Dratom

Puras ordenes

Una comunidad mágica un tanto moderna. Levemente. Los magos usan un Magic-phone (sí, yo sé que es un nombre terrible, pero no pude pensar en nada más), que básicamente es un teléfono en el que únicamente se pueden hacer videollamadas. 

Eso es todo, ¡que disfruten!

■■■■■■■■■

Tom Riddle estaba en su despacho de la mansión Riddle, terminando de firmar unos documentos sobre la legalización de penalizar o multar a los hijos de muggles que se haya dejado entrar al mundo mágico con la condición de no interferir en la vida de los Sangre Pura o tratar de imponer la cultura muggle sobre la mágica, y no esté cumpliendo con lo acordado.

Hacía 5 años que Tom pudo hacerse un lugar lo suficientemente alto en el ministerio como para considerarse uno de los más poderosos, respetados y con tantas bóvedas repletas de galeones que apenas podrían ser contadas, llegando al puesto que ocupa en la actualidad de formas bastantes cuestionables, pero que nadie ademas de los que manipuló y utilizó a su antojo para llegar allí tendrían que saber. Los cuales quedarían como unos completos imbéciles delante de los demás Sangre Pura si se atrevían a hablar o tenían algún que otro favor algo oscuro que pagarle a Tom.

Entre ellos, el bastardo y arrogante, Lucius Malfoy. El cual las únicas cosas buenas que hizo en su insignificante vida es haberse casado con una de las hermanas Black, Narcissa; algo de lo que Tom estaba seguro, fue un matrimonio por contrato y concertado por Abraxas Malfoy, padre de Lucius. Y el precioso niño rubio que tuvo con la ex-Black. Draco Malfoy, el jovencito parecía un ángel caído del cielo, con su cabello rubio platinado, piel blanca lechosa que parece ser suave al tacto, impresionantes ojos grises que con la luz correcta se podrían comparar con la plata líquida y cubiertos por espesas y largas pestañas igual de pálidas que su cabello, con su cuerpecito ágil y pequeño; y con una personalidad tan exquisitamente dulce y poderosa. Sí, Tomcito le prestó un poquitin de atención a Draco.

El niño es todo lo que un hombre, mujer o cualquier otra definición que prefiera una persona, podría querer en su futuro cónyuge/esposo.

Y Tom no era la excepción. 

Riddle recuerda haber estado peligrosamente enfurecido cuando escuchó de la boca de Colagusano, un hombrecillo rechoncho y patético que se desvive por complacerlo, el como el snob tarado de Lucius había hecho correr la voz de que estaba haciendo contratos matrimoniales para su "bonito y aún puro hijo", al que ofertara más galeones. Lo estaba vendiendo como si fuese su mejor mercancía y no un niño de su propia sangre.

Tom también recuerda haberse aparecido en la Mansión Malfoy apenas Colagusano se había retirado de su propiedad y cuando el desagradable mago mayor salió a recibirlo con su altivez más falsa que su cabello largo y pavoneándose como los tontos pájaros que el hombre colecciona en su jardín, no dejó que emitiera un solo sonido y lo crucio tanto que el Malfoy se había meado en sus propios pantalones. Cuando su ira bajó a la molestia, Riddle los apareció en uno de los baños y dejó caer sin delicadeza al mago rubio en una tina llena de agua helada para no tener que sentir el repugnante hedor de la orina del cobarde, y no lo dejó salir de allí hasta que lo vio tiritar de frío y le dejó bien claro que Draco es suyo y nadie más que el mismo Tom podría casarse con él. Ni por todos los galeones del jodido mundo mágico.

Cuando Riddle bajó de nuevo a la planta baja para retirarse a su propia Mansión, y sintiéndose enormemente satisfecho, se encontró con la hermosa sonrisa toda dientes blancos, acompañada de mejillas coloreadas de rosa y ojos grises brillantes dirigidos a su persona, de Draco Malfoy. Y allí, Tom terminó de convencerse que había hecho lo correcto. No es como si en algún momento se hubiese arrepentido de todas formas.