Por alguna parte de Roma hay un pequeño

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Llego a un hotel de lujo en donde Santino se hospeda junto a Gianna, ella parece muy relajada y feliz cuando los alcanzo, y eso es suficiente para mi, para saber que ella está segura y su corazón igual.

Esa mañana salimos del hotel y vamos a un pequeño restaurante a desayunar, Santino apesar de que trata de evitarlo, su celular suena como loco y me parece que hoy solo seremos Gianna y yo. Acompañamos a Santino de regreso al hotel y nosotros nos proponemos a pasar una tarde agradable, Gianna y yo comenzamos a caminar sin un rumbo fijo, simplemente caminamos.

-Ha estado un poco preocupado -dice Gianna una vez estamos alejados del hotel. -Sus negocios nuevos lo han tenido un poco ocupado de mente.

-¿Te ha hecho algún desplante?

-No es necesario, sabe perfectamente que comprendo que este trabajando, así como él conmigo -dice encogiendose de hombros. -Tenemos profesiones que ejercer, no todo puede ser la vida de pareja perfecta.

-Vaya, no creí que fuera una sabia en ese tema.

-No lo soy.

-Hemos cambiado mucho, han pasado dos meses lejos de casa -digo un poco triste -Aun no he llamado a casa, tal vez sea muy conveniente hacerlo.

-Ya lo creo -dice ella un poco distraída. -No deberías dejar pasar esa oportunidad.

-Lo dices muy segura, ¿has hablado tú a casa?

-No, pero debería -dice y sus ojos se desvían de los míos. -Nunca se sabe.

-Me parece que sabes cosas que yo no -le digo sentándome en una banca. -¿Haz hablándo con mi familia?

-Ayer estuve hablando con Enzo un poco -dice ella viéndome de pie. -Todo esta bien, aunque quieren que llames.

-Lo haré -digo un poco molesto por una razón y prendo un cigarrillo. -Es solo que, estar lejos un tiempo me hace creer que no tengo un lugar al que realmente pertenezca.

-No entiendo eso -dice ella viéndome fijo y niega con la cabeza. -Nunca haz sido inseguro con tu familia.

-Y no lo soy, pero creo que debo saber a estar solo sin sentirme de esa manera.

-Jamás estarás solo, es un poco raro que diga esto, pero siempre me tendrás, te amo.

-Y yo a ti, Gianna -le digo tomando su mano. -Y sé que tal vez es una fase tonta, pero debo superarla.

-Y el primer paso es, hablar a casa.

-Prometo que lo haré.

-Y también deja de fumar.

Apago el cigarrillo a medio terminar y ella se sienta a mi lado, permanecemos unos minutos en silencio viendo pasar a las personas, no nos preocupamos realmente por nada, solo disfrutamos de nuestra compañía en silencio y es pacífico hacerlo. Gianna acomoda su cabeza en mi hombro y yo la abrazo, juntando su cuerpo más al mío, su aroma fresco llena mi nariz y me doy cuenta que ella suspira varias veces.

-¿Crees que Santino en verdad me ame? -pregunta sin moverse y viendo fijo al frente. -Quiero decir, realmente amarme, lo suficiente para verme feliz con alguien más.

-Lo creo -digo sin dudar, lo único bueno en Santino, es el amor que siente por mi pequeña Gian. -¿Por qué la pregunta?.

-He estado dudando un poco de lo que siente por mi, no porque no lo demuestre, sino, que siento que ya se ha aburrido de mi.

-Nadie se aburriría de ti, preciosa -beso su cabello y tomo su mano. -Santino te ama, no entiendo las dudas, pero no deberías sentirlas.

-Lo sé -dice y niega con la cabeza antes de separarse de mi. -Vayamos por un postre.

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