Amphibia; Sasharcy-
Marcy se despertó a altas horas de la noche con un gran sobresalto, sentándose sobre la cama mientras se agarraba el pecho. Jadeaba y sentía que todo su cuerpo sudaba frío. Inmediatamente volvió a cerrar los ojos con mucha fuerza cuando sus ojos notaron oscuridad a su alrededor, por temor a estar de nuevo en aquél sitio.
A su lado, Sasha sintió que alguien se movía repentinamente. Su sueño se había vuelto muy ligero debido al sistema alerta que desarrolló estando en Amphibia, teniendo que despertar por ratos para vigilar que nadie atacara a su ejercito mientras descansaban.
—¿Marcy?—. Dijo un poco adormilada mientras observaba su figura bajo la oscuridad—, ¿estás bien?—. Sasha se enderezó tan pronto como la escuchó sollozar y colocó una de sus manos en la espalda de su amiga. Marcy se alarmó por el contacto, sobresaltando a Sasha por su reacción. Pronto abrió los ojos y quitó las manos de sus orejas. Revisó toda la habitación, a pesar de que tuvo que forzar un poco la vista por la oscuridad—Está bien. Soy yo—. Le susurró, aún con algo de cautela.
Sasha dejó que Marcy se calmara antes de hacer otra cosa. Una vez que su respiración sonó más tranquila, preguntó:
—¿Otra pesadilla? ¿Eso fue?—. Marcy asintió mientras hacía un pequeño sonido de queja. —Uhm, bien. Ya pasó. Estás a salvo—. La rubia volvió a poner una mano en la espalda de la más pequeña -esta vez con más precaución- mientras buscaba las palabras correctas para decir.
Ciertamente las tres las habían tenido terrores nocturnos luego de su aventura en Amphibia, pero Marcy siempre era la que parecía sufrirlo más, por lo que sus amigas siempre habían estado ahí cada que se despertaba por las noches, aun si no estaban en la misma habitación. Anne era la encargada, ella sabía cómo calmar la situación, aunque fuera con unas pocas palabras, pero funcionaba cada vez que ocurría y eso era lo importante, mientras que Sasha se quedaba a su lado, calmándola con pequeños toques o caricias; pero esta situación era muy diferente.
Hacía meses que Marcy ya no tenía pesadillas, por lo que la situación la agarró algo desprevenida. Además, Anne no estaba disponible. Podía escuchar sus ronquidos a un lado de Marcy, señal de que se había perdido completamente en el profundo y muy pesado sueño.
—¿Marcy?—. Preguntó una vez que ya no la escuchaba jadear— ¿Quieres contarme qué pasó?—. La niña negó lentamente con la cabeza aún agachada, mientras sus manos permanecían en su pecho, en el inicio de su cicatriz— Bien. No te preocupes.
Y ahora, ¿qué? No podían irse a dormir así. Marcy no lograría relajarse y ciertamente ella tampoco. Quiso despertar a Anne y preguntarle qué hacer, pero no quería quitarle horas de sueño; se merecía descansar. Luego de ver por algunos minutos la puerta mientras acariciaba la espalada de su amiga con cuidado, habló:
—Oye, Marcy, ¿te gustaría tomar un baño?
—¿Un baño?—. Habló por fin, aunque fue más un susurro.
—Sí. Eso me ayuda a relajarme. ¿Quieres intentarlo?
Luego de pensarlo un rato, Marcy asintió.
—Bien. Iré a preparar todo, ¿ok?—. Antes de bajarse de la cama, Sasha le dio un beso en la sien—. Quédate aquí. No tardo.
Salió de la habitación y entró en el baño sin hacer mucho ruido para no despertar a los señores Boonchuy. Giró las dos llaves de agua de la bañera, dejando más abierta la de la caliente. Pronto el vapor comenzó a extenderse por toda la habitación. Para Sasha, esa sería una temperatura perfecta para un baño, pero muy posiblemente a Marcy no le gustaría, por lo que giró un poco más la llave del agua fría, creando una temperatura media.
Mientras la bañera terminaba de llenarse, buscó lo que hacía falta: toalla, champú, jabón y esponjas por si las necesitaba, incluso colocó un patito de hule sobre el agua. Espero sólo un rato más y cerro las dos llaves con fuerza para que no gotearan, dejó todos los objetos preparados sobre la tapa de la taza del baño y regresó a la habitación.