A disfrutar de Elba

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-¿Sabes algo cómico? -dice Zinerva después de un respiro y largo silencio. -Pudimos haber sido buenos amigos, pero me agrada más ser una amante que una confidente.

-No le veo la diferencia a ambas -le digo viéndola y le sonrio. -Pero creo que tienes razón, pudiste ser una buena amiga.

-Tal vez aun no sea tarde -dice ella levantando una ceja y se levanta por su bolso, la veo caminar desnuda por mi habitación y me doy cuenta que ella es un verdadero encanto. -¿Aún fumas?

-De vez en cuando.

Zinerva asiente y saca una cajetilla de cigarrillos de su bolso, se sienta de nuevo en la cama, enciende un cigarrillo y sonríe, su cabello está hecho una maraña y parece estar muy cómoda desnuda.

-¿Cuando te iras? -me pregunta pasándome un cigarrillo.

-En unos días -le digo aceptando el cigarrillo y me siento en mi cama. -Tengo mucho que hacer todavía.

-Ya -dice analizando mi habitación y frunce el ceño. -Veo que ya hiciste un plan de viaje.

Dice señalando mi pizarra con mis lugares pleneados, observo su perfil y es feo realmente, su nariz tiene una joroba y sus labios son gruesos, pero aun así, me parece una belleza.

-Podrias venir a Roma -le propongo y ella al instante niega con la cabeza. -Podria ser muy divertido.

-Podria, pero no creo que sea una excelente idea -dice y se acerca a mi, sus labios quedan a centímetros de los míos. -Nunca viajaría acompañada, además, tengo asuntos aquí.

-¿Cómo cuáles? -le digo antes de besarla.

-Asuntos y asuntos -dice riendo cuando la jalo de la cintura y la coloco sobre mi. -Asuntos muy importantes, señor Bradamanti.

-No suena muy buena razón para mi -le digo besando su cuello y bajando a su clavícula. -Una razón válida, dame una buena razón para que no vengas por unas días apasionantes en Roma conmigo.

-No me amas -dice ella besando mi cuello y después mi mejilla. -Asi como yo tampoco lo hago, Roma es romance y amantes, temo que solo somos amantes y me gusta.

-¿Y no te molesta la falta de romance? -la veo fijo y su postura despreocupada me asusta un poco.

-No, Luka -dice y me quita las sobras del cigarrillo que sostengo. -No soy una mujer de romance, me gustan más las emociones y el sexo.

Niego con la cabeza y la beso de nuevo, ella apaga el cigarrillo sobre mi mesa de noche dejando una pequeña marca, sus manos se posan sobre mi pecho y mis manos la toman de la cadera, la muevo sobre la mía y al instante ella gime al sentir de nuevo la piel contra piel, sus manos bajan por mi pecho y se aferran a mi cintura.

Antes de volver a mover su cadera contra la mía, la puerta de mi habitación se abre, Zinerva se recuesta sobre mi y tapa su rostro con una mano, veo a la persona que entro y veo a mi padre con una mala cara, mierda, mierda. Se suponía que estaría en la ciudad haciendo lo que sea que tenía que hacer junto a Enzo, una regla muy importante en casa, cerrar la puerta con seguro cuando invitemos mujeres o mejor aún, no traer a ninguna que vaya a meterse en nuestra cama.

Mi padre a pesar de tener muchos años soltero no ha dejado atrás sus actividades sexuales, aun es un hombre atractivo, el cabello negro y su altura son muy imponentes, así como sus ojos grises, pero siempre fuera de casa, al igual que Enzo, toda chica que he conocido han sido novias formales, así como las mías, ninguna conoce mi habitación, a excepción de Zinerva y Gianna.

-Te esperamos abajo -dice mi padre antes de cerrar la puerta.

Zinerva se ríe sobre mi pecho y su rostro está sonrojado, me río con ella, ya que es lo único que queda, una risa es buena en tiempos oscuros.

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