míranos Charly, nos jodimos la vida el uno al otro y aún así mira como estamos. Vos y yo no podríamos llegar a tener algo más que cama.

—Yeimy pero yo a vos te amo, y yo sé que vos dejaste también el pasado atrás, ¿Que hay de malo en eso? —Tomó mi cara entre sus manos y una lágrimas bajaban por sus mejillas.

—¡PORQUE NO ES TAN FÁCIL, CHARLY! —esto último lo grite —¿Vos creés que con dos palabras dulces y tres besitos voy a olvidar 17 años de cárcel y 17 años alejada de mi hijo pensando que estaba muerto.

—Está bien Yeimy, no si es que a mí me queda claro, vos no es que no podás dejar el pasado atrás, es que no querés, si algún día lo hacés sabes dónde estoy —Fue lo último que me dijo antes de salir por la puerta, y unas lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas.

Ahora sí la cagaste.

No gastaré mis energías en vos.

Pasé el resto del día pensado en Charly y sin saber que hacer, no podía ir a trabajar porque había dicho que me sentía mal. Así que la única opción que encontré fue llamar a mi mejor y única amiga, Zulma, decidí contarle.

—¡¿Que vos qué?! —Preguntó ella gritando, estaba muy alterada y yo solo pide mis manos en mi cara.

—Ya te conté, y te dije las razones.

—Yeimy vos no podés volver a confiar en esa rata, sabes lo que te hizo a vos. Y que el Juanbobo te haya puesto los cuernos no es justificación —Reí un poco al escuchar el nuevo apodo de Juancho, parecía que lo había inventado Charly.

—Amiga me sentí horrible y solo quería hacer eso, y el guayabo no ayudó, no pensé con claridad.

—Yeimy, lo hicieron dos veces y en lugares distintos, pudiste haber pensado algo.

—Lo sé, lo siento, pero Zulma…si te soy sincera ya no sé qué siento por Charly.

—¿como que no?

—No, es raro ¿Sabés? Una persona que odié durante tanto tiempo y ahora sale de la cárcel y en dos minutos me endulzó al punto de que ya no siento odio.

—¿No sabes que sentís?

—No, tengo que aclarar mis sentimientos.

—Ay amiga lo siento mucho, pero vos sabés que me tenés a mí para lo que sea, y que siempre estaré ahí para vos sin importar que hagas.—Se levantó a abrazarme y yo apoye mi cabeza en su pecho.

—Lo sé, gracias Zul.

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