"San Valentín"; Sashannarcy

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Amphibia; Sashannarcy


Anne tomó otro chocolate, le quitó la envoltura que tenía debajo y se lo llevó a la boca. Pudo sentir la almendra dentro mientras el dulce se deshacía.

—¿Dónde está Marcy?—. Preguntó Sasha mientras acomodaba el caramelo en su mejilla izquierda para poder hablar bien.

—No lo sé. Probablemente la reunión de su club se extendió—. La chica se chupó el chocolate que quedaba en sus dedos.

Estaban sentadas afuera de su escuela, justo al lado de la entrada. Las clases habían terminado ya hace algunos minutos, pero Marcy se había retrasado, por lo que estaban esperando a que saliera mientras comían los diferentes dulces que habían recibido ese día.

—¿Quieres un bombón?—. Preguntó la morena mientras sacaba una caja sin abrir de su mochila.

Sasha asintió, abriendo la boca para que su amiga depositara el bombón de chocolate en ella.

Una cabeza se asomó por el muro de atrás. La más pequeña las observaba a escondidas. Llevaba tiempo ahí desde que la reunión del club de ajedrez concluyó, pero aún no se había atrevido a salir. Regresó a su lugar y se sentó sobre sus talones, escondiendo su cabeza entre sus brazos y rodillas, sintiendo las ganas de llorar cada vez más fuertes.

No malinterpreten, le encantaba San Valentín. El solo hecho de recibir y dar regalos a las personas que quieres la ponía siempre feliz (chocolates gratis, eh). Incluso recuerda haber pasado esa fecha con su ex novio hace dos años atrás, y se había sentido bien; pero ahora era diferente. Se sentía nerviosa e insegura, y cómo no, si estaba a punto de confesarle a sus amigas que estaba enamorada de ellas.

Giró su cabeza y logró ver cómo Sasha le pegaba a Anne con el globo de corazón que un chico de su clase le había dado.

Globos, bombones, peluches, carteles, poemas, paletas. Todo eso habían recibidos sus amigas por parte de otras personas, y ella sólo pudo escribirles algo pequeño y hacer chocolate casero (y no aseguraba que estuvieran buenos). Se sentía algo tonta, pero no había llegado hasta ahí para echarse hacia atrás, así que, tratando de mantener un paso firme, se levantó con las dos cartas en su mano.

—Oh, hola, Mar-Mar. Justo estábamos por ir a buscarte—. Habló la rubia, soltándole otro golpe con el globo a Anne.

—¡Deja de hacer eso!—. Le reclamó mientras le arrebataba el objeto de las manos— Deberíamos irnos ya. Si el entrenador ve que me he saltado el entrenamiento me castigará en la próxima clase.

—¡Esperen!—. Las detuvo Marcy antes de que levantaran del suelo— Yo, ah... quiero decirles algo. Uhm, bueno, les he traído chocolate—. Se descolgó la mochila, sacando dos pequeñas bolsas de tela—. Los he hecho yo, así que no aseguro que sepan bien.

—Owws, muchas gracias, Marbles. Seguro estarán deliciosos.

—De hecho, yo también he preparado al...—. Sasha dejó de hablar cuando notó lo inquieta que se encontraba Marcy.

—¿Hay algo que te molesta, Marcy?—. Preguntó Anne con curiosidad, luego de que nadie se atreviera a hablar.

La chica mencionada suspiró armándose de valor.

—También les he escrito algo—. Abrió su mano con los dos pequeños papeles doblados y arrugados. Ambas tomaron uno, dudosas de que fuera el correcto, pero por la expresión de Marcy, dedujeron que eso no importaba—. Todo el día he tratado de ponerles eso en su mochila o entre sus cosas, pero no he podido hacerlo sin que me vieran—. La niña agachó la cabeza con su capucha puesta, tratando de esconder lo roja que estaba—. Me gustaría que lo leyeran ahora, antes de que me arrepienta.

Sus manos jugaron nerviosamente con su falta mientras sus amigas desdoblaban el papel que les había dado. A Anne se le había resbalado una vez de sus torpes dedos, pero alcanzó a recogerlo, haciendo movimientos exagerados, antes de que tocara el suelo.

Tomaron su tiempo para leerlo, y Marcy se los dio. Quedaron en silencio por un buen rato, hasta que la más pequeña decidió que era el momento de hablar.

—Yo estoy, uhm... lo que quiero decir es que...—. Sintió cómo sus manos eran tomadas, cada una por una de sus amigas—. Lo que quiero decir es que creo que me gustan las dos—. Las lagrimas se acumulaban en sus ojos pero no sabía porqué—. Creo... creo que estoy enamorada de ustedes, y no sé siquiera si eso es posible o está bien. Sé que es una situación extraña y que soy muy rara pero-

Unos labios en su mejilla silenciaron sus palabras.

—No eres rara, Marcy. No vuelvas a decir eso—. Se miraron a los ojos hasta que Anne la atrajo a un abrazo.

—Okay, me siento un poco fuera de lugar aquí—. Sasha jugó y acarició los dedos de Marcy que aún tenía en sus manos—. Por cierto, tomen—, recogió su mochila, quitó los dos globos de corazón que traía en la bolsa de red y se los entregó—, son para ustedes. La verdad es que los he comprado para dárselos y los he hecho pasar como míos, pero ahora que confesaron que les gusto no hay problema—. Comentó, con poco de aire de superioridad.

—Hey, yo nunca dije que me gustaras—. Le recordó Anne con una sonrisa y cruzándose de brazos, lo que causó un puchero en la cara de la mayor.

—Muchas gracias, Sashy—. Marcy se le acercó y le plantó un beso en la mejilla—. No te preocupes, a mí sí me gustas mucho.

—Gracias, Marcy. Deberíamos ir sólo tú y yo al Money Coffee para tener nuestra primera cita—. Bromeó la rubia mientras la tomaba de la mano y comenzaban a caminar.

—¡Oigan, eso es injusto!—. Anne se colgó su mochila y tomó su bicicleta por el manubrio para correr detrás de ellas, con globo aún en mano—. ¡Yo también quiero salir con ustedes! ¡Esto siempre ha sido una relación de tres!—. Les gritó mientras sus amigas se alejaban más rápido y divertidas.

A pesar de los demás (y posiblemente más grandes) regalos que las niñas habían recibido, sólo les importaba la pequeña nota en papel de cuaderno que traían entre sus manos, apretujada con gran fuerza y cariño para que no cayera, la cual tenía escrito:

"Me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo"
 .




N.A:

Sé que vengo tarde, pero no había tenido tiempo lo suficiente como para sentarme a escribir de corrido;(. Además de que últimamente tengo muchas ideas angst, y quería traerles algo bonito antes de todo eso. Lamento tenerlos tan abandonados y que esto sean tan corto y simple.

Por cierto, el escrito del final es de Mario Benedetti. Quise incluir un haikú porque es mi forma de poesía favorita y creo que Marcy los escribiría y ajá; sólo me parece que es un tipo de poesía muy bonita.

Calamity trio | AmphibiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora