Tom Riddle x Draco Malfoy.
Estos One-Shots se tratan de estos chicos como pareja.
Mi Draco siempre es el pasivo y es una pequeña bolita dulce andante (solo con los que ama) asique si no te gusta no vengas a criticar, gracias.
Espero le den una opo...
A Draco le gusta comprar ropa, de todas formas, colores, texturas, cortes, etc. A Draco le gusta comprar ropa.
A Draco también le gusta cambiarse cada vez que puede, para el desayuno, el almuerzo, la hora del té y la cena, ni una sola vez lo verás en el almuerzo con el mismo atuendo que usó en el desayuno, ni tampoco en la cena con mismo que usó a la hora del té.
A Draco le gusta usar toda clase de ropa y accesorios, sin ningún tipo de clasificación o estereotipos. Eso sí, nada de estampados, eso no es para un Malfoy, aunque ahora sea un Riddle legalmente.
Y por último, lo que más le gusta a Draco, es usar minifaldas, sí, esos pequeños trozos de tela que usan normalmente las señoritas cuando quieren verse bonitas o impresionar. Draco también las usa para verse bonito, aunque no las necesita porque él realmente lo es, y también las usa para impresionar; aunque solamente a Tom, claro está, solo a él.
Pero a Draco le gusta más usar minifaldas para conseguir una reacción del tan aclamado, respetado y completamente sexy, Tom Riddle, una sola reacción en particular. Algo de lo que el susodicho está al tanto, no es que el chico rubio pudiese ocultarle algo, pero que no puede impedir.
Tampoco es como si Tom se quejara o molestara realmente, o por lo menos, no tanto.
No puede evitar esos sentimientos de celos y posesividad que siente atorandosele en la garganta e impidiendo que le llegue el oxígeno al cerebro, y por ende, no pueda hacer más que gruñir, maldecir y hechizar a todo aquel que se atreva a mirar a Draco un poquito de más o quieran sobrepasar los límites.
Los límites que solo Tom sabe, pero que todos deberían respetar si no quieren ser víctimas de su temperamento.
Pero hoy, hoy su pequeño y rubio príncipe parece estar queriendo alterarle de más los nervios, no es como si necesitase mucho para que eso suceda, pero Tom suele invertir un poco más de paciencia en Draco, siempre teniendo en cuenta lo tan malditamente sensible y orgulloso que es el rubio. Prefiere obligarse a ser un poco más paciente que luego tener a Draco ignorandolo quién sabe cuánto tiempo.
Esta noche, Draco está usando una de las tantas minifaldas que se acumulan en los clóset de ambos porque el niño mimado necesita más espacio para toda su ropa. Y él está bien con eso, le encanta ver la ropa pequeña, fina y en su gran mayoría de colores pasteles, de su rubito entre las suyas más grandes y todas de tonalidades oscuras. Le hace saber que Draco es suyo, su esposo, que está casado con él y es absolutamente todo para él.
El dichoso trozo de tela que apenas cubre el pomposo y firme trasero del excéntrico y resaltante rubio, tiene a todo el salón de eventos del ministerio atentos a él. La lujuria, el hambre o el disgusto en gran parte de los presentes; las dos primeras emociones siendo las que más abundan. Ya sean hombres o mujeres, se ve tan claro como el agua. Y eso tiene a Tom tan irritado y furioso como uno se lo puede imaginar.
Él realmente lo está intentando, lo está haciendo, con mucha fuerza de voluntad, por Draco, porque sabe cuánto el rubio estaba esperando este evento, pero la magia densa y oscura que se está arremolinando sobre las cabezas de los sangre pura y algún que otro mestizo, los está poniendo a todos nerviosos, a todos menos al mago pálido que se mueve por el gran salón con una hermosa sonrisa en su precioso rostro iluminado con un poco de gliter que le había visto a una niña mestiza en una de sus tantas salidas al callejón diagon y a Draco le había fascinado. Tom se había visto obligado a escuchar como por media hora a la niña tartamudear las respuestas a las preguntas de su marido.
Si alguna vez le preguntan al Riddle si había valido la pena su tiempo desperdiciado, él no lo admitirá en voz alta, pero pensará que valió cada segundo.
Draco hoy se veía tan absolutamente hermoso y comestible que lo único que Tom quería hacer era taparlo y esconderlo bajo la túnica oscura que él llevaba puesta, aunque el rubio quisiera matarlo después.
Asique tratando de dejar de lado sus pensamientos de muerte, comenzó a caminar en dirección a donde Draco se había parado, bebiendo de una copa de champán con la hija menor de los Greengrass, quien miraba al rubio como si fuese un dios todo poderoso (porque lo es, cariño, lo es), se acercó pisando fuerte sin poder evitarlo, mientras la gente a su alrededor se movía bastante asustada y no queriendo sufrir la ira del próximo ministro.
La niña Greengrass, Astoria, si no recuerda mal, lo vió antes que Draco e inmediatamente la pobre chica parecía querer salir corriendo. Eso divirtió un poco a Tom, aunque no tanto como para quitarle el malhumor que llevaba encima. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Draco por fin parecía haber notado su presencia y así poniendo toda su atención en el hombre pelinegro y dándole una dulce sonrisa con dientes y todo que iluminó más su jodida carita preciosa.
El Riddle suspiró agotado ya de sus malditos sentimientos intensos cuando se trataba del mago rubio.
Pasó un brazo por la delgada cintura de Draco, acercándolo a él posesivamente y tapando con éxito la parte trasera de la minifalda con su túnica sin ser tan terriblemente obvio. No es que le importe que los demás se dieran cuenta, pero no quería darle mas material para burlarse de él a Draco. Porque, oh sí, se va a burlar con tanto gozo.
Fijó su mirada matadora de ojos rojos en unos cuantos valientes o idiotas, quién sabe, que tenían la audacia de seguir mirando a Su Príncipe como si Tom no estuviese allí y memorizo algunos rostros. Más tarde los usaría para desquitar su frustración contenida.
Afirmando su agarre en las estrechas caderas del rubito, y sin darle oportunidad de protestar o siquiera asimilar sus palabras, dijo con voz contenida;
—Nos vamos a casa ahora, príncipe—.
Y así los apareció dejando a Astoria Greengrass desconcertada y temblando como una hoja por la fuerza de la magia de Riddle tan cerca suyo.
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Luego de reclamar a Draco tantas veces como sus celos, posesividad y lívido se lo permitieron, se acomodó en la mullida almohada con el hombre más pequeño entre sus brazos desnudos y suspiró satisfecho.
—Entonces...—. Carraspeo Draco aún con la respiración entrecortada por su reciente ejercicio. —¿Te has enfadado mucho esta noche?—.
Preguntó y se rió burlonamente como si no hubiese sido él quien se llevó las represalias de sus actos. La evidencia estaba marcada en la piel pálida de su cuello, caderas y glúteos, en forma de dedos y grandes chupetones que rápidamente se estaban volviendo de un color morado bastante visibles en esa piel tan clara.
Un gruñido entre divertido y malhumorado retumbó desde el fondo de la garganta del mayor, provocando aún más la risa del rubio. Incluso si la risa se oía con burla y algo maliciosa, Tom aún la encontraba encantadora.
Este niño iba a ser su muerte, Riddle lo tenía muy claro.
The end.
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El Draco cuando Tom los apareció tipo; ¿premio o castigo? ¡El niño con minifalda!
PD; sé que no es Draco, pero no encontré otra y yo soy horrible en el dibujo.
Sorry not sorry, tengo algo con que Tom sea el ministro de magia.