Un nuevo orden mundial.

Rhea, el primer arcángel

Ángel

En el instante en que vi a Blake tocando a mi hermana, me lancé con todas mis fuerzas para atacarle, pero solo bastó su mirada para que me dejara flotando con un fuerte control psíquico. Si bien aún no podía tocarnos, tenía suficiente poder como para poder anularnos con su mente y magia. Luego de mirarme fijamente, sonrió, había leído mi mente.

-¿Quién eres, pequeña muchacha?

-Daniela Winsdor, heredera de Erfeon- le respondió mi hermana sin mostrar un signo de debilidad. -Y te pido que sueltes a mi amiga.

Blake rio irónicamente. Tronó sus dedos y ante nosotros se vio lo que ocurría en el castillo de los Windsor. Mi madre, junto a una cama pues mi padre, el rey Luis, había sido gravemente herido por las explosiones. Entraban y salían guardias pues la revuelta estaba funcionando y acorralaban al ejército. Cuando al fin estuvieron solos los dos, una lanza comenzó a moverse sola y apuntó a mi madre por la espalda sin que esta se diera cuenta.

-Mamá- grité.

-Perdón, qué dijiste- me dijo Blake ante la cara de asombro de Daniela que me miró confundida. -¿Por qué la llamaste así? ¿Nos ocultas algo?-. Claramente su plan era burlarse de mí, de hecho, me descendió lentamente. -¿Qué difícil es detener una guerra?, no es así, y más si te encuentras en otra dimensión.

Siro se lanzó al ataque, no sin antes recalcar la importancia de borrar la memoria para que el enemigo no la utilice en tu contra, sin embargo, Blake pudo esquivarlo sin mostrar una cuota de esfuerzo. Abel disparó sus balas cargadas, pero estas le atravesaron. Damián apareció tras él, pero tuvo la misma suerte que su compañero. Los pequeños demonios cayeron bajo su control mental, obedeciendo sus órdenes sin preguntarse por lo que ocurría. No debemos olvidar que la habilidad más básica de Blake son las psíquicas, especialmente el control mental y las ilusiones. Todos trataban de detenerlos, pero sin hacerles daño, una tarea realmente compleja.

Blake construyó un trono de mármol, igual que el que realizó en la torre de las leyes. Dijo en esa ocasión que en esa ocasión jugaría con nuestros vínculos y sin duda eso se atrevió a hacer en ese momento cuando, sin dejar de mostrar a mi madre amenazada por la lanza, abrió una segunda ilusión con Daniela de pequeña.

-Recuerdo ese momento-, comenzó a decir mi hermana, -ese día ella... por qué no puedo recordarla... sé que había alguien allí.

-Mmm, parece que el polvo plateado está presentando sus fallas. Tú, no te muevas- me dijo amenazándome y la lanza se movió unos centímetros. Luego, la ilusión cambió y el cabello de Daniela se peinaba solo y ella reía locamente de la nada. Se comenzó a preguntar por qué se reía. -Yo podría ayudarte a recordar. Los Tervegan encerraron a los pequeños demonios. Los otros tres comenzaron a pelear con sombras que surgían desde el trono de Blake. Cuatro aprendices a guardián no éramos si quiera capaces de acercarnos a nuestro rival. Daniela seguía impactada y se apretaba la cabeza tratando de recordar. En ocasiones Blake jugaba con las ilusiones y completaba el cuadro poniéndome allí, pero mi hermana lo negaba, no tenía lógica, era imposible, ella era hija única. Sus alas comenzaron a expandir esa aura rosácea poderosa y el lugar brillaba. De la nada comenzaron a crecer bellas flores y los demonios dejaron de estar controlados. Axel y Maia comenzaron a quejarse de dolor en las runas tal como vimos en la torre de las Leyes. -Eso... que es esa extraña energía que emana de ti, pequeña.

-"Silver Warrior"- gritó Siro desde su lugar y con una rapidez sorprendente, logrando esquivar las sombras que lo atacaban y casi alcanzar a Daniela. Su cuerpo su había forrado completamente por una textura plateada. Blake rio y lo felicitó, que sin lugar a duda era el mejor aprendiz de toda la generación. Le dijo que le encantaría ver los cinco modos, mas Siro reaccionó -No es necesario que des información sobre mis habilidades, todo puede ser utilizado en mi contra, no olvides que soy rival con estos otros aprendices...-.