MEAN WHILE

Los amantes son secretos por una razón

Ser amante de alguien es realmente sorpresivo, no te das cuenta en realidad cuando comienza, un coqueteo inocente, una mirada simple o una sencilla  caricia cambian totalmente la relación entre dos personas, que de una forma u otra, sienten una atracción injustificable, totalmente fuera de la razón, pero así es la pasión, te lleva sin camino o consecuencia, simplemente, fluyes de una manera diferente, pero vivida.

Elena, a quien no considero recepcionista más, pasa parte de su día de trabajo en mi habitación de hotel. Es raro, realmente es muy extraño tener a una mujer divina en mi cama, es suficientemente bueno para ser real, no entiendo realmente porque ella arriesgaría su trabajo por unas horas de placer, sin embargo no me preocupo mucho por ello.

Me levanto por la madrugada, solo y con la habitación hecho un desastre, Elena se ha ido, lo que me parece bien, ya que aun no asumo la partida de Gianna y Santino, al parecer se detendrán en París unas semanas. Yo a decir verdad, estoy disfrutando de la compañía de Elena como para dejarla pasar, por lo que dejaré París a un lado y me concentrare en arreglar mi nuevo apartamento como excusa para quedarme por más tiempo al lado de Elena.

Me doy un baño y una vez vestido, enciendo un cigarrillo mientras reacomodo todo en la habitación y pienso en la posible decoración de mi apartamento, tal vez una opinión femenina sea buena idea. Bajo por las escaleras del hotel y me parece una mañana fresca y perfecta para ir de compras, pero en la búsqueda de Elena fracaso rotundamente.

Un poco resignado, me dirijo a la oficina de mi único amigo aquí en Roma, por lo que me parece una idea genial, un café después de unos días seria bueno.

Camino por la ciudad por bastante tiempo, fumo y medito un poco en llamar a casa, pero por una razón, no me atrae mi hogar hoy, hoy quiero parecer un individuo, alguien que no es hijo, hermano y amigo, quiero sentirme solo un momento para apreciar a las personas en mi vida.

Al llegar a la oficina de Niccolo, lo veo hablar con otro hombre, de nuestra edad y de piel morena, aunque muy bien parecido, pero por la cara de mi amigo, no es una persona muy amable.

—Hola Luka —dice Niccolo un poco aliviado. —Te presento a Mateo, un socio mio.

—Más que socios, somos amigos —dice el hombre dandome la mano, saludo que respondo. —Un placer.

—Igualmente —digo sin saber que hacer. —¿El café sigue en pie?

—Lo sigue, por supuesto —dice Niccolo aún más aliviado. —Dejó unos papeles y regreso.

—Oh un café suena bien —dice Mateo sonriente. —¿Puedo acompañarlos?

—Por supuesto —dice Nicco antes de irse, pero dudo que lo diga con sinceridad.

Me quedo unos segundos en silencio con Mateo, él cual me evalúa y con razón, no uso precisamente un traje como ellos, sino pantalones y chaqueta de cuero marrón, olor a cigarrillos y probablemente el cabello por las orejas no haga una buena combinación con un abogado, pero aun no estoy listo para la moda oficinista.

—¿Conoces a Niccolo de hace mucho?—pregunta después de su evaluación.

—Unos años —me limito a decir, no sé que tanto quiera mi amigo que se sepa de nuestra relación.

—Ya, es que Niccolo es algo callado —dice él con una sonrisa pedante. —En la escuela lo era.

—Él toma verdadera seriedad cuando algo le importa.

El amigo o más bien, conocido de Niccolo, parece verdaderamente interesado en él, pero procuro no meterme en ello. Mi amigo regresa y subimos a su auto, con la compañía de Mateo, que es callado o hace comentarios pertinentes del clima y autos.