[9] Sentimientos

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Ya era tarde y aunque Wendy moría de hambre también tenia mejores cosas en que pensar, se aseguró que estuviera sola y abrió el portón de la casa para después entrar de puntillas, tratando de hacer el menor ruido posible y dejar el paquete que llevaba en sus manos en el piso.

Se agachó al abririlo dejó ver su contenido eran varias flechas que le había pedido a Clint, flechas especiales para diversas situaciones.
Justo lo que necesitaba.

—Parece que vas a ir a una guerra— la voz de Zemo la asustó, él encontraba recargado en el marco de la puerta observándola con atención.

Se mordio el labio ligeramente al ser descubierta pero seguro no dirá nada —Si son supersoldados ¿debo estar preparada no?

Más tranquila sacó las flechas y se dirigio a la mesa para preparlas y finalmente las dejó al lado de su arco en un banco, hizo todo esto bajo la atenta mirada del barón pero ella se concentraba en su trabajo, era profesional cuando se trataba de cosas como esa. Volvió a acercarse a la caja en donde Clint se las habia enviado y vio una carta, se agacho y la tomó.

Volteó a ver a Zemo y este le hizo una seña invitándola a sentarse en la barra junto a él a lo que ella accedió.

Abrió la carta y la leyó mentalmente, el barón la veia con el rabillo del ojos hasta donde llagaba a leer ya que su curiosidad era inmensa pero últimamente había sido más cuando se trataba de la chica que estaba sentada a su lado.

"Aquí esta lo que me pediste, no sé en que te metiste ahora pero solo quiero que tengas cuidado, no interrumpirás nada si en algo momento necesitas mi ayuda ¿de acuerdo? Te quiero Gretel"

Sonrió radiante ante el apodo ya que aunque no lo aceptara se le rompería el corazón si Clint no llegaba a preocuparse por ella algún día.

Dobló la carta y la guardó en el bolsillo de su pantalón, Zemo se levantó para tomar un frasco con dulces de colores y al volver con ella se lo entregó.

—Delicias turcas— exclamó señalando las golosinas —Irresistibles.

Ella tomó una y le quitó la envoltura para después comerselo, hizo un gesto de asombro al sentir el dulce sabor, una vez que se lo habia acabado tomó otro tres haciendo reir al barón.

—Eran los favoritos de mi hijo....— habló con suavidad.

Wendy se pasó el dulce entero sin ahogarse por la sorpresa y lo miró con tristeza —Lo siento....

Zemo le dedicó una sonrisa débil.

El barón trató de aclarar su mente para pensar en lo que le diría a la chica, diablos, había separado a los vengadores y ahora que quería hablar con ella no sabia exactamente que decir hasta que las palabras comenzaron a salir por cuenta propia.

—Cuando me quedé solo sentía que el mundo se me venia encima— la chica le prestó atención a sus palabras —Perdí a mi familia y esa pizca de felicidad se fue con ellos, creí que jamás volvería a sentir algo que no sea furia pero ahora.... Ahora puedo hablar de esto con alguien.

Y así era, con nadie había hablado sobre esto antes, aveces le era complicado expresarse con alguien, incluso con su terapeuta era de pocas palabras pero ahora que había soltado lo que tenia para decir se sentía ligeramente mejor, Wendy tomó su mano en señal de apoyo y él la apretó con suavidad.

Los sentimientos que el creía muertos renacian cuál cenizas de fénix después de su muerte.

Wendy sentía su corazón estrujarse al verlo así, débil y con la mirada triste.

—Gracias por haber confiado en mí para hablar sobre esto— respondió con sinceridad.

Sus corazones latian constantemente hasta que se sincronizaron y sentían que el mundo a su alrededor se había detenido dejándolos solos, solo estaban ellos dos.

Solos para expresarse, hablar de sus sentimientos y miedos en su máximo esplendor.
Wendy tomó un impulso para abrirse de igual forma, lo iba a hacer como nunca antes lo había hecho.

—Yo no tengo a nadie....— comenzó —Es decir si, tengo a mi hermano pero aún así me siento sola, él tiene a su familia y yo un departamento en el que llego cada noche después de haber terminado un dia cualquiera.

—¿Como fue que te metiste a Hydra?— preguntó Zemo con delicadeza, si, confiaba en ella pero quería saber más.

—Los vengadores habían perdido y la mitad de la población había desaparecido— explicó tratando de ocultar el dolor en su voz al recordar aquellos horribles días
—Intente contactar a Clint, lo busqué hasta que lo encontré siendo otra persona.... Buscaba venganza y aunque traté de detenerlo no pude.

Zemo escuchaba con atención.

—Lo que estaba haciendo iba a hacer que lo mataran así que no tuve otra opción mas que recurrir a Hydra, unirme a ellos a cambio de su protección, me entrenaron durante cinco años para ser una de sus mejores agentes hasta que de nuevo todos volvieron y me salí de ese circulo vicioso— la mirada de Zemo quería saber como a lo que respondió —Hice un trato, el silencio a cambio de mi libertad.

Wendy Barton tenía una reputación que mantener y no podia mancharla con decir que había asesinado a gente probablemente inocente con un final trágico a causa de haber descubierto algo que no debían por simple casualidad, ella no diría nada sobre lo que descubrió de la organización a cambio de que la dejaran ir y así fue.

Los hermanos Barton habían hecho una vida completamente diferente a la que tenían durante esos cinco años, la diferencia era que Wendy estaba al tanto y Clint no tenía la menor idea de lo que su hermana había hecho por él.

No sabía que tenían esas delicias turcas, pero hicieron que los corazones de ambos se abrieron dejando ver su verdadero ser, su alma en la mayor pureza y calidez.

—Tu secreto está a salvo conmigo— Zemo le sonrió con delicadeza mientras acariciaba su mejilla y con su pulgar limpiaba una lagrima que corría por la mejilla de Wendy.

Bucky y Sam estaban en la puerta de una de las habitaciones, no habían escuchado nada sobre su platica pero veían la escena frente a ellos y no lo creían, de haber sabido que las cosas tomarían ese rumbo nunca hubieran dejado que Wendy se involucrara.

Sam cerró la puerta y se dirigió a Bucky.

—Ya conozco esa mirada— dijo soltando un suspiro dejando ver su cansansio —será difícil que Zemo vuelva a prisión.

—¿Enserio? No lo había notado— respondió James con sarcasmo.

Dialogar no era una opción ya que su amiga era terca, solo era cuestión de que ella aceptara la realidad y se "rindiera"

Algo difícil para alguien con el apellido Barton.


























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