"𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐨𝐨𝐤"

IV

Por otro lado, William ya se encontraba en su casa y como era de costumbre, su madre y su padrastro discutían sobre cualquier mínima cosa.

El omega decidió ir a su cuarto y tomar el libro que había recomendado el alfa que había conocido en la biblioteca.

Y tras varias horas de leer ese libro, le pareció bastante aburrido, había hecho mal al confiar en ese tal "Edward" pensaba el ojiazul, ni siquiera lo quería terminar.

Guardó el libro en su mochila para devolverlo al día siguiente, y de manera inconsciente comenzó a pensar acerca de aquel alfa que conoció, pensaba que se había vuelto loco ya que tenía una extraña sensación en su vientre con tan sólo recordar el bello rostro de Edward.

No olvidó su nombre y por alguna desconocida razón lo aprendió rápidamente; tampoco olvidó esos ojos verdes y los hoyuelos que mostró al sonreír, le causaba intriga quién era ese alfa y por qué provocaba que su corazón iniciara a latir más rápido de lo normal, pensaba que tal vez le daría un infarto, no encontraba sentido del por qué había dicho que le parecía interesante si apenas se habían conocido.

Para William era muy extraño pero al mismo tiempo lo hizo sentir especial.

Salió de su recamara para distraerse un poco, sin embargo, escuchó su nombre ser pronunciado.

- ¡William! Se útil en esta casa y tráeme una botella de alcohol.- Mandó fuertemente Peter, su padrastro.

El ojiazul se acercó con miedo a él para recibir el dinero.

- Y vas rápido, no quiero esperar, omega.-Peter escupió las últimas palabras con desprecio.

William tímidamente asintió, tomó un delgado y viejo abrigo y salió del departamento.
Caminaba deprisa por las sombrías calles y después de minutos que parecieran ser eternos para el omega no lograba encontrar una tienda abierta.
Decidió ir un poco más lejos y pudo visualizar un supermercado abierto, sin embargo, escuchó unos pasos atrás de él.

El castaño no quiso voltear y apresuró el paso pero la persona que se encontraba detrás hizo lo mismo. Bastaron unos minutos para que William sintiera unos fuertes brazos envolviéndolo.

- No digas ni una palabra o te mataré antes.- Amenazó una voz firme.

El adolescente sintió temor y su aroma a manzanilla comenzó a ser más fuerte.

Entre jaloneos agresivos, el desconocido alfa lo llevó a un opaco y solitario callejón. Unas ásperas manos cubriendo la boca del menor.

- Eres un maldito omega hombre.- Escupió con odio las palabras el alfa.- Eres una aberración.- Dicho esto proporcionó un fuerte golpe en el estómago a William.

- Sue... suelteme.- Hablaba entre jadeos de dolor el omega.

- Eres un fenómeno.- Una bofetada impactó el rostro del castaño.- No sirves, no eres útil aquí.

William empezaba a llorar, el terror inundaba su cuerpo.

- Te mataré para que no seas un estorbo más.- Daba más golpes al omega.

William empezó a sentir sangre correr por su nariz y boca, sabía que no tenia una salida.

Más bofetadas y duros golpes recibió aquel vulnerable omega joven.

- No deben existir los monstruos como tú... pobre niño llorón, nadie vendrá a rescatarte, les estoy haciendo un favor a tus padres.- El alfa le quitó el abrigo al ojiazul.

- Basta... señor... no quiero... otra vez no...-Susurraba con temor el omega.

- Mira esa linda cara, lastima que la voy a destrozar...- Los pómulos del adolescente empezaban a presentar ligeros moretones.

- Ayuda... por favor ayúdeme.- Intentaba gritar pero nadie escuchaba.

- Que patético eres, por que sales a estas horas si sabes que es peligroso para los de tu... especie.

Comenzaba a perder la razón, la vista empezaba a nublarse y en un último intento de poder salvarse, su instinto comenzó a llamar a alguien que lo pudiese proteger, a llamar a su alfa.

Sin embargo el pobre omega no era consciente de lo que hacía.

Minutos después escuchó un fuerte rugido pero no lo resistió más y se desmayó.