"𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐨𝐨𝐤"

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Y así pasaron los días, diariamente ambos se veían en aquella pequeña iglesia abandonada donde leían en voz alta los párrafos que contenía el libro, notas y relatos con una escritura incluso poética.

El alfa comenzaba saber más sobre el omega, sabía el día de su cumpleaños, los comentarios que lo hacían enrojecer e incluso sabía que le gustaba qué el alfa pasara su brazo por detrás de la espalda del ojiazul para que éste se pudiera acomodar sobre su hombro o pecho.

William se empezaba a acostumbrar a las caricias que brindaba Edward a su cabello, a su aroma, a que lo llamase "niño" o "cachorro" de vez en cuando, y muy pocas veces lo llamaba por su nombre, incluso una vez el alfa cuestionó si le molestaba:

《- "¿Te molesta que te diga así?"

- "Para nada."

- "Bien, porque lo haré por el resto de mi vida."》

Las palabras hicieron que William se sonrojara y sonriera creando que sus pómulos se marcasen, la felicidad lo llenó pues nunca le habían dicho algo parecido, jamás.

Tras una semana de estar juntos, Edward tenía por seguro que William era su destinado y ya no le importaba si era un hombre, sin embargo, el miedo seguía presente pues en los periódicos salían casos sobre asesinatos a omegas sólo por ser hombres o alguna cosa que estuviese contra la iglesia y atentara contra la religión.

Ahora se encontraban juntos sentados sobre las bancas, el alfa leyendo con el omega acurrucado a su lado como ya era costumbre.

- "Toda tu familia habla de mí, dicen que no tengo oportunidad en absoluto de estar contigo pero ellos no saben acerca de las cosas que hacemos, no saben de los te amo pero te apuesto que si supieran simplemente estarían celosos de nosotros." .- Edward dió un suspiro al identificarse con esta parte y continuó leyendo.-"Hoy nos vimos a escondidas de tus padres, me dijiste que te casarías y aunque trataste de impedir tu boda no fue posible pues te obligaron a hacerlo, también me dijiste que no te importaba y aún así me seguías amando a mí y yo te creí."

- Este libro es muy triste.- Habló el omega en voz baja.

- Sí...

- ¿Me permites leer?

- Por supuesto.

El alfa entregó el libro a William y por unos segundos sus manos se rozaron.

- "No puedo decir que soy tu amante,
Derrama misericordia, ten piedad de mí
Te amo, quiero gritar a los cuatro vientos
Deseo que puda ser así
¿Por qué no lo puedo decir?
Te pertenezco
Pero somos dos amantes en la oscuridad."- La dulce voz del castaño relajó a Edward y cautivó todos sus sentidos.- "Mi padre sospecha nuestra relación pero él me ha brindado apoyo y cariño, él siempre es bueno conmigo, me cuida y me protege....- Se detuvo el omega y se separó del alfa incorporándose correctamente en la banca.- ¿Qué se siente tener un padre?

El alfa sintió tristeza al escuchar esa pregunta.

- Pues, tener un padre es tener un ejemplo a seguir, es quién te cuida y te corrige si haces algo mal, es alguien que te quiere y que se siente orgulloso de tí, te hace sentir seguro... ¿Por qué lo preguntas, cachorro?

William bajó la mirada hacia su regazo y jugó con sus manos.

- Mi papá enfermó y murió cuando yo era pequeño...

- Lo siento, William, ¿Quieres contarme al respecto?

El omega asintió.

- Yo vivía con mis padres cerca de Doncaster hasta que papá falleció cuando yo tenía cinco años, él me enseñó a leer, después de dos años mamá y yo viajamos aquí pero ella cayó en depresión y en el alcohol...luego conoció a Peter y se mudó con nosotros yo siempre lo odié, desde ahí he vivido un infierno porque él le grita a mamá y a veces le pega pero ella no puede hacer nada porque él usa su voz de mando... desde ahí empecé a ir a la biblioteca.- Miraba los ojos verdes de Edward y se sumergía completamente en ellos.

- ¿Y a tí te ha agredido o hecho algo Peter?.- Tomó la mano del ojiazul y lo miró preocupado.

- No.- Respondió siendo cortante y miró su mano siendo cubierta por la otra.-¿Qué hay de tu familia? ¿Cómo es?

- Pues mi familia es mi madre mi padre y mi hermano mayor... vivíamos en Cheshire sin embargo mi abuelo falleció y nos heredó su casa, hace poco mi hermano Noah y yo nos mudamos aquí con una condición...- Se quedó en silencio Edward.

- ¿Cuál condición?

- Que yo me casara con una omega linda y millonaria para así mantener la casa "llena".- Suavemente acarició la mano del omega.

- Una omega...- Pronunció William, sus palabras viajaron por el viento con un sentimiento vacío.

- Sí, pero no he encontrado a ninguna.

- Espero que lo hagas... no creo que sea difícil para tí enamorar a cualquier chica que esté a tu alcance.- Habló el adolescente en un tono decaído, mientras sentía que el vacío volvía a llenar su corazón.

Edward notó el tono afligido en las palabras de William.

- No quiero enamorar a cualquier chica.- Dió un ligero apretón a la mano del omega.

- Pero algún día te enamorarás de una...

Y Edward moría por decirle que lo amaba a él, que estaba enamorado de él, que no quería a otra omega si no era él... pero no fue lo suficientemente valiente para decirlo.

- Continuaré leyendo.- Habló el omega en voz baja.

Pasaron los minutos con un ambiente distinto, el omega porfin sintió el dolor de las palabras en los poemas y largas historias en esas páginas, pequeñas glorias desvaneciéndose. El alfa también pudo sentir su voz un poco más apagada.

-"Hoy me preguntaron sobre tí, contesté que es mentira que toda una vida yo sueño contigo, confesé que no es verdad que duele por dentro que no estés conmigo, evidentemente les mentí porque tú eres mi secreto más obvio."

- Tienes una voz muy linda, niño.- Expresó el alfa.

- Oh, pues gracias Edward.- Su sonrisa volvió y con eso trajo felicidad otra vez al ojiverde.

Ambos brindaban luz y calidez a la iglesia, iluminaban cualquier rincón lúgubre en el lugar con tan sólo su presencia, lamentablemente no podían iluminar otros sitios pues no salían juntos por miedo.