Un nuevo orden mundial.

Preferatti

Shen

Han pasado tres meses desde la traición de Blake, el guardián del mundo de los humanos. La Alianza, el sello perfecto que mantenía controlados a los espectros, se ha debilitado considerablemente, ahora estos atacan por doquier y en cualquier momento, por lo que jueces, guardianes y aprendices han tenido que trabajar con mucha más constancia y dureza. Asiduamente, se sienten temblores y desastres naturales en cada uno de los reinos; al mismo tiempo se han abierto portales que han traído confusión entre la gente común. Todo esto ha hecho que aumenten las revueltas sociales, pues, al no sentirse segura, la gente exige, y con derecho.

Pero el daño de Blake no sólo afecto la perfecta armonía de los reinos, el propio mundo de los guardianes ha sufrido el golpe más duro en todos los años de su existencia, que, por lo demás, son bastantes. Jamás alguien de sus mismas líneas, un guardián destinado a proteger, había hecho todo lo contrario, traicionando la tradición, las amistades, el honor, todo. Esto generó un ambiente de desconfianza con la organización, había aprendices que ya no confiaban en lo que el Consejo Supremo indicaba, ni mucho menos la misión que estaba en sus manos. A la vez, se crearon nuevos grupos de renegados, además de los Tervegan, por ejemplo, el grupo de Súper, quien según se cuenta, sobrevuela los reinos en un fantástico barco. Tal como señaló Blake antes de esfumarse, difundiría la desconfianza y con ello, los guardianes desaparecerían.

Por todo esto, es que el Consejo Supremo ha decidido realizar un Concilio en el cual participarán los más altos cargos de la organización y los mejores aprendices a guardianes. Este evento se realizará la próxima semana y aún no se ha indicado quiénes son los favorecidos para participar en tan magno evento, en el cual, se rumorea, se plasmarán los nuevos principios y metas de los guardianes; sin contar con que se indicará cómo enfrentar la crisis.

La primera medida que se tomó fue la protección constante a la Torre de las Leyes en Olvacand. Nadie que no estuviese relacionado con los guardianes se le estaba permitido entrar. Ni siquiera los aprendices, a menos que contaran con un permiso especial. Siempre había un grupo alrededor del cristal en el cual Rayén reposaba, protegiendo y velando por su permanencia. Aunque no quisiesen aceptarlo, aquel era el principal pilar que nos quedaba. Todos los días, alguien de su grupo de aprendices iba a visitarla, a veces le hablaban, si no, sólo la observaban. No lo hacían por obligación, en parte se sentían culpables, en parte, les daba fuerzas para seguir adelante.

-¿Qué piensas de todo esto?- le preguntó Damián en una ocasión a Ángel.

-¿Sobre qué?

-Rayén. Crees que la volveremos a ver activa, parlanchina como era.

-Jeje... la extrañas...

-No sé si sea esa la palabra, aunque debo decir que desde que ella partió, no ha habido tantas situaciones graciosas como antes, todo están como decaídos.

-Estamos. No puedes negarlo.

-Sí, pero más que nada es por el futuro, por donde lo vea, no hay una buena salida. Por un lado, puede que ella se quede en ese cristal para toda la eternidad, por otra, que muera antes de que podamos rescatarla.

-¡Damián, desde cuándo tan pesimista! La rescataremos y sacaremos de ese cristal para que volvamos a reír como antes.

-Es que justamente... creo que ese es el problema. No te has dado cuenta, si la rescatamos todos la apuntarán con el dedo, ella posee los poderes de nuestro peor enemigo, de la razón por la cual los guardianes existen. Puede que sea una de sus partes, o bien, una simple copia, no lo tenemos claros, pero sea cual sea, es nuestra adversaria. La utilizarán para hacer experimentos, para ver cómo detener a la verdadera, o la encerrarán y torturarán. No sé qué es mejor, si dejarla ahí o enfrentarla al mundo de los guardianes.