XVI

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Era día de noche buena, copos de nieve viajaban por fuera de la habitación donde se encontraban Edward y William.

-"Hoy volví a escuchar tu nombre, me mata que no estés cerca, volveré a dormir sin nadie junto a mi porque tú estás a medio mundo de distancia, hoy empecé a beber porque estoy cansado de sentirme así, parece que en estos días te observó desde la distancia, prometí un día que te traería una estrella, atrape una e hizo un agujero en mi mano...no me dejes ir.".- Leía Edward acostado en su cama mientras daba pequeños masajes a la cabeza de William quién estaba sobre su pecho.

- Lees muy lindo, alfa.- Pronunció con cariño, William.

- Gracias omega.- Edward sintió calidez en su pecho y continuó leyendo.- "Hoy conocí a una nueva persona pero tal vez sólo trato de superarte, persigo un viejo amor sólo para sentir amor. Ahora estoy mirando a los ojos de alguien extraño y aunque sólo éramos amantes en la oscuridad me estaba acostumbrando un poco a ser alguien a quien amabas pero supongo que todavía me estoy aferrando a ti y si honestidad significa decirte la verdad...
Bueno, aún continuo amandote a ti.".- Soltó un suspiro Edward y William lo miró.

- ¿Van a venir?.- Pronunció tímidamente el omega, el alfa iba a contestar algo pero volvió a hablar William.- ¿Tus padres van a venir?

- Sí

- ¿Ellos saben sobre mí?

- No.- Susurró Edward.

- ¿Les dirás sobre nosotros?.- El omega se separaba lentamente del alfa. Cómo si lo hubiese dañado.

- Aún no lo sé...

Y a William le dolieron esas palabras, quedaron marcadas como fuego que quemó dolorosamente su corazón.

- ¡Edward!.- Noah gritó desde la planta baja.- ¡Edward, ve por el pavo!

- ¡Ve tú!.- Reprochó de igual manera el ojiverde.

- ¡Yo arreglaré la casa!.- Contestó el alfa mayor.

- ¿Quieres ir conmigo?.- Preguntó Edward al omega.

- Sí.- Asintió el castaño.

Ambos bajaron las escaleras y se abrigaron, el alfa recibió la lista que le entregó su hermano y salieron de casa.

Edward y William estaban tomados de la mano.

William vió como varias personas los miraban como si ellos hicieran algo desagradable.

William soltó la mano de Edward.

El alfa miró al pequeño y vio que este observaba a las demás personas que pasaban, entendió todo, así que todo el camino estaba un incómodo silencio y ambos actuaban de una manera indiferente.
Cuando llegaron al supermercado los dos se repartieron las compras y se fueron por distintos caminos, pensaban que era para agilizar todo pero existía otra razón... por temor.

Edward se dirigía rápidamente a los pasillos y tomaba los productos con velocidad hasta que escuchó su nombre ser pronunciado.

- ¡Edward!.- Exclamó una voz muy conocida para él.

- Lilith.- Dijo pasmado el alfa.

- ¿Cómo te encuentras?.- Se quería acercar la omega sin embargo el ruloso dio un pequeño paso hacia atrás.

- Me encuentro bien, gracias por preguntar.- Contestó con educación Edward mientras tomaba algunas latas de comida.- ¿Y a ti cómo te ha ido?.

- A mí me ha ido increíble.- Mencionó con esa aguda voz que poseía Lilith.

"𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐨𝐨𝐤"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora