I love you

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Contexto: Tom se enoja con Draco y su magia se altera al igual que él.
Porque es un dramático histérico.

Camila.

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Draco suelta un largo suspiro cansado y se frota la cien mientras mira todo el desastre que había hecho su prometido, Tom.

La pequeña mesa de vidrio altamente valiosa que había traído desde Francia, una reliquia familiar, al igual que algunos adornos y jarrones de porcelana cara y antigua, completamente destruidos y esparcidos por todo el salón de té. El hermoso y elegante papel tapiz que Draco se había tomado el trabajo de elegir cuando se mudaron y re decoro la Villa, parecían querer despegarse de su lugar y lo que no, se veía manchado de los restos de té que había estado tomando antes del arrebato de magia de Tom, y algún que otro vidrio incrustado. Lo único que se había salvado de su tan querido salón de té, es el sillón individual del que no se había movido durante el espectáculo.

Y después el exagerado y dramático es él.

Bueno. Draco sabía que se lo merecía.

Había estado intentando provocar la poca paciencia de Tom hacia ya tres días. Se va a casar con el Riddle en unos pocos meses y quería saber que tan grave sería su enojo. Jamás creyó que podría ser tan explosivo.

No es que hiciera alguna diferencia, se va a casar con Tom Riddle de todas formas.

A pesar de eso, le asombró darse cuenta de que incluso nublado por el enojo, Tom había conjurado un hechizo protector para él.

Claramente aún le faltaba conocer algunas facetas sobre su futuro esposo.

Volviendo al salón de té, el rubio arrastró los ojos por el suelo con los restos de la mesa familiar de los Black, y volvió a exhalar otro suspiro cuando se encontró con los hermosos y oscuros ojos de Tom, que lo observan molestos.

Pese a que el mayor se veía como si se estuviera reprimiendo en lanzarle un crucio, Draco no evitó la sonrisa que comenzó a abrirse paso en su rostro.

—Salazar, Marvolo, te amo—. Soltó de repente.

La firmeza y el cariño desbordando en su tono de voz.

Draco vio como Tom se congelaba en su lugar y la boca le caía entreabierta, viéndose desubicado y completamente sorprendido. Era obvio que no esperaba tal declaración.

Si es sincero, ni el propio Draco esperaba que aquello saliera de su boca.

Ahora que la suerte lo acompañe, pero no podía retractarse.

Cuando tuviera tiempo marcaría este día en el calendario como el día en que Draco Malfoy dejó mudo al gran, perfecto y siempre sé que decir Tom Riddle.

Los duros y fulminantes ojos parecieron suavizarse levemente, pero aún lo observaban con evidente desconcierto.

Y el mago rubio comenzaba a sentir la ansiedad subiendo por sus terminaciones nerviosas.
Abrió la boca con la intención de hablar cuando el silencio se hizo demasiado ruidoso, pero su voz parecía no querer colaborar y podía sentir cada vez más el aumento de su ritmo cardíaco.

Sabía que no debía precipitarse, que fue una clara sorpresa escucharlo decir que lo ama, pero habían pasado unos largos minutos y Tom aún no hacía ni decía nada, y él tenía unas inmensas ganas de echarse a llorar.

—Príncipe...—. El susurro del mayor se escuchó fuerte, asustando al menor entrando en pánico.

Draco no noto que había bajado la cabeza y había comenzado a llorar en silencio, hasta que Tom se arrodilló enfrente suyo y le alzó el rostro mientras con los pulgares limpiaba las lágrimas en sus mejillas.

Aunque en vano, porque las traidoras seguían bajando sin su consentimiento.

—Draco, ¿por qué lloras?—. Cuestionó buscando su mirada gris, y el rubio que no sentía la fuerza para luchar y apartarla, lo dejó, encontrándose. —Oh, te arrepentiste—.

Por un momento, en el que el gris vulnerable y el suave marrón oscuro se observaban, Draco pudo advertir la duda y la decepción brillando fugazmente allí.

—¿Q-qué?—. El susurro quebrado mientras su cerebro trataba de procesar las palabras dichas y las emociones que vio en el rostro de Tom.

Las grandes manos, dos tonos más oscuras que la palidez del rostro que aún sostenía y acariciaba, se detuvieron y trataron de alejarse, pero Draco no las dejó, tomándolas entre las suyas más pequeñas y delicadas.

—¡No!—. Exclamó despabilando. —No me arrepentí—. Aclaró apresurado cuando el Riddle levantó ambas cejas. —Yo, yo... te amo. No me arrepentí—.

Aunque la voz le tembló ligeramente, la declaración volvió a salir cargada del mismo sentimiento que la primera vez, y Tom claramente pudo oírlo porque una hermosa sonrisa apareció en el escultural rostro.

—Me hace feliz saber eso, príncipe—. Confesó dejando un casto beso en la diminuta nariz del rubio.

Y Draco no necesitaba escucharlo decir que lo ama de vuelta, sabía que el sentimiento sería correspondido en algún momento.

Después de todo, se van a casar en unos pocos meses.

The end.

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El Draco: reiniciando Windows.

¡Espero que hayan disfrutado el cap. gente bonita!

Muchos besitos.

Camila.

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