Te odio

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Narra Yeimy:

-¿Que querés? -Le oí decir sin mirarme.

-Te odio -Unas lágrimas bajaron por mis mejillas.

-Yo más- Dijo cortante y salió del baño.

Lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y el maquillaje se fue a la mierda. Esperé unos minutos a que se pasara el llanto, y salí de allí como mismo había entrado.

Llegué al lugar donde estaba Zulma, ahora sola y un poco borracha, aunque todavía tenía todos sus sentidos. No miré el lugar al lado del de nosotras, pero pude notar que ya Charly no se encontraba.

-Zul, vamos, estoy cansada y vos estás para no tomar más -le regañé.

-Ay Yeimy dejá de ser tan amargada, y vení tómate una copita que la noche es joven -ya estaba comenzando a reír.

-Zulma vamos, vos sabés lo que pasó con Juan Camilo, para nada le va a gustar que haya salido de la casa-hice un puchero -vamos.

-Está bien aguafiestas, pero esta me la pagas-tomó su bolso y salimos.

***

Al llegar a la casa para mi sorpresa no encontré a Juancho, cuando vi estaba durmiendo en la cama de Emilio, lo que le esperaba mañana y yo sin paciencia para este imbécil.

Subí a la habitación y para quitarme el olor a alcohol me di una ducha rápida, me puse la pijama y me fui a dormir. Había sido un día estresante y quería descansar.

A la mañana siguiente:

Me despertó el ruido de la alarma de mi celular, tenía que ir a trabajar, bueno, ya no, pero en algo tendría que ocupar el tiempo, no podía pasar el día en la casa.

Me levanté y me decidí a hacer un poco de ejercicio, desde la cárcel tenía la rutina de levantarme temprano para hacer ejercicio, pero algunas veces la abandonaba por la falta de tiempo. Pero ahora tenía demasiado tiempo libre.

Estuve aproximadamente 2 horas entrenando, cuando terminé me decidí a dar una ducha. Estuve casi una hora ahí, pensando mientras me duchaba. Cuando salí decidí ponerme algo cómodo, ya que no iba a salir hoy, estaba retenida, como quién está en una cárcel, otra vez. Luego bajé a desayunar, agradecí que Juancho se había ido mucho antes de yo levantarme. Mientras desayunaba pensaba en todo el caes en el que se había convertido mi vida en poco tiempo, hasta que una llamada de Zulma me interrumpió.

-Ey Zul, ¿que pasa? -pregunté nada más descolgar.

-Hola amiga, ¿Como te lleva el guayabo?

-Oigan a esta, yo apenas tome. ¿Como te lleva a vos?

-Pues un poquito de dolor de cabeza, pero nada que no tenga solución. -pausó- Oye Yeimy, te llamaba para preguntarte si querés salir hoy otra vez.

-Me encantaría Zul, pero sabés que no puedo amiga-Suspiré -sabés que el imbécil de Juancho me tiene retenida aquí con el vídeo ese.

-Yeimy no podés dejar que te haga eso, vos sos libre de hacer lo que querás.

-Ya sé Zul, pero no puedo poner a la carrera de mi hijo en riesgo. Sería muy egoísta -tomé un sorbo de café.

-Si, bueno, tenés razón, pero te juro que cuando coja al imbécil de Juancho le exprimo los ojos.

-Yo sé que sos capaz -reímos las dos.

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