Capitulo 6: El Final de la Mazmorra.

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POV, Hefesto.

Ha pasado una semana desde mi subida en la Divinidad y mi reunión con el consejo Olímpico. En ese tiempo me la he pasado con Tetis y Eurínome todo el tiempo, desde comer, dormir o simplemente pasar el día juntos.

Debido a la total reforma de la cueva donde vivía, tuvimos que cambiarnos a otro lugar en la isla. Encontrarla fue difícil debido a que toda Lemnos se volvía una isla magmatica, y no quería abandonarla, es mi hogar de todos modos.

Había charcos, ríos y lagos constantes de lava todo el tiempo. El volcán en el centro de la isla seguía en erupción aun ahora. Pero la isla no se hacia mas grande, de alguna manera la lava que salia regresaba al volcán por medio de fosos que volvían al fondo de la tierra. Creando un ciclo continuo.

Esto seria fantástico si tuviera equipo de minería mas especializado, aunque ahora puedo manejar los metales y minerales mentalmente. El grado de disolución que tiene hace que sea imposible, necesito mas material para poder reunirlo en una sola bola y trabajar con ella. Y eso es tomando en cuenta mi dominio sobre los volcanes, no tengo la suficiente experiencia o control como para detener el volcán que yo mismo cree.

Es algo que debo entrenar, no sera instintivo como las otras cosas que e hecho.

Pero volviendo con lo de, en donde vivir. Hestia nos ayudo con eso, como una especie de pago por el anillo que le di. No tuvimos que cambiarnos mucho, la Diosa del hogar creo un pequeño pseudo-templo en la boca de la cueva. Con todo lo necesario para vivir, según los estándares de los Dioses.

Solo son cuatro paredes y un techo hechos de mármol estacionados en la boca de la cueva.

Aparte de una cama grande con muchas telas, no hay mas glamour que eso.

Me la pase mucho tiempo con las chicas ahí. Tanto como se podía, la isla se volvió un infierno constante de lava, los seres marinos, aun con cierto nivel de Divinidad, se encontrarían muy incomodas. Y dado que el mar al rededor de Lemnos se volvió oro, no era lo suficiente como para refrescarlas.

Afortunadamente pude hacer que la lava y la mayor parte del calor se fueran a otra parte, dejando el área donde vivimos mayormente despejada. Y pude hacer un puente entre Lemnos y el mar verdadero, que atraviesa el Mar de Oro y permite a las chicas egresar al mar.

Mi control sobre el Mar de Oro era deficiente, no podía controlarlo al completo, solo solidificarlo lo suficiente como para caminar sobre el.

Dejando de lado otras cosas, nuestra vida pudo seguir como siempre lo hacia. 

"¿Que aras ahora, Hefesto?". Pregunto Eurínome, quien se encontraba bastante aburrida.

"No lo se, aun tengo que ver en donde pongo mis cosas para volver a trabajar". Dije mientras dejaba que Eurínome me abrazara como quisiera.

Ella abrazaba mi espalda, sus brazos sujetan mi pecho y sus piernas mi cintura. Ciento su estomago y sus pechos aplastándose en mi espalda. Ya era común para mi estar así con ella, pero con el cambio de mi cuerpo, eso se volvió mas recurrente. Mi cuerpo maduro, volviéndome un adolescente en términos de cuerpo, uno muy atlético y con amplio desarrollo muscular.

Ademas de que mis brazos y piernas cambaron seriamente, desde los hombros y muslos hasta la punta de los dedos, una especie de polvo negro cubre mis extremidades como una especie de segunda capa de piel. Mis manos y pies brillan en dorado. Literalmente brillan, mientras lineas doradas recorren mis extremidades de manera muy simétrica, pareja y ordenada.

"Tu siempre queriendo trabajar~, deberías hacer otras cosas". Dijo Eurínome de manera casi infantil, restregando sus pechos en mi espalda.

"¿Así? ¿Como que?". Decidí seguirle el juego, quería ver hasta donde estaba dispuesta a llegar.

Un Destino Forjado a Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora