Dratom

Mami, Padre

Tom y Draco llevan años de casados, y aunque el Malfoy tiene a Tom y está feliz de amar a ese hermoso hombre, quiere a alguien más en quién verter todo su intenso cariño.

Específicamente, un hijx.

Se lo comentó al pelinegro y aunque el mismo lo miró con esos hipnóticos ojos carmesí como si hubiese perdido la cabeza, sus palabras dijeron otra cosa.

-Si quieres un bebé, te conseguiré un bebé, príncipe-. Declaró.

-No quiero un bebé griton y cochino,
quiero una niña, una niña como tú como yo, de unos 10 años en adelante-.

La brillante sonrisa en el rostro del rubiecito te hacia querer conseguirle hasta la luna.

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-Venus, es hora de despertar. Draco ha dicho que querías ir al ministerio, y él se está vistiendo aún-.

Tom entró sin tocar y ya hablando a la habitación de la niña que desde hace un año lleva el apellido Malfoy-Riddle por simple capricho de su rubio príncipe.

Draco había enviado a Tom a despertar a la pequeña cosa agotadora y llena de energía, mientras el rubio se curaba las marcas de mordidas y besos lo suficientemente duros como para dejar algunos morados, que había hecho esa mañana nublado por el deseo de la piel pálida, suave y tentadora de su esposo.

La mocosa le gruñó algo inteligible en voz baja y se removió bajo las sábanas, acorrucándose un poco más.

Tom suspiró exasperado.

Draco les recordaba cada vez que podía que Venus es "maravillosamente parecida" a Tom, físicamente, claro está, con su cabello negro y unos ligeros bucles, con sus intensos ojos carmesí cubiertos de espesas pestañas oscuras y su complexión levemente más fuerte y alta para niños y niñas de su edad. Incluso parecía que en unos pocos meses más podría pasar en altura a Draco. Pero el cabeza de la familia Riddle no puede dejar de ver cada acción o gesto inconsciente que hace la niña idénticos a los de su rubito; como por ejemplo, esa preciosa y tierna carita de cachorrito regañado que ambos hacen cuando quieren algo. Expresión que Venus copió a Draco cuando lo vio intentando manipular a Tom para que lo acompañe a comprar la nueva ropa de temporada. O esas sonrisas y risitas fáciles que ambos regalan a todo aquel que creen lo merecen. O, esa personalidad tan sensible, arrogante, dulce y tremendamente enérgica que agotaba y volvía loco al Riddle mayor en pocas horas.

Era un hecho de que la adopción de sangre, un ritual y hechizo bastante oscuro que Tom había leído en uno de los tantos libros de la Mansión Riddle, había funcionado a la perfección.

La niña era un mini clon de él y la personalidad de su Draco.

-Sólo 5 minutos más, padre-. Se quejó con voz adormilada, pero luego de unos segundos se sentó bruscamente en el colchón. -Yo-yo, digo... lo si-ento- Tartamudeo la pelinegra viéndose algo asustada.

Por otro lado, Riddle se había quedado paralizado en su lugar. No esperaba para nada eso. A ver, estaba seguro de que en algún momento Venus iba a decírselo, Draco lo había amenazado con dejar de tener sexo con él si esperaba que su hija, la hija de ambos, no lo llamaría papá o padre algún día, y maldita sea Merlín si a él no le importaría hasta matar a un muggle, mago, animal o criatura sólo porque su pequeño príncipe se lo pedía. Ni siquiera hacía falta la "amenaza".

¡Pero la niña lo había tomado desprevenido!

El silencio en la habitación perduró unos intensos minutos hasta que vio los ojos de Venus llenarse de lágrimas terriblemente rápido.

-¡Mierda! No, no llores, niña-. Tom se apresuró a acercarse a la gran cama donde la pelinegra se había cubierto el rostro con ambas manos y sollozaba cada pocos segundos.