✔ 𝗕𝗔𝗗 𝗥𝗢𝗠𝗔𝗡𝗖𝗘 ━━━━ Zemo

[7] Suero del súper soldado

A la mañana siguiente los cuatro fueron a la dirección en donde Sharon les había señalado, estaban en un centro de carga y a Wendy no le parecia del todo seguro, después de todo lo que ha pasado tenia ese instinto que la hacia desconfiar de lugares nuevos y solitarios, sin mencionar que su mente se mantenía alerta diariamente.

—Oye Sharon ¿segura de que este es el lugar? Esta completamente vacío— habló Sam por el comunicador mientras entraban a la gran caja.

Carter los acompañó pero ellos debían entrar solos ya que se suponía que era un lugar exclusivo.

—Si, debería serlo— respondió la rubia.

Zemo prendió la linterna para ver mejor, llegó hasta el fondo y se recargo ligeramente haciendo que se abriera llevandolos a una escalera oculta.

El primero en cruzar fue Sam seguido de Zemo, Bucky y Wendy iban a lo ultimo preparados por cualquier cosa.

Las escaleras los llevaron a un laboratorio en donde sonaba música en un volumen bajo, como para que una sola persona la escucharse, buscaron con la mirada al hombre hasta que lo encontraron.

—¿Doctor Nagel?— preguntó Sam.

—¿Quienes son y que quieren?— contestó a la defensiva y desconfiado girando sobre sus talones para encarar a los intrusos.

—¿Recreaste el suero del súper soldado no?— volvió a preguntar Sam de forma directa.

—Largense de mi laboratorio— el doctor caminó hasta llegar con Bucky que al verlo su cuerpo se tensó.

—¿Lo reconoce no?— cuestionó Wendy con severidad apuntandole con su arco.

—Él es el barón zemo— exclamó Sam tomando al doctor del brazo y señalando a Helmut con la mirada —¿Tambien has oido de él cierto?

La mirada del doctor fue a dar en el hombre con el abrigo para despues posarse en Wendy, la castaña se maldijo internamente, ya lo había visto antes cuando trabajaba en Hydra y si la delataba se iría a la mierda.

Sam trató de someterlo cuando la voz de Sharon advirtiendoles sobre que llegaron más personas los interrumpió.

—Todos los casarecompensas están aquí, salgan— advirtió de la forma más tranquila y serena que pudo pero estaba todo lo contrario.

Fue ignorada, saldrían hasta que consiguieran lo que habían buscado, definitivamente irse con las manos vacías no era una opción fiable.

Bucky disparó el arma a un costado sólo para que el doctor cediera y lo logró ya que se llevó un buen susto.

—Entré al programa del soldado del invierno a seguir el trabajo después del fracaso de los sujetos de prueba en siberia— explicó.

Siguió hablando mientras Sharon mataba a los hombres que iban por ellos y Zemo recorría el laboratorio con sutileza.

Había elaborado veinte dosis y la chica que buscaban llamada Karli las había robado todas obviamente no para darles un muy buen uso.

—¿Ahora que?— preguntó Bucky por el auricular al escuchar la voz alterada de Sharon.

Pero la rubia ya había entrado corriendo
—Enserio, ya no hay tiempo— insistió.

Apenas iban a tomar la decisión para su siguiente acto cuando Zemo sacó una pistola y le disparó al doctor, Sam rapidamente se abalanzó a él para inmovilizarlo y Sharon le quitó el arma.

—¿Pero que hiciste?— preguntó Wendy viendo que el doctor ya estaba muerto.

De pronto todo explotó haciendo que los presentes se golpearan con el suelo.

El barón se logró recuperar rápido y buscó a la chica con la mirada, sentía que su corazón latía al mil por hora ya que ella estaba un poco más cerca de la exploción, el alma le volvió al cuerpo cuando la vio que apenas se estaba incorporando.
Detestaba tener que volver a sentir esa sensación pero a la vez era fantástico.

—Levantate, tenemos que irnos— Zemo tomó a Wendy de la cintura para ayudarla a pararse más rápido y salieron corriendo al ver que por el contenido de las botellas y el tanque de gas explotarían todo a causa del fuego.

La castaña iba aturdida así que no se dio cuenta que habían dejado a Sam, Bucky y Sharon, solo se dejaba guiar por el barón.

Cuando escucharon una explosión proveniente del laboratorio Wendy reaccionó eh iba a regresar corriendo con el corazón latiendo a casi salirse del pecho pero Zemo la detuvo tomándola con firmeza de la mano.

—Si queremos ayudarlos tienes que venir conmigo— exclamó con determinacion el barón mientras la tomaba de las mejillas con ambas manos para verla directo a los ojos.

Para ella el mundo se detuvo en ese instante, todo se fue a la mierda ya que al ver los hermosos y cansados ojos de Zemo hizo que suspiros salieron por si solos de su boca, mierda, Wendy ya había caído ante él sin pensarlo dos veces.

Al volver a la realidad asintió frenéticamente y Zemo sonrió de lado.

Sam y Bucky habian logrado salir a tiempo y ambos buscaban a su amiga cuando vieron a hombres llegar con armas, abrieron fuego entre ambos bandos hasta que las balas se les acabaron y más hombres para matarlos llegaban.

Wendy y Zemo estaban por arriba de una de las cajas de carga, él disparó al tanque de gas haciendo que explotara deshaciendose de varios de sus atacantes.

Wendy bajó de un brinco y comenzó a disparar flechas a sus asesinos junto a Zemo.

—¡¿Desde cuando ellos dos son tan unidos?!— preguntó Sam al ver la coordinación de ambos.

La chica Barton había acabado con cualquiera que se cruzara frente a ella pero llegó un momento de descuido en el que uno restante se encontraba detrás de ella listo para matarla y lo hubiera hecho de no ser porqué Zemo la salvó matando a su atacante de un simple disparo.

En cuanto tuvieron la oportunidad perfecta para escapar Sharon, Bucky y Sam salieron corriendo en dirección contraria de los disparos.

Wendy tomó tres flechas y las lanzó con su arco a los tres hombres que iban hacia ellos.

Una vez que ya estaban solo Barton y Zemo corrieron en busca de sus amigos hasta que llegaron a una caja de carga con un auto lujoso adentro.

Sin dudarlo los dos se subieron, Zemo en el asiento del conductor y Wendy en el del copiloto, después de unos segundos se encontraron con sus tres amigos.

—Vas a volver a la cárcel— advirtió Sam molesto viendo que habia robado el automovil.

—¿Quieres encontrar a Karli o no?— preguntó el barón sabiendo que esa era su mejor ruta de escape, claramente lo necesitaban y nada le aumentaba cierta parte del orgullo.

—Es verdad— apoyó la chica —lo necesitamos, somos tres de nosotros y como veinte de ellos— terminó por decir Wendy abriendo la puerta trasera del auto para que sus amigos subieran.

—Bien— respondió Sam cansado —Pero otra idiotes como esa y...

—Ttanquilo— se vio interrumpido —yo lo vigilo— la castaña aseguró viendo a Zemo con una sonrisa.

—Nada me gustaría más— respondió Zemo devolviéndole la sonrisa de igual forma.

Bucky y Sam se subieron y se sentaron en la parte trasera.

En el trayecto había miradas intercambiadas por el piloto y la copiloto, miradas que no pasaron desapercibidas por Bucky y Sam.